El "cambio climático silencioso"
Las ciudades generan calor y acumulan esa energía en mucho mayor medida que los espacios abiertos o rurales. Sobre todo porque la masa de concreto de los edificios reciben un "aporte" desde las redes subterráneas, los sistemas de cañerías, los diferentes sitios de producción o trabajo que están por debajo de la superficie y que, en algunos casos, funcionan día y noche. Incuso los garages subterráneos generan calor que no se elimina correctamente en la superficie.
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El profesor Rotta Loria midió cuanto aportan las instalaciones subterráneas al calor creciente y propone como reutilizar esa energía. (Foto: Captura de TV)
Las ciudades se transforman entonces en una suerte de reservorio que concentra el calor. Las brisas de la noche, aunque bajen la temperatura, no alcanzan para "refrescar" a las grandes urbes.
Todos esto se midió en una ciudad emblemática de Estados Unidos: la ciudad de Chicago.
El "efecto silencioso del cambio climático", en cifras
El profesor Alessandro Rotta Loria condujo una investigación de la Northwestern Univesity. Tomó un barrio específico de la ciudad, en donde se registra la mayor concentración de calor subterráneo en esa ciudad de los Estados Unidos.
Con una serie de aparatos colocados de manera estratégica, logró determinar que esa zona de la ciudad acumula hasta 10 grados más en promedio que otros barrios.
Esto trae múltiples complicaciones que se suman al efecto invernadero global. Aunque el trabajo de Rotta Loria tiene un final positivo: propone formas de "utilizar" ese calor, ya como energía en nuestro propio beneficio.
Un solo ejemplo. Recuperando ese calor "subterráneo" se puede orientar para la calefacción de los edificios lo que redundará en un ahorro en los costos y el menor uso de combustibles que dejan su impacto en la huella de carbono del cambio climático.
Los efectos de un mundo subterráneo caliente
El estudio de la Universidad del Noroeste (de Estados Unidos) instaló sensores para medir los efectos de ese calor que corre por las ciudades de manera subterránea. Que no tiene nada que ver con la temperatura propia del planeta ( que por supuesto aumenta si uno desciende hacia su núcleo), sino que se debe al calor que se genera y queda atrapado en túneles del subterráneo, túneles que llevan cables eléctricos, paseos comerciales o galerías bajo tierra para comunicar sectores.
También hacen su aporte los subsuelos de los edificios ya sea para almacenar los automóviles o para ubicar allí los sistemas generales de calefacción, por ejemplo.
El trabajo conducido por Rotta Loria demostró que por ejemplo, hay ciudades que se hunden casi 10 milímetros por esta acumulación de calor. La tierra se "mueve" y las estructuras de hormigón resultan muy pesadas para su base que tiene pequeños desplazamiento por el calor.
Otro problema es que las propias estructuras ( de los túneles, las bases de los edificios o los nichos por donde circulan cables) se deforman por el calor que se retiene. Como este fenómeno recién se está investigando plenamente ahora, está muy claro que las viejas construcciones jamás contemplaron que este calor "prisionero bajo tierra" puede poner en riesgo su mantenimiento.
Pero el estudio tiene una parte positiva. Cómo reutilizar esa energía cautiva de las profundidades.
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El calor acumulado en bajo la superficie se puede transformar en energía como en los autos híbridos. (Foto: A24.com)
Una oportunidad para el efecto silencioso del calor subterráneo
La Northwestern University concluyó que si el calor queda atrapado bajo la superficie y se expande por las ciudades, es posible sacar provecho de este efecto colateral jamás pensado.
La base es simple: si ese calor queda bajo la tierra y no se disipa, hay que buscar la manera de acumularlo en elementos que se transforman en elementos que generen energía.
La Fómula 1 impuso un avance que llegó a los vehículos de calle y pueda ayudar a comprender que busca lograr Rotta Loria. En esos autos de élite competitiva los motores son híbridas. Tienen ya cinco maneras diferentes de producir energía, no solo con la nafta.
Una de ellas es el sistema llamado ERS (Sistema Recuperador de Energía). Un sistema que "recupera" la energía que se perdía - por ejemplo en las frenadas - la acumula en baterías y quedan a disposición del piloto para aplicarla a la marcha y ahorrar combustible.
Esto ya es muy común en la nueva generación de vehículos que se denominan "Híbridos".
Este mismo ejemplo se aplica a ese calor residual de las ciudades. Se trata de poder acumularla y transformarla en energía. Por ejemplo, el uso más directo es ayudar al funcionamiento de calderas o el sistema eléctrico general . Esta "nueva energía" permite aliviar ese calor subterráneo y aplicarse a estos procesos y ahorrar en el combustible tradicional.