Un nene de 9 años, junto a otro de 7 años, sorprendieron a todos en Estados Unidos porque estaban armados. La polémica se da en la sociedad porque por su corta edad, la legislación los regresa a su hogar en donde no tienen contención.
Un menor de 9 años, tiene un arma y apunta a la policía. (Foto: Captura de TV)
La patrulla policial no salía de su sorpresa. En una de sus habituales rondas se encontraron con dos niños. Uno de 7 y el otro de 9. La novedad no era que pudiese tratarse de chicos perdidos. En realidad lo que dejó sin palabras a los policías fue que uno de ellos estaba armado y desafiaba a la patrulla. Para hacer todo más complejo, ambos estaban vestidos con pijamas.
El incidente, según la Oficina del Sheriff del Condado de Bernalillo, en el estado de Nuevo México, Estados Unidos, no es la primera vez que ocurre. Y tiene una teoría. La ley es muy benigna porque son chicos de muy corta edad, pero fracasa al no estudiar la estructura de los hogares.
Al momento de cruzarse con la Policía, los niños, como si intentaran evitar ser detectados y capturados, miraban a su alrededor cambiando la pistola de manos durante los casi seis minutos que dura la grabación registrada por los uniformados. Afortunadamente, los niños entregaron el arma, aunque la policía se lo tuvo que pedir muchas veces.
Pero el debate en Estados Unidos es por lo que vino después. Los niños fueron llevados a la comisaría y se informó a un juez de menores por lo que había pasado. En Estados Unidos, igual que en nuestro país, a los menores (de nuevo tienen 7 y 9 años) no se le registran antecedentes penales y son regresados al cuidado de sus padres.
"Este caso ilustra la compleja intersección entre la delincuencia juvenil, la salud mental y la seguridad pública", dijo el jefe policial del condado en Nueva México. Se quejó de algo que a menudo escuchamos en nuestro país: "Esta es la verdadera puerta giratoria del fracaso. Cuando se trata de los niños de siete y nueve años, la gente pregunta: "¿Por qué no los acusaron?". Bueno, lo hicimos, pero hay que recordar que tienen siete y nueve años. Sabemos que es un comportamiento aprendido".
La secuencia de 6 minutos tiene varios momentos que son los más complejos para el análisis de la sociedad norteamericana. Los niños están divertidos con el arma, escondidos detrás de un elemento cubierto por una sábana. Desde allí, se asoman y miran para todos lados, siempre con el arma en la mano. En algunos momentos la tiene Eugene, el de 7 años, y la mayor parte del tiempo, el que la manipula es Shawn, de 9.
En un momento, el sheriff John Allen dijo que uno de los muchachos levantó el arma y apretó el gatillo, pero no funcionó correctamente. Fue en ese instante que los agentes intervinieron. Uno entretuvo al más pequeño y el otro desde atrás, agarró el arma que tenía Shawn, se la arrebató y la dejó para que el potro policía la tomara.
Es un problema que se va extendiendo. Aunque en Estados Unidos, ya está el pesado antecedente de los adolescentes que están armados. Porque como son muy chicos, la ley los devuelve con sus padres. Esto hace que haya casos cada vez más duros con mayor frecuencia y la sociedad estadounidense parece querer reaccionar como no lo hace con los adolescentes o los adultos.
Luego de este caso, la policía de Nuevo México planteó que el sistema es un fracaso." Seguimos devolviendo a estos niños a la misma casa. No importa quién esté allí, abuelos, abuela, abuelo, tío, se escapan el mismo día, o incluso durante la semana. Hemos recibido 56 llamadas, si no más, allí", dijo el jefe policial.
