Antes de salir a pista, Gasly fue contundente al describir la situación del equipo: “Esperaba tener un poco más de rendimiento este año. No lo conseguimos, estamos muy lejos de eso”. Además, reconoció que la escudería está centrada en el proyecto 2026, cuando comenzarán a utilizar motores Mercedes: “Siempre he estado a favor de centrarme por completo en 2026. Así que, sinceramente, apoyo al 100 % las decisiones que hemos tomado, aunque cada fin de semana la frustración es muy grande”.
El francés, quien se convirtió en el único sostén de Alpine en la tabla, confesó que competir con este auto le resulta cada vez más desmotivador: “Nos hemos quedado rezagados este año. Y no habrá evolución. Habrá que pelear con las armas que tenemos. Estamos en una situación difícil”.
Gasly explicó que el monoplaza funciona razonablemente bien con neumáticos nuevos, pero pierde todo su rendimiento en condiciones de carrera, con degradación y altas temperaturas. Además, admitió que las posibilidades de avanzar en las clasificaciones son mínimas: “Sabemos que tenemos muchas chances de quedar eliminados en la Q1, así que intentamos hacer lo mejor posible y esperar que otros cometan errores”.
Con crudeza, resumió su frustración: “Hoy, luchar por un octavo, un duodécimo o un decimocuarto puesto no tiene demasiado sentido”. La reflexión de Gasly expuso la gran diferencia entre los autos de punta y la situación que atraviesan equipos como Alpine, que se aferran a factores externos como la lluvia para tener alguna chance de destacarse en las carreras.
El despiste de Gasly en Silverstone fue un reflejo de la fragilidad del monoplaza y, a la vez, una imagen simbólica del presente del equipo. En paralelo, Franco Colapinto continúa su adaptación y aprendizaje, mientras las expectativas en Alpine están puestas a largo plazo, con la esperanza de que la llegada de los nuevos motores en 2026 pueda marcar un verdadero punto de inflexión.