La mujer explicó que, cuando regresó a la vivienda, Villanueva Silva le contó en detalle lo que había pasado dentro de la casa mientras ella no estaba. “Me explica que cuando abrió la puerta, una de las chicas quiso salir corriendo como para escaparse y, ante eso, él agarró un destornillador que estaba a mano y un vidrio y mató a la chica que se quería escapar”, declaró ante la Justicia.
La joven que intentó escapar, según González Guerrero, era Brenda del Castillo, y habría sido la primera de las víctimas en ser asesinada. Esta afirmación coincide con algunas pericias forenses preliminares que indicarían que Brenda presentaba lesiones compatibles con un ataque punzante en la zona del cuello, además de golpes contundentes en el rostro.
Celeste continuó su relato con una frialdad que sorprendió incluso a los investigadores: “Me dijo que la mató con el destornillador clavándoselo en el cuello y, como seguía viva, fue al fondo a buscar un fierro y se lo aplastó en la cara”, aseguró. El testimonio detalla no solo la secuencia del ataque, sino también el ensañamiento que caracterizó el crimen.
Cuando el fiscal le preguntó si había visto restos de sangre o signos del asesinato al ingresar, González Guerrero fue tajante: “No vi nada, solo entré hasta la puerta. Vi todo sucio el piso, lleno de barro”. Con esta respuesta, intentó desligarse parcialmente de la escena directa del crimen, aunque admitió haber estado en la vivienda minutos después de ocurrido.
Luego relató un detalle que resulta clave para la reconstrucción de los hechos posteriores al asesinato. Según su testimonio, tras el homicidio, Villanueva Silva le propuso salir a comprar elementos de limpieza para borrar rastros de lo sucedido. “Miguel me dice ‘vamos a comprar’ y nos fuimos hasta un kiosco 24 horas sobre la Av. Hudson, cerca de la estación de trenes”, contó.
Allí, de acuerdo con su versión, adquirieron cinco botellas de lavandina, tres juegos de guantes, agua oxigenada para curar el dedo de Miguel y otros artículos de limpieza. Esta parte del relato es especialmente relevante porque coincide con registros de cámaras de seguridad que, según fuentes de la investigación, captaron a Villanueva Silva y a una mujer durante la madrugada en un comercio de esa zona, comprando productos de ese tipo.
Para los investigadores, esta coincidencia entre testimonio y evidencia fílmica es un indicio fuerte que respalda la versión de Celeste y que complica aún más la situación judicial de Villanueva Silva, quien ya estaba imputado por homicidio triplemente agravado. Además, refuerza la hipótesis de que tras los asesinatos hubo una maniobra deliberada para limpiar la escena y demorar el hallazgo de los cuerpos, lo que podría traducirse en agravantes adicionales por ocultamiento de pruebas.
La declaración de González Guerrero, además, introduce un elemento que hasta ahora no había aparecido con claridad en la causa: la secuencia exacta del asesinato de Brenda. Según la hipótesis que manejaban los fiscales, las tres jóvenes habrían sido atacadas casi simultáneamente en un contexto de ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico. Sin embargo, el relato de Celeste sugiere que Brenda fue atacada primero al intentar huir, lo que podría modificar el modo en que se reconstruye la dinámica del crimen.
Otro aspecto relevante es que la testigo reconoció haber estado en la casa en el momento inmediatamente posterior al asesinato, aunque negó haber participado activamente. Esto la ubica en un rol ambiguo que deberá ser analizado por la Justicia: ¿fue cómplice activa, encubridora o simplemente testigo pasiva de lo ocurrido?.
Por ahora, su situación procesal sigue siendo delicada. Está detenida como partícipe necesaria del triple homicidio, ya que la vivienda donde ocurrieron los crímenes es de su propiedad y hay elementos que indicarían que sabía que la casa estaba siendo utilizada como “aguantadero” de una banda narco. Su testimonio, sin embargo, podría ser considerado como colaboración con la Justicia si se confirma que sus dichos ayudan a esclarecer los hechos.
Las palabras de Celeste también abren un nuevo frente en la investigación sobre las motivaciones detrás del triple crimen. Hasta ahora, la principal hipótesis apunta a un ajuste de cuentas entre bandas vinculadas al microtráfico en la zona sur del conurbano bonaerense. Brenda y las otras dos jóvenes habrían estado involucradas, en distinto grado, en actividades delictivas y habrían sido entregadas a la banda de Villanueva Silva como parte de un “mensaje” para otros grupos.
Sin embargo, algunos investigadores no descartan que Brenda haya sido un objetivo puntual por algún conflicto interno, lo que explicaría por qué fue la primera en ser atacada y con tanta violencia. La descripción del asesinato, con el uso de un destornillador y un fierro, revela un nivel de brutalidad que excede al de un simple “ajuste”, y podría estar vinculado a una venganza personal o un castigo ejemplificador dentro de la lógica criminal.
En las próximas semanas, el fiscal a cargo tomará nuevas declaraciones y ordenará pericias complementarias para contrastar el testimonio de Celeste con otros elementos. Entre ellos, se analizarán nuevamente las muestras recogidas en la vivienda, las manchas en el piso y las huellas digitales encontradas en distintos objetos. También se buscará precisar si las compras realizadas en el kiosco 24 horas fueron registradas en video y si existen testigos que puedan identificar a los implicados en ese momento.
La causa por el triple crimen de Florencio Varela es una de las más complejas de los últimos años en la región. No solo involucra a múltiples sospechosos con vínculos narcos, sino que además revela el funcionamiento de redes criminales locales que operan con extrema violencia y códigos propios. El testimonio de Celeste Magalí González Guerrero, lejos de cerrar el caso, abre nuevas líneas de investigación que podrían llevar a más detenciones y a una reconfiguración completa de la imputación para algunos de los involucrados.
Mientras tanto, la comunidad de Florencio Varela sigue conmocionada por el caso. El triple homicidio no solo impactó por la brutalidad de los crímenes, sino también por la juventud de las víctimas y por el contexto de vulnerabilidad social en el que se encontraban. Vecinos de la zona han realizado marchas y pedidos de justicia, exigiendo que se esclarezca cada detalle y se castigue a todos los responsables.
En medio de este clima, la palabra de Celeste aparece como un testimonio clave. Su relato, si se confirma, podría ser la pieza faltante que permita armar el rompecabezas completo de una noche marcada por el horror, la violencia y el silencio cómplice.