La Justicia investiga a un conocido empresario por presuntos abusos cometidos contra adolescentes, compañeros de colegio de su hijo, en un expediente que reúne al menos diez denuncias y que sigue sumando testimonios.
La investigación penal, que reúne al menos diez denuncias de adolescentes, incluye relatos de encuentros en oficinas con consumo de alcohol y apuestas online.
La Justicia investiga a un conocido empresario por presuntos abusos cometidos contra adolescentes, compañeros de colegio de su hijo, en un expediente que reúne al menos diez denuncias y que sigue sumando testimonios.
El caso, que fue dado a conocer públicamente en las últimas horas, tramita en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°50, a cargo del juez Carlos Bruniard, con intervención de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°1, cuyo titular es Pablo Turano.
La investigación se encuentra bajo secreto de sumario, con medidas probatorias en curso y pericias clave sobre dispositivos electrónicos secuestrados.
Marcelo Porcel es un empresario vinculado históricamente al mundo del entretenimiento y las finanzas. Supo tener la concesión de OH! Buenos Aires, un predio emblemático del circuito nocturno porteño, y es hijo del fundador de Argencard, la tarjeta de crédito que tuvo un fuerte crecimiento en los años noventa antes de ser vendida al Grupo Exxel.
Hoy, su nombre aparece en el centro de una causa penal que investiga presuntas conductas de abuso, corrupción de menores y otros delitos conexos, ocurridos -según los denunciantes- entre 2022 y 2024, fuera del ámbito escolar, pero en contextos directamente relacionados con la vida cotidiana de los adolescentes.
Según consignó La Nación y Noticias Argentinas, la denuncia original fue impulsada por padres de alumnos del Colegio Palermo Chico a mediados de 2024. En un primer momento, seis adolescentes relataron situaciones que consideraron graves y reiteradas. Con el correr de los meses, la querella fue incorporando nuevos testimonios, hasta alcanzar al menos diez denunciantes, el último de ellos sumado en los últimos días.
Los testimonios incorporados a la causa -muchos de ellos ya realizados en Cámara Gesell- describen un patrón de conducta reiterado. Según los denunciantes, el empresario organizaba reuniones con compañeros de su hijo, tanto en su domicilio familiar de Palermo como en oficinas ubicadas en el centro porteño y en departamentos de alto nivel, entre ellos uno situado en la Torre Le Parc de Puerto Madero.
En esos encuentros, siempre de acuerdo con los relatos judicializados, se promovía el consumo de alcohol entre adolescentes, incluso mediante incentivos económicos. Algunos jóvenes declararon que se les ofrecía dinero a cambio de beber, mientras que otros mencionaron transferencias para realizar apuestas online, aun cuando uno de los chicos tendría antecedentes de ludopatía.
También se habla en la causa de un video de adolescentes corriendo en ropa interior dentro del despacho del empresario y de una presunta foto de un menor duchándose, material que ahora es objeto de peritajes digitales.
Según los relatos coincidentes, las reuniones estaban atravesadas por pedidos explícitos de silencio. Mensajes de WhatsApp, chats grupales y consignas claras para que “todo quedara entre ellos” aparecen mencionados en varias declaraciones.
El traslado de los adolescentes -según surge del expediente- corría por cuenta del propio imputado, lo que reforzaba su rol central en la organización de los encuentros. Incluso, a estas reuniones les habrían puesto un nombre: “Shubidubi”, una palabra clave que, según los denunciantes, funcionaba como sinónimo de alcohol a cambio de dinero. En esos chats, el adulto se presentaba como “el capitán”.
Como parte de la investigación, la Justicia ordenó allanamientos en los domicilios y oficinas vinculados a Porcel. En esos procedimientos se secuestraron computadoras, teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos, que actualmente están siendo analizados por peritos especializados.
Entre las pruebas más sensibles figura el peritaje sobre el celular del imputado, donde, según denunciaron padres de las víctimas, se habrían encontrado imágenes de menores desnudos. “Lamentablemente, había fotos de mi hijo”, confesó uno de los padres que tuvo acceso al material incorporado a la causa.
Aunque Marcelo Porcel ya se encuentra imputado, aún no fue indagado. El fiscal Pablo Turano solicitó la indagatoria la semana pasada, pero la incorporación de un nuevo denunciante obligó a que el expediente vuelva a la fiscalía para correr vista, un paso procesal obligatorio antes de avanzar.
Mientras tanto, el juzgado dictó una restricción perimetral que prohíbe al imputado acercarse a menos de 300 metros de las presuntas víctimas. Esa medida le impide concurrir al Colegio Palermo Chico y al club GEBA, donde varios de los chicos practican deportes.
Consultado por la prensa, Marcelo Porcel negó las acusaciones. “En la causa se hicieron las pericias que ordenó el juez y todas concluyeron que no hubo abuso. Así lo dictaminó el Cuerpo Médico Forense”, sostuvo en declaraciones periodísticas. También aseguró que algunas pericias ponen en duda la veracidad de los dichos de una presunta víctima.
Sin embargo, más allá de su postura, la causa continúa avanzando, con nuevos testimonios, pericias psicológicas oficiales y de parte, y una creciente cantidad de denunciantes.