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Donald Trump, herido, es retirado del escenario, rodeado por los agentes del servicio secreto (Foto: gentileza CBS News).
Thomas Matthew Crooks, de Pensilvania, tenía 20 años. Vivía en Bethel Park, un suburbio de Pittsburgh, a unos 56 kilómetros al sur del mitin de Trump, donde disparó contra él y no lo mató solo por casualidad. Crooks se graduó de la escuela secundaria Bethel Park en 2022, y era afiliado al partido republicano. Quienes lo conocieron en su época secundaria dijeron que había sufrido casos de bullying, pero que nunca respondió ni tenía actitudes violentas o sospechosas. Era sí, reservado, pero solo eso.
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EL FBI y el servicio secreto, cuestionado por el atentado contra Donald Trump (Foto: A24.com).
Sin embargo, fue capaz de manejar hasta el lugar del acto proselitista de Trump, tomar un arma automática y trepar a un techo a 70 metros de donde hablaría el candidato republicano. Se colocó en posición de francotirador y esperó. Además, las autoridades policiales y el FBI dicen que en el baúl del auto tenía una carga de explosivos que podría haber causado un episodio mucho más grave de lo que por sí habría sucedido si mataba a Trump de un disparo certero.
Esto pone nuevamente el acento en el acceso a las armas. La ametralladora de Crooks es como la versión "casera" o "común" del MI-16 usado por el Ejército, los grupos de elite como SWAT de la policía o los comandos militares. Por "casero" no nos referimos a que sean elementales en su poder de fuego. Lo que sucede es que son de las tantas armas automáticas que se pueden conseguir incluso por una compra on line.
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Crooks, el casi homicida de Trump, en posición de francotirador y el arma que utilizó (Foto: A24.com).
La segunda enmienda de la Constitución norteamericana permite a los ciudadanos armarse en defensa propia (por ser un derecho previo a la propia unión nacional y su Carta Magna). Pero la interpretación extrema -a la cual adhieren la rama más tradicional del partido republicano y el propio Trump- impiden controles más severos para el acceso a esas armas que son las utilizadas en la mayoría de los ataques indiscriminados que se dan en ese país.
Esta situación excede al protocolo de los servicios secretos en cuanto a seguridad. Aunque tienen que estar en condiciones de lidiar con esa potencial amenaza que se presenta en reiteradas oportunidades cada año. El problema es que en el acto de Trump fallaron en tres de los cuatro aspectos principales de su trabajo.
Prevención, control, reacción y evacuación
- Prevención. Está claro que la prevención, todo el diagrama previo de seguridad, falló. Nunca pudo una persona haber logrado llegar con una ametralladora con mira telescópica a ubicarse en un lugar alto con visión directa y clara de un candidato presidencial. Crooks pudo hacerlo a solo 70 metros de distancia con un arma de precisión cuyo alcance es de 500 metros o más.
Las autoridades dicen que están buscando pistas para comprender por qué un hombre de 20 años de un pequeño pueblo de Pensilvania decidió abrir fuego en el mitin del expresidente Trump el sábado. Este es otro aspecto débil en toda tarea de investigación, elemento clave en la prevención.
- Control. Aquí hay testigos fundamentales. Se grabaron alertando sobre el movimiento por demás sospechosos de Crooks, subiendo a instalarse en ese lugar sobre un techo. Unos contaron a los periodistas que los policías de Pensilvania, inicialmente, no tomaron en cuenta su alerta.
Ahora, hay una primera versión oficial a modo de descargo, aunque no del servicio secreto, sino de la policía local. El jefe de la policía del condado Butler, Michael Slupe, dijo que tomaron en serio las advertencias de los presentes en el mitín republicano. Incluso, un agente policial subió en busca de Crooks. Pero este lo vio y podía dispararle, por lo que el agente debió buscar como protegerse antes de actuar. Sin poder sacar el arma, el agente retrocedió. Según el jefe local, fue cuando Crooks volvió a girar, se acomodó y disparó hacia Trump.
De ser cierto ese relato, parece estar hablando de Crooks como alguien muy preparado, casi como un sicario. Pero hasta el momento no hay ningún antecedente que demuestre una prolífica actividad entrenando como tirador.
Y aunque así lo fuera, frente a él, en línea recta, estaban apuntando hacia allí los "snipers" (francotiradores) que lo abatieron en cuanto disparó, pero no antes.
- Reacción. Lo primero que llama la atención es justamente eso, ¿cómo pudo disparar si había efectivos de seguridad que miraban hacia ese lugar? ¿No les llamó la atención todo lo que describieron los testigos más cercanos al techo en donde se preparó Crooks?
Que hayan disparado solo después de que lo hiciera Crooks también es inexplicable porque estaba en línea directa a la visión de la custodia y solo acostado en un techo, ni siquiera estaba camuflado en su posición. De la misma manera, los efectivos cercanos a Trump llegaron a él una vez que por sus propios medios, a pesar de la herida en la oreja derecha, el candidato presidencial se agachó por sí solo y buscó estar a cubierto.
- Evacuación. Desconcierta el tiempo que tardaron en sacarlo de ese lugar, teniendo en cuenta que no estaba gravemente herido. No sabían si podía haber otro tirador, por más que Crooks ya había sido abatido. Incluso en la grabación de ese momento, se escucha claramente que Trump no quiere irse del lugar sin recuperar el zapato que perdió en el primer momento. Y no se lo llevaron hasta que estaba debidamente calzado.
También está en observación una mujer -había varias en el operativo de custodia- que demoró o se complicó al momento de extraer su arma.
Todos estos cabos sueltos serán investigados por un servicio "independiente". Es decir, no será el FBI. A los agentes del equivalente a nuestra policía Federal se los investigará a cada uno, en su manera de acción y respuesta.
Donald Trump elogió la acción de los agentes de la custodia. Pero antes de eso, debe estar agradecido a que Crooks no tuvo la puntería necesaria, porque pudo haber disparado en el momento que quiso.