Finalmente, expresó su deseo respecto al futuro de los imputados: “La cuidamos como un bebé hasta los 25 años, cuando empezó a salir sola. Ahora quiero que se pudran en la cárcel”, cerró con firmeza.
   Las imágenes que indignaron a todos: los Sena, tapándose la cara
 El comienzo de la nueva audiencia estuvo marcado por una escena insólita. Mientras los medios ingresaban a la sala para registrar el inicio de la jornada, Emerenciano y César Sena decidieron cubrirse los rostros: el padre con un barbijo, el hijo con una hoja de papel.
 Ambos evitaron ser fotografiados, giraron la cabeza y se negaron a mirar a las cámaras. No es la primera vez que lo hacen. En audiencias anteriores, Emerenciano incluso dio la espalda a la prensa, en un gesto interpretado por los familiares de Cecilia como una provocación o un intento de ocultar el rostro de la vergüenza.
 A diferencia de ellos, Marcela Acuña, madre de César, permaneció serena, con el rostro descubierto y en silencio. Los tres están sentados separados, cada uno con su defensa, enfrentando acusaciones por homicidio doblemente agravado por el vínculo y en contexto de violencia de género.
 César está imputado como autor material, mientras que sus padres figuran como partícipes primarios. También se juzga a Fabiana González, José Obregón, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso por encubrimiento agravado.
 Gloria Romero volvió a declarar: dolor, sospechas y un mensaje perturbador
 El testimonio de Gloria Romero, la madre de Cecilia, fue nuevamente el eje de la jornada. La mujer, que el viernes había sufrido una descompensación en plena declaración, retomó su relato visiblemente afectada.
 “Ese hollín era mi hija”, dijo entre lágrimas al recordar el momento en que le mostraron las pertenencias de Cecilia encontradas en el predio de los Sena.
 “No tengo más vida. Si me pegan un tiro me hacen un favor. Me fui porque me pusieron una bolsa con la cara de mi otra hija. Pero a mí, si me pegan un tiro, me hacen un favor”, apuntó.