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Estallido social en Chile en Octubre de 2019. El inicio de un proceso complejo de cambio (Foto: Archivo)
Una sociedad polarizada
Es la principal prueba que tiene que superar la sociedad chilena en estas elecciones. El estallido social iniciado en octubre de 2019 sirvió para revisar profundamente el estándar logrado por Chile durante las últimas décadas.
La alternancia entre gobiernos de la concertación de centro izquierda y los de centro derecha no apartaron al país de una continuidad en el modelo económico. Así, acumuló uno de los crecimientos más importantes de América Latina.
Chile ocupa el tercer lugar entre todos los países americanos (detrás de Canadá y EE.UU.) en el índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.
Sin embargo, es el país con mayor desigualdad de todos los que conforman la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Este marcado contraste es el que estalló a fines de 2019.
Así surgió a la superficie una división oculta tras el progreso de los números de la macroeconomía. La crisis obligó al poder a implementar una serie de medidas de asistencia social. Pero lo más importante fueron otros dos factores: la reforma Constitucional y el desprestigio del presidente Sebastián Piñera.
Los extremos avanzan
La primera comprobación llegó con las elecciones para elegir una nueva constitución que deje atrás la impuesta por la dictadura del general Pinochet. El oficialismo tuvo una dura derrota. Quedó en minoría frente a la oposición, cuyo sector mayoritario son los partidos de izquierda más radicalizados (a los que se unieron los constituyentes de los pueblos originarios).
El segundo dato, clave para estas elecciones, es la derrota anunciada del oficialismo para las elecciones presidenciales del próximo domingo.
El desprestigio del presidente Piñera arrastró a su candidato, Sebastián Sichel. Postulado por Chile Vamos, los sondeos lo dan entre el cuarto o quinto lugar, sin chances de ingresar en un casi seguro ballotage (en chile es necesario sacar al menos 1 voto más del 50% para ganar en primera vuelta).
También se ha debilitado la candidatura de Yasna Provoste por la concertación devenida en el Nuevo Pacto Social de la Democracia Cristiana. Fue ministra tanto de Ricardo Lagos como de Michelle Bachelet.
Pero esta vez, la alternancia ente la izquierda y la derecha moderadas parece destinada a terminar.
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Gabriel Boric, candidato presidencial por la coalición izquierdista "Apruebo Dignidad" (Foto: Archivo)
¿Un gobierno de extrema izquierda...?
Los sondeos dieron durante muchos meses al candidato de izquierda Gabriel Boric como principal favorito. Con solo 35 años es el candidato presidencial más joven en la historia chilena.
Lideró junto a Camila Vallejo las protestas por una universidad gratuita en Chile durante el gobierno de Bachelet. Es diputado nacional y lidera "Apruebo dignidad" desde el Frente Amplio, la coalición opositora más importante hoy en el país trasandino.
Se ubica más a la izquierda del Partido Socialista, y recibió el apoyo del Partido Comunista para estas elecciones.
Sin embargo, tuvo un cortocircuito con ese partido cuando el PC trasandino apoyó el triunfo fraudulento de Ortega en Nicaragua. "Yo invito al PC a retractarse de su postura ante Nicaragua”, dijo el candidato presidencial Gabriel Boric.
...¿o de extrema derecha?
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José Antonio Kast, del partido Republicano, ¿un Bolsonaro trasandino? (Foto: Archivo)
La reacción a la candidatura de Boric no se pudo sostener por parte del oficialista Sichel, arrastrado por la debacle de Sebastián Piñera.
Pero en poco más de dos meses, surgió un candidato sorpresa de último momento. Se trata de José Antonio Kast. Es abogado y se definió como "nostálgico" del general Pinochet. Pese a esa declaración, fue creciendo en los sondeos y hoy aparece en condiciones de disputar la presidencia con Boric en una segunda vuelta.
Tiene 54 años y para esta elección creó el Partido Republicano. Una clara referencia a otro de sus admirados: Donald Trump. Está caracterizado como un Bolsonaro chileno, por varias de sus ideas extremas.
Propone derogar la ley de aborto (aprobada en el segundo mandato de Bachelet), eliminar impuestos y minimizar el rol y dimensión del Estado. Además ya adelantó que en caso de llegar al Palacio de la Moneda ( la casa de gobierno) impulsará una resolución para establecer un “renovado estado de emergencia” ante la crisis social que vive el país.
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Sebastián Piñera, el presidente con peor imagen de la democracia chilena (Foto: Cuenta de twitter de la Casa de la Moneda)
Un presidente sin respaldo
Sebastián Piñera es el mandatario con peor imagen desde la recuperación del estado de derecho en Chile en 1990. El estallido de octubre de 2019 le asestó el primer golpe. Pero su nombre en los "Pandora Papers" terminó de sepultarlo.
La oposición lo llevó a juicio político por una maniobra revelada en esos informes para vender sus acciones de la minera "Dominga" pero asegurándose de que quedarán en manos de un empresario amigo. Zafó porque el bloque de sus senadores partidarios impidieron los dos tercios necesarios para avanzar en el juicio político.
En medio del conflicto reavivado con los mapuches en el sur del país.
Ni siquiera la exitosa campaña de vacunación por el coronavirus lo ayudaron. Chile tiene el 82% de la población con las dosis completas.
Un cambio en dos etapas
Este domingo se vota en la primera vuelta presidencial. Boric y Kast son las principales opciones. La izquierda o la derecha. Las opciones moderadas, los partidos tradicionales están en retirada. De ser necesario - así parece - el 19 de diciembre será la segunda vuelta. Allí surgirá el nombre del nuevo presidente chileno. Para volver a mover el eje geopolítico sudamericano.
Pero sea Kast o sea Boric, el próximo mandatario tendrá un desafío inmediato: someter a la nueva Constitución a otro plebiscito, para ver si es aprobada por el pueblo chileno.