Cerrar la puerta de entrada con llave. Un debate curioso en el Reino Unido. (foto: Gentileza Kidspot)
"Mi esposo piensa que estoy siendo exagerada", confiesa una mujer. Pero al conocer su costumbre, lo que sucede es que inmediatamente, nos ponemos de su lado: "Cierro con llave las puertas de la casa, aún cuando los miembros de la familia estamos dentro", completa su explicación.
Por supuesto, que todos nosotros seguimos ese procedimiento como una obligación. Entre seguridad y mínimo instinto de supervivencia. Pero claro, en la Argentina. El tema es que la noticia no es de aquí sino del Reino Unido.
El tema de cerrar la puerta con llave o dejarla abierta parece ser un tema que comienza a debatirse en muchas ciudades del Reino Unido, hasta ahora consideradas "tranquilas y pacíficas".
El debate estalló en ese país luego de un breve artículo o comentario publicado en "Mumsnet". Es una página web en la que los padres - no importa la edad - pueden encontrar infinidad de temas para leer, discutir o debatir.
El lema de "Mumsnet" es: de padres para padres. Y esta semana, la reflexión familiar de una madre despertó una polémica muy interesante en esa página web.
Para los británicos y también para nosotros, para poder comprender que hay un mundo diferente, que comparte valores con los que todavía se mantienen en muchos lugares de nuestro país, tal vez no ya en las grandes urbanizaciones.
La mujer dijo que se esposo la considera prácticamente con un trastorno obsesivo. Cada vez que llega a la casa, cierra la puerta principal con llave. Pese a vivir en un "suburbio agradable", como ella misma lo describió aunque mantuvo en todo momento la reserva sobre el nombre del lugar.
Sin embargo, esa tranquilidad no le alcanza, siente la necesidad compulsiva de poner llaves y hasta trabas a la puerta para sentirse segura. Aunque las estadísticas policiales le dan la razón. En ese lugar, no hay asaltos violentos, apenas algunos descuidistas que justamente, aprovechan y se meten por puertas sin llave, toman lo primero que ven y huyen.
En su breve nota en "Mumsnet" da una explicación - más que razonable - para justificar su "manía de cerrar con llave".
Son pocos y esporádicos, pero cada vez son más los robos por parte de estos "descuidistas". Se basan en el sigilo y la oportunidad: testean con el picaporte. Si la puerta abre, miran en el interior de la casa y por más que haya gente - lo saben de antemano o por los ruidos - se llevan lo primero que encuentran.
Incluso comentó que recientemente a unos amigos que estaban de visita, aprovecharon que la puerta no estaba cerrada, se encontraron los ladrones con la llave de un auto sobre una mesa y se la llevaron. Por supuesto, se robaron el vehículo de los visitantes.
Lo que hace que su marido le diga que tiene un trastorno obsesivo es que cuando están en la planta superior de la vivienda, aunque la puerta principal esté con llave, las deja dentro de la cerradura con una sola vuelta para que no puedan hacer girar el mecanismo desde el exterior.
Ante su "denuncia", la mujer recibió por la misma red en la web muchas preguntas. Tuvo que reconocer que en parte, las burlas de su marido y sus hijos son justificadas. En 12 años que llevan viviendo en ese vecindario, solo hubo dos casos de robo, y no a ellos.
Entonces, se preguntó si estaba siendo irrazonable. Las respuestas fueron de todo tipo. La mayoría le dieron la razón a su esposo e hijos. Dos casos en 12 años no son razón suficiente para vivir "encerrados".
Pero otros vecinos o personas de otras ciudades británicas le dijeron que hace bien en se precavida. La vida se ha complicado mucho y en especial desde la pandemia, cuando todo el mundo debía permanecer en su casa y ese dato, por supuesto, lo sabían los descuidistas y los ladrones.
La madre tuvo que confesar que esta actitud compulsiva le trae inconvenientes con sus hijos. No quiere atemorizarlos dando la idea de que el peligro acecha a la vuelta de la esquina, pero tampoco quiere correr la experiencia desagradable de un robo por dejar las puertas sin llave o sin las trabas de seguridad.
Inlcuso plantea una cuestión de género, ya que cree que hasta por una cuestión de volumen o peso o masa muscular, las mujeres son más temerosas porque reciben lesiones muy duras - cuando son atacadas.
La mujer también admitió que últimamente, cuando está en lugares públicos, como en una cafetería o simplemente andando por la calle ha comenzado a no utilizar el celular por temor a los arrebatos violentos. "Tampoco conduzco en el tráfico con la ventanilla del auto baja”, reconoció.
Pero uno de los últimos registros de su nota parecen darle la razón para sus temores por cambios para mal. Una persona le dijo: "Siempre cierro con llave. No veo ninguna razón para no hacerlo. ¿Por qué vamos a facilitar la tarea de aquellos dispuestos a entrar a robar a cualquier costo?".
Un debate que aquí, lamentablemente, ya nos ha quedado muy atrás, muy viejo.