La imagen de la familia Cattani caminando hacia el tribunal, entre muestras de apoyo de amigos y organizaciones sociales, fue el reflejo de una lucha que no se detuvo pese al paso del tiempo y los obstáculos del proceso judicial.
El diario íntimo de Millaray: una confesión silenciosa
Uno de los elementos más conmovedores del caso es el diario íntimo que Millaray escribió durante los últimos años de su vida. En esas páginas, la adolescente dejó plasmados sus pensamientos y el impacto de los abusos sufridos. “La verdad, intento no pensar en Gustavo, pero no puedo. Me duele tanto lo que me hizo, no entiendo”, se lee en uno de los pasajes hallados por su familia luego de su muerte.
Esas palabras escritas en soledad se transformaron en prueba fundamental para reconstruir los hechos y comprender el sufrimiento que atravesó la joven. El diario, acompañado de otros elementos de la causa, como declaraciones de allegados y peritajes, permitió que el caso llegara finalmente a juicio.
Cuatro años de espera: el reclamo por una condena ejemplar
El camino hacia el inicio del juicio estuvo marcado por dilaciones, peritajes, apelaciones y demoras. La familia de Millaray, lejos de resignarse, se mantuvo firme en su reclamo. El pedido es claro: la pena máxima para el acusado. De acuerdo con el marco legal, Donaire podría enfrentar entre 6 y 15 años de prisión, según lo determine el tribunal.
“Ella murió con ese dolor, por eso queremos que sea la máxima condena”, expresó Ayelén en declaraciones. Para la familia, una condena ejemplar no solo significaría justicia para Millaray, sino también un mensaje para tantas otras víctimas que permanecen en silencio.
El impacto social del caso Millaray
El caso de Millaray trascendió el ámbito familiar y judicial. Diversas organizaciones feministas, colectivos de derechos humanos y asociaciones de lucha contra el abuso sexual acompañaron a la familia en su pedido de justicia. Durante el primer día del juicio, frente al tribunal se realizó una concentración pacífica, con carteles que exigían “Justicia para Milla” y consignas que denunciaban la revictimización que suelen sufrir quienes se atreven a denunciar.
Vecinos y allegados recordaron el perfil de la joven: una estudiante aplicada, amante de la música y el dibujo, y con sueños truncados por una violencia que no pudo frenar. “Milla era luz, era alegría. Esto no debió terminar así”, expresó una de sus amigas a la salida de la audiencia.
El desafío de enfrentar la revictimización en los tribunales
Uno de los puntos que más remarcaron los familiares de Millaray y las organizaciones que acompañan el proceso fue la necesidad de que la justicia actúe sin que la víctima deba revivir una y otra vez su dolor. En este sentido, criticaron las actitudes de algunos asistentes al juicio, que con gestos o murmullos parecieron minimizar la gravedad de lo sucedido.
“Cada vez que venimos al tribunal sentimos que volvemos a poner el cuerpo. No es fácil, pero lo hacemos porque amamos a Milla y no vamos a dejar que su historia quede en el olvido”, expresó Ayelén al concluir la jornada.
Lo que viene: el juicio en sus próximos pasos
El juicio por el caso de Millaray recién comienza. Se espera que en las próximas audiencias declaren testigos clave, entre ellos profesionales de la salud mental que acompañaron a la joven, peritos forenses, y allegados que aportarán su testimonio sobre lo que ocurrió en los meses previos a la tragedia.
El tribunal deberá analizar con detalle las pruebas y los testimonios antes de emitir un fallo que, como esperan los familiares, pueda saldar en parte el sufrimiento de estos años.
Un mensaje que trasciende el caso Millaray
Más allá del proceso judicial, el caso de Millaray reavivó el debate social sobre la necesidad de mayor celeridad en las causas de abuso sexual, así como la importancia de brindar un acompañamiento integral a las víctimas. Las organizaciones remarcan que la demora en el acceso a la justicia puede tener consecuencias irreparables, como ocurrió en este caso.
El juicio a Donaire no solo pone en juego la responsabilidad de un acusado: también expone las falencias de un sistema que muchas veces llega tarde. La familia de Millaray, en medio del dolor, busca que el nombre de la joven sirva para generar conciencia y evitar que otros casos terminen con desenlaces similares.