Un encuentro bajo sospecha
De acuerdo con el expediente, la reunión tuvo lugar dos semanas antes del triple crimen, en un contexto que ahora la fiscalía intenta reconstruir.
Según testimonios incorporados a la causa, Lara le había contado a una conocida que tenía miedo de asistir sola a un encuentro con un hombre en el barrio de Flores, por lo que le pidió que la acompañara.
Una testigo declaró que la adolescente le pidió acompañarla “para sentirse más segura”, ya que el hombre con quien se iba a ver —presuntamente “Pequeño J”— la había contactado días antes. “No quería ir sola, estaba nerviosa”, contó la mujer ante los investigadores.
Otra amiga de Lara, que vivía en La Tablada, aseguró que la joven le comentó que “un ciudadano peruano la había invitado a comer”, y que no era la primera vez que se veían. En esa ocasión, la víctima recibió 200 dólares como regalo, según relataron fuentes judiciales, aunque el sospechoso “no le tocó un pelo”.
TRIPLE CRIMEN NARCO: "IBAN A MATAR A LARA Y SE SUBIERON LAS OTRAS DOS" - ABOGADO DE SOTACURO
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En los días previos al crimen, el vínculo se volvió más insistente: “Pequeño J” habría enviado obsequios a Lara, entre ellos un perfume y un oso de peluche, que fue encontrado luego en su habitación.
El último contacto entre ambos habría ocurrido el sábado 20 de septiembre, día en que desaparecieron las tres jóvenes. Según los registros telefónicos, ese mismo día el presunto femicida la llamó para coordinar un nuevo encuentro.
El vínculo entre las víctimas y los acusados
Las tres chicas, Brenda, Morena y Lara, salieron de sus casas en La Tablada tras recibir una propuesta para asistir a una supuesta fiesta, a cambio de 300 dólares cada una.
Esa fue la última vez que se las vio con vida. Sus cuerpos fueron encontrados días después enterrados en el fondo de una vivienda en Florencio Varela, en el barrio Villa Vatteone.
La casa donde se hallaron los cuerpos había sido alquilada por Celeste González Guerrero (28) y su pareja, Miguel Ángel Villanueva Silva (25), ambos ya detenidos. Según la hipótesis del fiscal Arribas, la propiedad habría sido utilizada para el crimen, y “Pequeño J” habría coordinado la emboscada desde su círculo más cercano.
El fiscal Arribas confirmó que, además de los nueve detenidos hasta el momento, podría haber al menos cuatro personas más involucradas.
“Estamos trabajando sobre los teléfonos incautados y los audios extraídos. Una vez que se individualicen a las personas que figuran allí, se procederá a su detención”, explicó el fiscal.
Entre los arrestados figuran Maximiliano Parra (18) e Iara Ibarra (19), sorprendidos mientras limpiaban manchas de sangre en la escena del crimen. También fue detenido Víctor Sotacuro, el remisero que trasladó a las víctimas y que luego escapó a Bolivia, donde fue capturado en la localidad fronteriza de Villazón.
Los últimos en ser arrestados fueron Ozorio y “Pequeño J”, localizados en Perú el pasado 30 de septiembre, en un operativo conjunto entre Interpol y las fuerzas peruanas.
Las dudas que persisten
Aunque una de las líneas de investigación apunta a un ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico, el fiscal aclaró que aún no hay pruebas suficientes para confirmar ese móvil.
“No tenemos todavía elementos que acrediten que se trató de un hecho vinculado al narcotráfico. Es una hipótesis, pero necesitamos más pruebas”, señaló Arribas.