DOLOR INMENSO

La hipótesis de la que nadie hablaba sobre el triple crimen de Brenda, Morena y Lara: todos los detalles

La investigación por el triple crimen de Florencio Varela, que conmociona al país desde el hallazgo de los cuerpos de Brenda del Castillo (20), Morena Verri (20) y Lara Gutiérrez (15), sigue sumando hipótesis y teorías que intentan explicar lo sucedido en aquella casa donde las tres jóvenes fueron brutalmente asesinadas.

La hipótesis de la que nadie hablaba sobre el triple crimen de Brenda, Morena y Lara: todos los detalles

La investigación por el triple crimen de Florencio Varela, que conmociona al país desde el hallazgo de los cuerpos de Brenda del Castillo (20), Morena Verri (20) y Lara Gutiérrez (15), sigue sumando hipótesis y teorías que intentan explicar lo sucedido en aquella casa donde las tres jóvenes fueron brutalmente asesinadas.

Si bien desde un primer momento la línea narco fue la más fuerte para los investigadores, en las últimas horas surgieron nuevas versiones que ponen en duda los móviles originales. Estas hipótesis van desde un encuentro sexual que terminó mal, hasta un ajuste de cuentas ligado a un supuesto episodio de “mexicaneada”, término utilizado en el mundo narco para referirse a un robo o engaño dentro de una transacción de drogas.

Tres hipótesis principales sobre lo sucedido

El periodista Sebastián Domenech explicó en un informe que actualmente se manejan tres ejes centrales sobre el caso:

  • Hipótesis uno: las jóvenes habrían participado de un encuentro sexual que, por motivos aún desconocidos, terminó en tragedia.

  • Hipótesis dos: la escena estaría vinculada a un robo o incidente inesperado que desencadenó el ataque mortal.

  • Hipótesis tres: la más fuerte de las versiones narco, que sostiene que alguna de las chicas habría tenido un contacto previo con una organización delictiva o con alguien relacionado al narcotráfico, lo que derivó en una venganza.

Sobre esta tercera hipótesis, Domenech detalló: “Entre las propias familias hay acusaciones cruzadas. Se habla de que una de las jóvenes habría tenido un vínculo previo con una pequeña organización o con alguien relacionado con el narcotráfico. Esa persona, tras un supuesto episodio de robo o mexicaneada, habría decidido ajustar cuentas de la peor manera”.

Lo que resulta más inquietante es que algunos investigadores consideran que el triple crimen podría no haber sido ejecutado solo por los detenidos actuales.

Domenech reveló: “Existe otra versión que indica que el autor intelectual no sería ninguno de los cuatro que están tras las rejas. Según esa línea, quien ideó el crimen buscó que todo se hiciera de manera tal que alguien más lo viera o recibiera un mensaje directo”.

Esto abre un panorama aún más complejo, ya que la hipótesis sostiene que ninguna de las chicas habría cometido un engaño ni actuado como ‘viuda negra’, como se había difundido en versiones iniciales. En cambio, todo podría haber sido parte de un montaje criminal para enviar un mensaje dentro del mundo narco.

La sombra del “Pequeño Jota”

En medio de estas conjeturas, un nombre vuelve a aparecer en la escena: el del “Pequeño Jota” o Julito, señalado como narco de bajo perfil que tendría relación con lo ocurrido.

Los investigadores advierten que no se trata de un “peso pesado” del narcotráfico, ni de alguien vinculado directamente con las grandes bandas criminales como las de la 1-11-14 o la Villa Zavaleta. Sin embargo, su figura aparece repetidamente en los testimonios y rumores, como alguien que se mueve en el mundo de la droga con métodos violentos y con un historial de conflictos.

Domenech explicó: “Se lo menciona como un narco, pero no forma parte de la primera línea de las grandes bandas de la Ciudad de Buenos Aires. Es más bien un jugador menor, que sin embargo podría haber tenido un rol central en lo que pasó en Florencio Varela”.

Mientras la Justicia sigue evaluando estas hipótesis, el dolor de las familias de Brenda, Morena y Lara no encuentra consuelo. Las acusaciones cruzadas entre allegados reflejan el desconcierto y la necesidad de respuestas claras.

Las comunidades de donde eran oriundas las víctimas continúan en estado de shock, reclamando justicia y mayor seguridad. Vecinos y allegados exigen que se esclarezca lo ocurrido, pero sobre todo que no se intente “ensuciar la memoria de las jóvenes” atribuyéndoles conductas vinculadas al narcotráfico sin pruebas firmes.

El triple crimen de Florencio Varela parece haberse transformado en un rompecabezas criminal con piezas que no terminan de encajar. Las versiones van desde lo personal hasta lo narco, pasando por teorías sobre robos, traiciones y venganzas.

Las autoridades judiciales sostienen que los cuatro detenidos actuales siguen bajo investigación, pero no descartan la participación de otros cómplices ni la existencia de un cerebro detrás de la masacre.

El hecho de que se hayan difundido tantas hipótesis contradictorias refleja tanto la complejidad del caso como el impacto social que generó. Cada nueva línea de investigación abre interrogantes sobre el verdadero móvil, la identidad de los responsables y el grado de vulnerabilidad que enfrentaban las jóvenes en el contexto en el que se encontraban.

Criminólogos consultados por medios nacionales coinciden en que el caso “tiene características propias del mundo del narcotráfico”, donde las venganzas suelen ejecutarse con brutalidad y sin dejar margen a la duda.

Otros especialistas, en cambio, creen que los investigadores deben mantener abiertas todas las líneas de investigación hasta contar con pruebas sólidas. Señalan que la rapidez con la que se instalaron ciertas versiones pudo haber contaminado el expediente con rumores difíciles de comprobar.

Lo que falta por esclarecer

A pesar de los avances, aún quedan muchas preguntas abiertas:

  • ¿Qué vínculo real tenían las jóvenes con el grupo señalado?

  • ¿Quién podría ser el verdadero autor intelectual del crimen?

  • ¿Por qué se mencionan distintos móviles con tanta fuerza?

  • ¿Fue un ataque planeado con un mensaje mafioso o un hecho que escaló de forma inesperada?

Estas dudas mantienen a la investigación en una etapa crucial, donde cada prueba y cada testimonio puede inclinar la balanza hacia una hipótesis distinta.

El triple crimen de Florencio Varela no solo expone la violencia con la que opera el narcotráfico en algunos sectores del conurbano bonaerense, sino también la vulnerabilidad de los jóvenes que, muchas veces, quedan atrapados en redes de violencia de las que es difícil salir.

El caso también revela las dificultades que enfrenta la Justicia para desentrañar los móviles de crímenes vinculados al narcomundo, donde el silencio, el miedo y las venganzas hacen que la verdad tarde en salir a la luz.

En este escenario, la sociedad sigue esperando respuestas claras y contundentes que permitan hacer justicia por Brenda, Morena y Lara, y evitar que hechos de esta magnitud vuelvan a repetirse.

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