Los delitos que se le imputaron
El fallo contempló varios cargos:
- Intimidación pública por la amenaza directa a Di María.
- Portación de arma de fuego —una pistola 9 milímetros— utilizada para disparar contra la estación de servicio.
- Robo agravado de la motocicleta en la que llegó al lugar del ataque.
La pistola secuestrada y el vehículo robado fueron presentados como pruebas clave. Para la fiscalía, el episodio encuadró en un patrón de violencia vinculada a la inseguridad creciente en Rosario.
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Condenaron al autor de una de las amenazas hacia Ángel Di María.
Un mensaje con impacto nacional
El hecho trascendió rápidamente el ámbito local. El mensaje dirigido a Ángel Di María puso en evidencia que figuras públicas y deportivas no están exentas de ser blanco de amenazas mafiosas en la ciudad. Aunque el futbolista no se pronunció públicamente sobre el ataque, en el entorno familiar se reforzaron las medidas de seguridad.
Rosario, que atraviesa una grave crisis de violencia ligada al narcotráfico y a grupos delictivos organizados, vio en este episodio una muestra más de la escalada de hechos intimidatorios que buscan visibilidad mediática.
El trasfondo de "Los Rosarinos"
La firma en la nota dejada en la estación de servicio, Los Rosarinos, es una denominación que aparece en distintos episodios de amenazas y ataques armados en la región. Se trata de un sello utilizado por diferentes grupos criminales para marcar acciones violentas, aunque no siempre hay una estructura unificada detrás.
Captura
Un grupo de sicarios disparó contra una estación de servicio y dejó una amenaza para Ángel Di María.
Este tipo de mensajes tienen un doble objetivo: intimidar al destinatario y generar un efecto de temor generalizado en la comunidad.
Cómo continúa la causa
Si bien Sánchez fue condenado, la investigación continúa para identificar al segundo participante del ataque, que hasta el momento permanece prófugo. Las autoridades no descartan que este cómplice tenga vínculos con otras causas por balaceras y amenazas en la ciudad.
Los fiscales del caso sostienen que el ataque contra la estación de servicio no fue un hecho aislado, sino parte de una estrategia de amedrentamiento que busca posicionar a ciertos grupos en la disputa territorial por el control del delito en Rosario.