En el sitio Explore-Share.com, donde ofrece sus servicios, se detalla que es oriundo de Mar del Plata, biólogo, constructor, políglota (habla español, inglés, italiano y francés) y que desde hace 15 años practica Ashtanga yoga. Desde pequeño mostró un fuerte vínculo con los deportes de naturaleza, especialmente la escalada y el surf.
Su currículum como guía es amplio y está marcado por hitos técnicos, según detalla el sitio: “Actualmente y desde 1990 trabaja como guía de montaña, incluyendo rutas de esquí de travesía en las montañas y volcanes de la Patagonia, escalada en roca y hielo y cursos de escalada. Ha realizado numerosas ascensiones en la Patagonia incluyendo el Cerro Torre y el Fitz Roy (3 veces, incluyendo la primera repetición de la vía Tehuelche y a las 17 horas la vía Affanasief). En escalada deportiva ha alcanzado un grado máximo de 8a (escala francesa)”.
El Mont Blanc
El Mont Blanc, donde se produjo el accidente, es la cima más alta de Europa occidental con 4.808 metros de altitud. Ubicada en la frontera entre Francia e Italia, próxima a las localidades de Chamonix y Courmayeur, esta montaña es un clásico del alpinismo mundial. Desde su primera ascensión en 1786 por Jacques Balmat y Michel-Gabriel Paccard, es considerada la cuna del alpinismo moderno y recibe miles de visitantes cada año.
Pese a su popularidad, las condiciones en la zona son extremas: el clima es inestable, con temperaturas bajo cero, ráfagas intensas, nevadas frecuentes y presencia de glaciares como el Mer de Glace. La ruta también presenta riesgos de avalanchas, caídas y efectos de la altitud, por lo que se exige experiencia previa y se han aplicado cupos para reducir el impacto ambiental.
El macizo está atravesado por una infraestructura icónica como es el túnel del Mont Blanc. Se trata de una autopista subterránea de 11,6 kilómetros que conecta Francia e Italia bajo la montaña.
El caso de la turista brasilera que murió en Indonesia
Juliana Marins, la joven brasileña que había sufrido una caída durante una excursión en un volcán de Indonesia, falleció este martes tras pasar tres días atrapada y sin poder ser rescatada. La noticia fue confirmada por las autoridades locales, que habían mantenido un operativo de búsqueda y asistencia contrarreloj.
La tragedia comenzó cuando Marins se accidentó durante una caminata en la ladera del cráter. Pese a que logró pedir ayuda tras el impacto, quedó varada a una profundidad tan grande que los rescatistas no lograban localizarla. La dificultad del terreno, sumada a las condiciones del lugar, hizo que su rescate fuera extremadamente complejo.
Recién con el uso de drones lograron dar con ella, a unos 500 metros por debajo de la superficie. A partir de allí comenzó una desesperada carrera por salvarle la vida. Equipos especializados intentaron durante tres jornadas consecutivas sacarla del fondo del cráter, pero no consiguieron subirla ni unos pocos metros para poder prestarle atención médica.