El efecto Kast: cómo el resultado en Chile consolida el avance de la derecha en el mapa de Sudamérica
Hace una década, la región estaba dominada por gobiernos de izquierda que coqueteaba con el régimen autoritario del chavismo venezolano. De a poco, el electorado ha cambiado y mudó su preferencia a la hora de optar por una orientación ideológica muy diferente.
La novedad es que así se confirma el giro a la derecha que Chile y, con ese país, el de la región sudamericana. En una década o menos, pasó de tener una clara mayoría de izquierda a este nuevo predominio de la derecha. El eje que otrora fueron Hugo Chávez/Nicolás Maduro, con Rafael Correa, Lula da Silva y Evo Morales. El Frente Amplio en Uruguay y Cristina Kirchner son un recuerdo. En todo caso, una minoría en la región.
El triunfo contundente del empresario Kast tiene dos importante hechos para destacar. Primero, es el gobierno democrático más a la derecha que votaron los chilenos desde la salida de la dictadura pinochetista. Del primer gobierno de Patricio Aylwin - con toda la oposición democrática unida - a una alternancia entre derecha e izquierda. Los violentos hechos de octubre de 2019 marcaron un corte. Piñera, sorprendido, quedó superado por la crisis y en las elecciones posteriores llegó al poder la izquierda más dura, con Gabriel Boric, primer presidente comunista. Pero, ahora, Chile prueba un modelo pendular a la Argentina: de posiciones duras de izquierda a otra igualmente dura pero de signo contrario.
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Y esto cambia el mapa regional. La derecha, con matices domina la región con:
Javier Milei, en Argentina
Santiago Peña, en Paraguay
Josi Jeri, en Perú
Rodrigo Paz, en Bolivia
Daniel Noboa, en Ecuador y ahora
José Antonio Kast en Chile
En la izquierda quedaron:
Luz Inacio Lula da Silva en Brasil
Gustavo Petro, en Colombia
Yamandú Orsi, en Uruguay y el autoritario gobierno de
Nicolás Maduro, en Venezuela
Un 6-4 si vale la figura de un ser de tenis. La derecha llegó al poder con el discurso de la libertad, la oposición a resoluciones extremas en toda la actividad de la economía y la seguridad. Pero los 10 países, sin importar su ideología en el gobierno tienen otro desafío mayor: consolidar la siempre declamada vía del desarrollo para los pueblos de la región. Promesa incumplida de las democracias que dejaron como un triste recuerdo las dictaduras (sólo el chavismo instauró una dictadura maquillada con elecciones fraudulentas).
Chile, la nueva "estrella" para la derecha sudamericana
El presidente argentino Javier Milei fue uno de los primeros en darle la bienvenida al "club de esta nueva mayoría de signo contrario" a lo que ocurría en tiempos del eje: Néstor Kirchner- Hugo Chávez - Evo Morales - Luiz Inácio Lula da Silva.
milei x chile y Kast
Javier Milei, de los primeros en celebrar el triunfo de Kast en Chile. (foto: cuenta de X de Javier Milei)
Saludó la victoria de quien llamó "aplastante triunfo de mi amigo José Antonio Kast". Inmediatamente, lo sumó a uno de los dos bandos que aparecen como divididos en la región.
Y agregó: "Un paso más de nuestra región en defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada. Estoy seguro de que vamos a trabajar juntos para que América abrace las ideas de la libertad y podamos liberarnos del yugo opresor del socialismo del Siglo XXI".
Kast está más a la derecha del malogrado ex presidente Piñera. Seguramente, más cerca ideológicamente de Javier Milei. La democracia es justamente eso: la alternancia de proyectos políticos que cumplen ciclos puede de dar más o menos respuestas a los reclamos permanentes de la ciudadanía.
Un solo ejemplo es más que claro: Brasil
En 2018, Jair Bolsonaro (extrema derecha) ganó con el 55% de los votos sobre el candidato Fernando Haddad (Lula estaba preso).
