La malnutrición ahora también incluye la obesidad: una condición que se define como una forma grave de sobrepeso y que está asociada con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer en la adultez.
Según el informe, este fenómeno se debe principalmente a la sustitución de dietas tradicionales por alimentos ultraprocesados, que suelen ser baratos, fáciles de acceder y altamente calóricos, pero pobres en nutrientes esenciales.
“Este dramático cambio en el panorama de la malnutrición pone en peligro la salud y el potencial futuro de los niños, las comunidades y las naciones”, advirtió Unicef en su comunicado.
La obesidad infantil: una amenaza creciente
El informe indica que uno de cada cinco niños en edad escolar y adolescentes presenta sobrepeso, lo que equivale a unos 391 millones de menores en todo el planeta.
La obesidad ya supera al bajo peso en todas las regiones del mundo, excepto en África subsahariana y el sur de Asia. Esta tendencia marca una “doble carga de malnutrición” en muchos países: mientras algunos niños sufren retraso en el crecimiento, otros enfrentan las consecuencias del exceso de peso.
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, advirtió que “durante la infancia, una buena nutrición desempeña un papel fundamental en el desarrollo físico, cognitivo y emocional”, y alertó sobre el impacto que tienen las dietas actuales, dominadas por alimentos industrializados y poco nutritivos.
América Latina, en el podio del sobrepeso infantil
El estudio reveló que Latinoamérica se encuentra entre las tres regiones con mayor índice de sobrepeso en niños y adolescentes, junto con Medio Oriente y Norte de África, y América del Norte.
En el año 2000, 34 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años tenían sobrepeso u obesidad en la región. Hoy, esa cifra asciende a 56 millones, distribuidos de la siguiente manera:
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20 millones de niños de entre 5 y 9 años (39%)
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20 millones de niños de entre 10 y 14 años (20%)
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16 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años (16%)
Además, el 64% de los países latinoamericanos muestran una prevalencia “muy alta” de sobrepeso en este grupo etario.
Las diferencias entre naciones son notorias: Guatemala presenta un 23% de niños y adolescentes con sobrepeso, mientras que en Chile la cifra asciende al 58%.
El informe destaca especialmente a Chile, que registra un 27% de niños y adolescentes con obesidad, superando incluso a Estados Unidos (21%) y Emiratos Árabes Unidos (21%).
La desigualdad también influye en la obesidad
El documento de Unicef subraya que, en países de ingresos medios y altos como Brasil y México, la obesidad infantil se concentra en hogares de nivel socioeconómico más bajo, ubicados en zonas conocidas como “pantanos alimentarios”.
Se trata de áreas urbanas donde abunda la comida rápida y escasean las opciones de alimentos frescos y saludables, lo que limita severamente las posibilidades de las familias para ofrecer una dieta equilibrada a sus hijos.
A nivel mundial, el estudio detectó que el sobrepeso es más común en niños que en niñas en todos los grupos de edad, excepto entre adolescentes de 15 a 19 años, donde la prevalencia es mayor en las mujeres.
En Latinoamérica y el Caribe, los niños de 5 a 14 años tienen tasas de sobrepeso superiores en más de 5 puntos porcentuales a las de las niñas, mientras que entre adolescentes de 15 a 19 años ocurre lo contrario, con las jóvenes superando a los varones también en 5 puntos porcentuales.
Dietas saturadas de productos ultraprocesados
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es que los alimentos y bebidas ultraprocesados representan al menos un tercio de la ingesta calórica total de los adolescentes en países como Argentina, Chile y México.
América Latina, además, es la segunda región del mundo (después de Europa Oriental y Asia Central) donde los adolescentes consumen más refrescos, productos azucarados y alimentos salados procesados:
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55% consume refrescos de manera habitual
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83% consume alimentos o bebidas azucaradas
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38% consume alimentos procesados salados
“Dichas cantidades son tan elevadas que estos productos ya forman parte central de la dieta adolescente, como si fueran alimentos básicos”, advirtió el informe.
El costo económico de la obesidad infantil
Además de los riesgos para la salud, Unicef alertó sobre el impacto económico potencialmente devastador que representa la epidemia de obesidad infantil.
El organismo estima que para 2035, el costo económico global del sobrepeso y la obesidad superará los 4.000 millones de dólares anuales.
En Perú, por ejemplo, los costos asociados a la obesidad podrían superar los 210.000 millones de dólares al año en el futuro, si no se implementan políticas públicas efectivas.
Por el contrario, el informe destaca el caso de México, donde el gobierno prohibió la venta y distribución de alimentos altos en sal, azúcar y grasas en las escuelas públicas, una medida que beneficia a más de 34 millones de estudiantes y busca revertir la tendencia creciente del sobrepeso infantil.
Las medidas que propone Unicef
Ante este panorama, Unicef insta a los gobiernos a adoptar políticas públicas firmes y coordinadas para revertir la tendencia. Entre sus principales recomendaciones figuran:
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Establecer regulaciones estrictas sobre etiquetado, publicidad y fiscalidad de alimentos
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Prohibir la venta y promoción de comida chatarra en entornos escolares
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Ampliar los programas sociales que garanticen el acceso a dietas saludables
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Frenar la interferencia de la industria de alimentos ultraprocesados en las decisiones políticas
“La obesidad infantil es una emergencia silenciosa que está creciendo ante nuestros ojos. Necesitamos transformar los entornos alimentarios de forma urgente para que todos los niños, sin importar dónde vivan, tengan acceso a alimentos nutritivos y asequibles”, declaró Catherine Russell.
Un desafío de salud pública global
El aumento de la obesidad infantil no es solo un problema médico, sino también social, económico y político. Su avance amenaza con condicionar el futuro de generaciones enteras, limitando su desarrollo y generando costos inmanejables para los sistemas de salud.
El informe de Unicef deja un mensaje claro: si los gobiernos, las comunidades y la industria no actúan ahora, el problema podría tornarse irreversible en pocas décadas.
La batalla contra la obesidad infantil requiere de un compromiso colectivo y urgente para devolver a las nuevas generaciones el derecho a una vida sana, activa y plena.