La oposición al frente en Bolivia
De acuerdo con los últimos sondeos, los nombres mejor posicionados fueron los de Samuel Doria Medina, empresario de larga trayectoria política, y Jorge “Tuto” Quiroga, expresidente interino entre 2001 y 2002. Ambos representan opciones conservadoras, aunque con matices.
El candidato presidencial boliviano Samuel Doria Medina
El candidato presidencial boliviano Samuel Doria Medina, de la coalición de centroderecha Alianza Unidad, hace un gesto mientras se reúne con sus partidarios en un colegio electoral durante las elecciones generales en Bolivia. (Foto: Reuters)
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Doria Medina se presentó con un discurso moderado, prometiendo estabilizar la economía en 100 días y recuperar la confianza de los inversores.
Quiroga, en cambio, habló de un “cambio radical” y se mostró partidario de reducir el gasto público y distanciar a Bolivia de las alianzas con Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El candidato presidencial boliviano Jorge Tuto Quiroga
Uno de los nombres mejor posicionados es el de Jorge “Tuto” Quiroga, expresidente interino entre 2001 y 2002. (Foto: Reuters)
Ninguno de los dos superaba el 30% de apoyo, lo que anticipa una probable segunda vuelta. Según la ley boliviana, un candidato gana en primera vuelta solo si obtiene más del 40% de los votos con una diferencia mínima de 10 puntos respecto al segundo.
La economía, eje de la campaña
El tema dominante de la elección fue, sin dudas, la crisis económica. Bolivia atraviesa un período de inflación interanual del 23% en junio, casi el doble de la registrada a principios de año. A esto se suma la escasez de combustible, la falta de dólares en el mercado y el encarecimiento de los productos básicos.
“Ahora los precios de la canasta familiar están subiendo aceleradamente. Muchos trabajadores informales apenas pueden llegar a fin de mes”, explicó el economista Roger López.
La situación llevó a que incluso sectores históricamente cercanos al MAS se mostraran disconformes. “Cada año la situación empeoró y no hay oportunidad de trabajo”, contó Silvia Morales, comerciante de La Paz, quien aseguró que esta vez votaría por un candidato de la centroderecha.
Votantes indecisos y expectativa por el resultado
Cerca del 25% de los bolivianos seguían indecisos hasta el día de la votación, un dato clave en un proceso donde ningún candidato aparecía como favorito absoluto.
Para Carlos Blanco Casas, profesor de 60 años, estas elecciones representan un punto de inflexión: “Hay necesidad de un golpe de timón. Veo que estas elecciones traen esperanza ante todo”.
El desafío para los partidos opositores será conquistar ese electorado desencantado con el MAS pero aún reticente a dar un giro completo hacia la derecha.
Desarrollo de la votación
Las mesas abrieron a las 08:00 y cerraron a las 16:00 horas. De acuerdo con el Tribunal Supremo Electoral, la jornada se desarrolló en general con tranquilidad, aunque se registraron incidentes menores en algunos centros de votación.
El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, aseguró que las medidas de seguridad funcionaron de manera efectiva e instó a los ciudadanos a informarse únicamente a través de canales oficiales para evitar desinformación.
Se estima que los primeros resultados no oficiales comenzaron a conocerse a partir de las 21:00, mientras que el conteo definitivo podría demorar hasta siete días.
Congreso y gobernabilidad
Además de elegir presidente, los bolivianos votaron para renovar el Congreso Nacional, compuesto por 26 senadores y 130 diputados. Los nuevos legisladores asumirán funciones el próximo 8 de noviembre, y el equilibrio de fuerzas será clave para la gobernabilidad del futuro mandatario.
Si se confirma la caída del MAS en las urnas, el nuevo gobierno deberá enfrentar un escenario político inédito: un oficialismo debilitado y una oposición obligada a generar consensos en un país marcado por tensiones sociales y regionales.
La fragmentación en la izquierda
La izquierda boliviana llega a estas elecciones dividida. Por un lado, el MAS respaldó a Eduardo del Castillo, mientras que por otro, Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado, decidió postularse de manera independiente tras marcar diferencias con la conducción del partido.
Esta fragmentación no solo debilitó la marca del MAS, sino que también redujo las chances de retener el poder. Los sondeos ubican a ambos postulantes muy por debajo de los conservadores, lo que abre la puerta a que Bolivia viva un giro político tras casi dos décadas de hegemonía progresista.
Criptomonedas y estrategias de supervivencia
La crisis económica también trajo consigo fenómenos inéditos en la vida cotidiana. Con el dólar escaso y los precios en alza, muchos bolivianos comenzaron a utilizar criptomonedas como forma de resguardar ahorros o realizar operaciones comerciales.
“Es la única forma que encontramos para proteger lo poco que tenemos”, admitió un pequeño comerciante de El Alto. Este fenómeno, aunque incipiente, refleja el nivel de desconfianza hacia la moneda local y las instituciones financieras.
Lo que está en juego
Para la analista Glaeldys González Calanche, de Crisis Group, la elección marca un punto de inflexión: “El grueso de los bolivianos lo ve como un momento clave y decisivo para llevar al país a la recuperación económica. Con un MAS debilitado, el futuro político podría reconfigurarse radicalmente”.
En este marco, el resultado no solo definirá quién gobernará Bolivia los próximos cinco años, sino también si el país inicia un ciclo de cambio político o si logra recomponer la hegemonía del MAS sin su líder histórico en la boleta.
Con información de Reuters