El video publicado por la escudería también deja ver un procedimiento del que Colapinto no había participado hasta ahora en la categoría. Cada vez que tuvo la oportunidad de ser titular en la Fórmula 1, el argentino debió adaptarse a autos diseñados originalmente para otros pilotos.
En Williams, heredó el monoplaza de Logan Sargeant; en Alpine, ocurrió lo mismo con el vehículo que había utilizado Jack Doohan. En ambos casos, el asiento no había sido confeccionado a su medida.
Este detalle, que puede parecer menor para el público general, tiene un impacto determinante en el rendimiento de un piloto de Fórmula 1. Cuando un conductor hereda el asiento de otro, la posición del cuerpo nunca es completamente ideal. Ajustes mínimos, apenas unos milímetros hacia adelante, hacia atrás o más abajo, pueden modificar el centro de gravedad del auto y alterar su comportamiento en curvas rápidas, frenadas exigentes o cambios de dirección bruscos.
Al moldear su propia butaca desde cero, los ingenieros de Alpine pueden ubicar a Colapinto en la posición exacta para optimizar el equilibrio del monoplaza. Esto no solo mejora el balance general del coche, sino que también le permite al piloto tener una percepción más precisa de cada reacción del chasis.
Además, contar con un asiento diseñado específicamente para su contextura física reduce de manera significativa la fatiga durante las carreras.
Hasta ahora, Colapinto debía recurrir a rellenos y adaptaciones para acomodarse a espacios pensados para otros cuerpos. Con una butaca a medida, el soporte lumbar y lateral es perfecto, lo que mejora la estabilidad del piloto dentro del habitáculo y fortalece la conexión sensorial con el auto.
"Algún día...": la promesa de Franco Colapinto que hizo soñar a los hinchas de Boca
El nombre de Franco Colapinto empieza a consolidarse con fuerza en el mundo de la Fórmula 1, pero lejos de Europa, de los circuitos y de la exigencia permanente de la máxima categoría del automovilismo, el joven piloto argentino mantiene intacto un lazo que lo conecta con sus raíces: su amor incondicional por Boca Juniors.
Ese vínculo, construido desde la infancia y reforzado a la distancia, volvió a quedar en evidencia cuando prometió que, si logra subirse por primera vez a un podio en la F1, lo celebrará con un homenaje al club xeneize.
La declaración tuvo lugar durante un evento organizado por uno de sus sponsors, donde Colapinto, de apenas 22 años, se permitió un momento de sinceridad y emoción.
“Yo creo que cuando haga mi primer podio, subo diciendo ‘Boca, Boca, Boca’”, aseguró, despertando sonrisas, aplausos y, sobre todo, ilusión entre los hinchas que lo siguen y que ven en él a uno de los grandes representantes del deporte argentino a nivel mundial.
La relación de Colapinto con Boca no es casual ni reciente. Según contó el propio piloto, su fanatismo se gestó en el seno familiar. “Mi familia es muy bostera, a raíz de eso me empezaron a llevar a la cancha y me volví muy fan. De chiquito iba a todos los partidos”, recordó.