En 2022, Lula da Silva ganó su tercera presidencia a Bolsonaro con más del 50% de los votos. Esto quiere decir que hubo votantes brasileños, que, en cuatro años, cambiaron de opinión y candidato. Esa es, justamente, la alternancia y la riqueza de la democracia.
sudamerica cambia
Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Evo Morales y Lula da Silva. Foto del recuerdo. Sudamérica gira a la derecha. (Foto: Gentileza "X")
La nueva derecha chilena (y más radicalizada)
José Antonio Kast se convirtió en el presidente electo de Chile tras imponerse en el balotaje y poner fin a un ciclo marcado por la centroizquierda y la gestión de Gabriel Boric. Abogado, exdiputado y líder del Partido Republicano, Kast llega a La Moneda con un discurso de orden, seguridad y giro conservador, en un país atravesado por el desgaste político, la crisis de seguridad y el estancamiento económico.
Kast, de 59 años, ya había competido sin éxito en las presidenciales de 2017 y 2021. Logró consolidar su figura en los últimos años capitalizando el descontento social, el aumento del delito y el rechazo a las reformas estructurales impulsadas por la izquierda.
Gabriel Boric emergió como la figura principal de los reclamos sociales de la crisis de octubre del 19. Durante su gobierno, no pudo dar respuesta a esos desafíos. Kast, con un discurso contrario, propuso una solución diferente para esos problemas, a los que se ha sumado, la inseguridad. Ese era uno de los principales activos de Chile, como país en Sudamérica. Por lo tanto, su triunfo marca un cambio de rumbo en el escenario político chileno y lo posiciona como uno de los referentes de la nueva derecha en América Latina.
kast y su esposa
Kast celebra la victoria con su esposa. Chile pendular. De la izquierda comunista a la extrema derecha. Pero la democracia pervive en el país trasandino. (Foto: Reuters)
Planes de gobierno de Kast: seguridad, economía y migración
El eje central del programa de Kast es la seguridad. Prometió una “guerra frontal” contra el narcotráfico, el crimen organizado y la violencia en la Macrozona Sur, con mayor presencia militar, refuerzo de las fuerzas policiales y endurecimiento de penas. En materia migratoria, impulsa un control más estricto de las fronteras y la expulsión acelerada de inmigrantes ilegales con antecedentes penales.
En el plano económico, propone un Estado más pequeño, reducción del gasto público, baja de impuestos a empresas y estímulos a la inversión privada. Rechaza nuevas reformas tributarias y previsionales y apuesta por un crecimiento liderado por el sector privado. En lo social, mantiene una agenda conservadora: se opone al aborto, a la eutanasia y a la ampliación de derechos reproductivos.
Muchas de estas definiciones no solo lo ponen a la derecha - no es ninguna novedad - de Boric. También el expresidente Sebastián Piñera, queda a su izquierda.
Kast se diferencia claramente de Sebastián Piñera. Mientras el expresidente representaba una derecha liberal y pragmática, Kast encarna una postura más ideológica y confrontativa. Es más duro en seguridad, más conservador en los valores. Tal vez, en eso, sea un espejo para Milei, al otro lado de la Cordillera de los Andes.
Kast ha expresado públicamente su sintonía con el presidente argentino Javier Milei en temas económicos. Destacó su “valentía para enfrentar al Estado sobredimensionado” y su decisión de aplicar ajustes drásticos para ordenar las cuentas públicas. Sin embargo, marcó diferencias en el plano institucional y cultural, al señalar que su proyecto para Chile busca “orden, estabilidad y cambios firmes, pero dentro de un marco institucional sólido”.
Con su llegada al poder, Kast abre una nueva etapa en Chile y reconfigura el mapa político regional, en un contexto de creciente avance de liderazgos de derecha en Sudamérica. Como si fuera un partido de tenis, ahora la derecha, ganó un set por 6 a 4.