La empleada doméstica confesó que mató al empresario Roberto Wolfenson: "Se me fue de las manos"
Rosalía Paniagua declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro. La mujer, acusada de homicidio y robo, admitió haber asfixiado al empresario dentro de su casa en el country La Delfina y dio detalles escalofriantes.
Rosalía Paniagua se quebró y confesó.
El asesinato del empresarioRoberto Wolfenson Band, ocurrido en febrero de 2024 en el country La Delfina de Pilar, tuvo este miércoles un giro clave: la empleada doméstica Rosalía Paniagua confesó el crimen durante el juicio oral. La imputada se quebró en la tercera jornada de audiencias y reveló un dato que no le creyeron.
“Se me fue todo de las manos”, declaró ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro, que la juzgan por robo calificado y homicidio criminis causa, según la acusación de la fiscal Laura Capra.
Durante su testimonio, Paniagua —que no está obligada a decir la verdad— relató que el empresario la sorprendió robando un celular y le advirtió: “Te voy a denunciar”.
Según su versión, en ese momento comenzaron a forcejear: “Le pegué un cabezazo, lo tiré al piso, le di una patada en el pecho y con un colgante lo ahorqué. Después me fui”, dijo.
El homicidio ocurrió en la habitación de huéspedes de la vivienda, donde la mujer utilizó un lazo para asfixiarlo, provocándole la muerte. La autopsia confirmó ADN de Paniagua debajo de las uñas de la víctima, lo que acreditó la pelea previa.
Embed
Un crimen sin signos de violencia en el ingreso
El cuerpo de Wolfenson fue hallado el 22 de febrero de 2024 por su profesor de piano, que llegó a la casa y dio aviso a las autoridades. Las cerraduras no estaban forzadas y el domicilio se encontraba intacto, lo que llevó a los investigadores a sospechar de alguien de confianza.
Rosalía Paniagua, empleada doméstica de nacionalidad paraguaya, había ingresado a trabajar esa mañana entre las 8 y las 13. En ese lapso, según la fiscalía, robó dinero y objetos de valor antes de escapar del country.
Entre los elementos sustraídos se contabilizaron:
Un teléfono celular,
Un parlante bluetooth,
Un cuchillo de cocina,
Un candelabro de bronce tipo Menorah,
Joyas de plata, guantes de limpieza,
$900.000 y USD 300.
Las cámaras del country La Delfina registraron su salida poco antes de las 14 sin revisión de su mochila. Luego, viajó hasta la estación de tren de Presidente Derqui, donde fue vista manipulando el teléfono del empresario.
Las pruebas clave: cámaras, ADN y objetos robados
El teléfono de Wolfenson dejó de emitir señal tras la salida de Paniagua del barrio, y las cámaras de la estación captaron cómo intentó extraerle el chip. El dispositivo fue luego ofrecido a la venta por su pareja, según declaró un vecino. Además, el candelabro robado fue vendido en un local de metales, cuyo dueño reconoció la pieza.
La perito criminalística Débora Paula Albornoz confirmó que no hubo participación de terceros: “Los cabellos hallados en el lugar se desprendieron por una lucha o forcejeo. No son compatibles con una caída natural”, detalló.
El crimen ocurrió en la casa del empresario, en el country de Pilar La Delfina. (Foto: DDI)
Qué dijeron los investigadores y cuál podría ser la pena
El fiscal Germán Camafreita, a cargo de la instrucción, sostuvo que Paniagua mató a Wolfenson para garantizar su impunidad tras el robo. La imputación de robo calificado por el uso de arma impropia en concurso real con homicidio criminis causa prevé penas que van desde prisión perpetua hasta reclusión por tiempo indeterminado.
Durante su declaración, la acusada intentó justificar el robo del celular alegando que la esposa del empresario se lo había pedido “para ver en qué andaba”, pero fuentes judiciales consideran que esa parte del relato carece de sustento.
El juicio continúa esta semana en los tribunales de San Isidro, donde la confesión de Paniagua dejó pocas dudas sobre su autoría. El caso, que sacudió a la comunidad de Pilar, podría tener sentencia antes de fin de año.