La diferencia entre la inflación, el costo de los alimentos y el transporte y quién pone la diferencia.(Foto: A24.com)
La política de subsidios que se ha mantenido durante 22 años, tras la crisis de 2001, ha ocultado que el poder adquisitivo del salario disminuyó por la inflación y sus consecuencias, entre otras cosas, impactan sobre la forma de financiar esos mismos subsidios.
En el programa BDA, por A24, analizaron el comportamiento del dólar, los precios de los alimentos y el del transporte con los subsidios a lo largo de estos últimos 22 años.
De la revisión de los precios en más de 20 años se ve con claridad como algunos rubros aumentaron incluso muy por encima de la inflación.
En el caso de la canasta del supermercado, las gaseosas (oferta de dos envases) aumentaron un 60.717% , la manteca un 59.233% y el papel higiénico, un 62.956%.
El precio total de la canasta aumentó en promedio un 60.129,5%.
Muy por encima de lo que se modificó la inflación en general y también sobre el dólar (esde la salida de la convertibilidad que era $1=US$1).
En el caso de los transportes el valor del ajuste fue muchísimo menor que el de la inflación. En el año 2001, el valor del pasaje del colectivo y del tren no tenían ningún subsidio. El pasajero pagaba la totalidad del "costo" de cada viaje por persona para la empresa.
Sin embargo, salidos de la convertibilidad, el precio del pasaje de colectivo trepó de 85 centavos a $55.77 en 2023. Es decir, un 6.579%. Comparado con el aumento real de los precios en la economía - como el supermercado - la suba del "boleto" del colectivo aumento diez veces menos que el precio de los alimentos.
Si el colectivo - en el AMBA - no tuviera subsidio como sucedía en 2001, el precio de hoy debería ser de $503 por viaje.
El tren, que aumentó todavía menos, tuvo una suba del 4.762%. Debería costar $301 y subió menos que el 10% de la canasta del supermercado.
La pregunta que se hicieron en BDA es de dónde sale la diferencia en los valores, es decir quién aporta esas 9 veces más que debió haber aumentado el transporte.
El estado mantiene los subsidios con una serie de recursos que tienen su costo para la economía nacional.
El estado ha desplazado al pasajero como "usuario" del transporte, ya que paga el 90% del costo del viaje. Por eso, a las empresas de transporte, no les interesa mejorar el servicio para el pasajero que lo toma todos los días. Espera a fin de mes y recibe el 90% del valor de su costo con los subsidios que le aporta el gobierno.
El Gobierno tiene diferentes maneras de "tomar" recursos para afrontar los subsidios.
Es por eso que el usuario y el cliente son actores distintos. El principal es el gobierno que paga el 90% del valor del pasaje.
La pregunta es quién se queda con esa diferencia y en todo caso, quién sale perjudicado en la ecuación entre salarios, subsidios e inflación.
En el programa se puso un ejemplo. Si una persona toma dos colectivos diarios, son 40 viajes en el mes.
Pero como contrapartida, un salario formal promedio en la Argentina ronda los $279.000
Es decir, por mes "ahorra" en transporte $14.000 por el subsidio, pero la inflación hace que pierda $19.000 en el mismo período.
En resumen, la inflación se "roba" de un salario $5.000 cada mes.
