Día Internacional de la Mujer

Los números que muestran la desigualdad de género y por qué se producen las brechas

Un informe agrupó los distintos índices en los que se puede medir la desigualdad de género. Por qué las mujeres están sobrerrepresentadas en la informalidad, la desocupación y por qué los cuidados son la brecha madre del resto.
Los números que muestran la desigualdad de género y por qué se producen las brechas (Foto: archivo)

Los números que muestran la desigualdad de género y por qué se producen las brechas (Foto: archivo)

Pese a los avances de los últimos años, las brechas de género persisten en la economía argentina y hay varios índices desde los cuales se puede medir. Mientras que el mercado de trabajo es una de las formas más visibles para analizar los sectores en los que las mujeres están en condiciones de desigualdad, la distribución inequitativa de las tareas de cuidado no remuneradas se mantiene de forma estructural y es la madre de todas las brechas.

Mercado de trabajo

En primer lugar, el año 2022 fue un período de recuperación sostenida de la actividad económica, la producción y el empleo, luego de la gestión de Juntos por el Cambio en la que los indicadores empeoraron y a la que luego se sumó a partir de marzo de 2020 la crisis económica y sanitaria generada por la pandemia del COVID-19.

En ese contexto, las mujeres alcanzaron una tasa de actividad histórica para un tercer trimestre (últimos datos del Indec oficiales dispobibles) de 51,1%. En comparación con el tercer trimestre de 2021, "la tasa de varones se incrementó a un mayor ritmo que la tasa de las mujeres, por lo cual se amplió la brecha a 19,3 puntos porcentuales", indicó el Observatorio de Género del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en un informe. Sin embargo, la distancia entre varones y mujeres se encuentra en niveles menores que aquellos registrados durante los años del macrismo.

En el caso de la desocupación, en las mujeres fue del 7,8%, mientras que en los varones fue del 6,5%. Pero pese a que estos datos se traducen en la reducción de la tasa de desempleo, la brecha entre varones y mujeres se mantuvo igual que en el tercer trimestre del 2021, en 1,3 p.p.

"Con esto, arribamos a una primera conclusión: las desigualdades estructurales en el acceso al mercado laboral persisten pese a la mejora de la actividad económica", indicó el informe al que accedió A24.com.

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Los indicadores se deterioran en el caso de las personas jóvenes de entre 14 y 29 años, segmento en el cual, "hacia el tercer trimestre de 2022, la tasa de desempleo de los jóvenes varones se redujo interanualmente más que la de las mujeres jóvenes (-2,3 p.p vs -1,4 p.p), con lo cual la brecha en puntos porcentuales se incrementó en relación con el tercer trimestre de 2021".

"Sin embargo, cabe destacar que la misma, de 2,3 p.p, se encuentra en niveles muy por debajo del promedio de los últimos 7 años, en los que ha alcanzado hasta 7 p.p. (2018)", advirtió el estudio del CEPA.

Otro dato a tener en cuenta es la informalidad, donde aunque se redujeron las tasas tanto para varones y mujeres, las últimas continúan siendo más propensas al tipo de empleo precario. "Si miramos la tasa de informalidad por género nos encontramos con que, en el caso de las mujeres, la misma se posiciona por encima del nivel general y de los varones. En el tercer trimestre del 2022, la tasa de informalidad de las mujeres fue del 39,4%, con un crecimiento interanual de 3,4 p.p, mientras que en los varones el crecimiento interanual fue de 5,1 p.p., lo que significó una reducción de la brecha de tasas (5,4 p.p en 2021 vs. 3,7 p.p en 2022)", puntualizó el relevamiento.

Brecha de ingresos

Un segundo componente de la asimetría estructural entre mujeres y varones en el mercado laboral es el diferencial de ingresos que perciben. Mientras que para el caso de los ingresos personales los varones tuvieron un 24,6% más, las mujeres un 22,8%.

"Ahora bien, cuando se observa la brecha de ingresos por género entre asalariadas y asalariados formales e informales, se evidencia que la formalidad del empleo garantiza no sólo el acceso a la seguridad social sino también a mejores ingresos y menor desigualdad salarial entre varones y mujeres. Durante el tercer trimestre de 2022, la brecha de ingresos al interior de lxs trabajadorxs formales fue de 16,5%, mientras que asciende a 34,6% entre las y los informales", señaló el informe.

Y agregó: "En el mercado laboral formal, la brecha de ingresos se redujo 3,1 p.p respecto al mismo período del 2021, alcanzando los niveles del 2016 y ubicándose en el mínimo de los últimos 6 años. Por su parte, la brecha del mercado informal tuvo una reducción mayor, de 3,6 p.p., también logrando posicionarse en niveles mínimos dentro de los últimos 7 años (sin considerar el 2020 por la particularidad que le imprimió la pandemia".

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Brecha de cuidados

Por otro lado, casi todas las desigualdades económicas parten desde la distribución inequitativa de la tareas no remuneradas. Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) de 2021 las mujeres dedican al trabajo no remunerado en promedio seis horas y media (6:31) diarias en comparación a las tres horas cuarenta minutos (3:40) de los participantes varones.

"Es decir, hay una brecha de casi tres horas (2:51) en promedio. Esto tiene implicancias en la inserción en el mercado de trabajo remunerado, donde los varones dedican una hora y media más (1:32) por día que las mujeres, en promedio", subrayaron desde la entidad.

Esta mayor carga de tareas "se profundiza en aquellos sectores socioeconómicos de mayor vulnerabilidad dado que no pueden contratar servicios de cuidado, lo que reduce a su vez las posibilidades de insertarse en el mercado laboral. Además, las diferencias empeoran para las mujeres en aquellos hogares donde hay más de cuatro personas demandantes de cuidado (fundamentalmente menores de 13 años)".

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Brecha de impuestos

Un sector en el que la desigualdad no está tan clara a simple vista es la de los impuestos a las Ganancias y los Bienes Personales, pagados por aquellas personas con un mayor poder adquisitivo y registración.

En estos casos, el análisis de los impuestos directos sobre la riqueza "da cuenta de que la misma se encuentra fuertemente masculinizada". "Como contracara, en la feminización de la pobreza donde confluyen la sobrerrepresentación de las mujeres en los deciles de menores ingresos y la mayor carga/presión tributaria sobre las mismas vía impuestos indirectos o al consumo", indicó el CEPA.

En el caso del impuesto a los Bienes Personales, al año 2020, de las personas alcanzadas por el impuesto, el 34,5% corresponde a mujeres y el 65,5% a varones, evidenciando una clara distribución asimétrica en la titularidad de los patrimonios según género.

"Esta distribución inequitativa se amplía aún más si se considera el valor de los bienes en posesión de los varones respecto de las mujeres. Sobre el valor total de los bienes declarados, el 72% correspondían a varones, mientras que las mujeres poseían el restante 28%", detalló el relevamiento.

Por el lado del impuesto a las Ganancias, "durante el período fiscal 2020, las declaraciones juradas presentadas alcanzaron 902.686 casos, de las cuales 631.193 corresponden a varones (69,9%), mientras que 271.493 pertenecen a mujeres (apenas un 30,1%). En cuanto a los ingresos gravados, los varones explican un 76,2% mientras las mujeres apenas un 23,8%".