Diecisiete personas resultaron heridas, entre ellas una niña de 10 años, identificada como Catalina, quien permanece internada en estado crítico en el Hospital Garrahan, y María Mendi, que sufrió lesiones en el rostro y en una mano.
“No soy docente del colegio, estaba ahí como mamá”
En su comunicado, difundido en medios locales como La Opinión y Tiempo Pergamino, Mendi se presentó con claridad: “Soy María, mamá de un alumno del Instituto Comercial Rancagua, institución que por los hechos de público conocimiento ha estado en el centro de la mirada pública. En primera instancia quiero señalar que fui la persona que debió ser derivada al Hospital San Felipe de San Nicolás y que mucho de lo que se ha referido respecto de mi estado de salud en distintos medios de comunicación dista significativamente de la realidad”.
La mujer aclaró además que, aunque es docente de profesión, no trabaja en el ICR, como se había afirmado en varias publicaciones. “Mi presencia en el lugar se dio en calidad de mamá de un estudiante”, enfatizó.
Mendi explicó que decidió hablar públicamente no solo para desmentir versiones erróneas, sino también para agradecer a quienes la asistieron durante y después del accidente. “El motivo y necesidad de hacer público mi mensaje es agradecer inmensamente a quienes me asistieron en el colegio ni bien sucedió el accidente”, señaló.
En su extenso mensaje, la mujer mencionó con precisión a las personas e instituciones que participaron en la emergencia: “Sinceramente, de muchas personas no recuerdo los nombres, pero sí recuerdo que eran bomberos voluntarios de la localidad de Arroyo Dulce y enfermeras del Hospital General de Agudos San José de Pergamino. También, al personal de Medicar, y a médicos, enfermeras y personal del Hospital San Felipe de San Nicolás, que actuaron con pericia y tanto me cuidaron”.
Su mensaje también tuvo un tono profundamente humano: “Quiero dar las gracias al personal del Instituto Comercial Rancagua, docentes, directivos y preceptores que estuvieron y están pendientes de mi evolución. A mi familia y amigos que nos prestaron su ayuda incondicional ante esta situación; a mis compañeros de trabajo por la predisposición y el acompañamiento. A los padres y compañeros de mi hijo, y a la docente de mi hija menor, a sus compañeros y familias por estar ahí para nosotros”.
“Fue un accidente”: el pedido de respeto de María Mendi
En un tramo especialmente sensible de su carta, Mendi pidió que no se juzgue a la escuela ni a su personal sin conocer los hechos: “En lo personal, y ante tantas cosas que se han dicho del Instituto Comercial Rancagua en estos días, simplemente quiero expresar que lo ocurrido fue un accidente y pedir que no se hagan juicios de valor apresurados respecto de una situación lo suficientemente delicada y dolorosa para una comunidad que aún no termina de sobreponerse a lo ocurrido”.
La mujer subrayó: “Desde mi lugar pido que si no saben, no hablen y, sobre todo, no inventen”.
Sus palabras apuntan a bajar la tensión mediática y social que se generó en torno al colegio, donde todavía rigen las pericias judiciales para determinar las responsabilidades y las condiciones en las que se realizó el experimento que terminó con el estallido.
“No perdí el ojo”: su estado de salud actual
En la parte final del comunicado, Mendi desmintió los rumores más graves sobre su salud: “Finalmente, quiero aclarar que no perdí el ojo como fue referido en distintas publicaciones periodísticas tanto de medios locales como nacionales. Tengo una lesión en la cara, y una en la mano, pero mi evolución es favorable”.
La mujer, que fue trasladada al Hospital San Felipe de San Nicolás para ser operada, contó que su recuperación avanza positivamente y que sigue en contacto con los equipos médicos que la atendieron desde el primer momento.
Cerró su mensaje con una mención especial a Catalina, la niña más afectada por la explosión: “Por favor, sigamos rezando por Cata”.
Qué se sabe sobre la explosión
El accidente ocurrió durante la exhibición de un experimento de química que debía simular la erupción de un volcán. Según testigos, el proyecto incluía una mezcla de materiales inflamables que, al ser encendidos, generaron una reacción descontrolada.
“Las llamas se propagaron rápidamente por la estructura y, pocos segundos después, se produjo una explosión que alcanzó toda la sala”, explicó una fuente policial a medios locales.
Los fragmentos del material encendido se dispersaron como pequeñas esquirlas, impactando a quienes estaban más cerca. Catalina, la menor internada en el Garrahan, se encontraba en la primera fila, observando el experimento junto a sus compañeros. Sufrió graves lesiones faciales y riesgo de pérdida de visión, por lo que fue derivada de urgencia en un helicóptero sanitario a Buenos Aires, donde permanece en terapia intensiva con pronóstico reservado.
Investigación judicial en curso
La Fiscalía N°1 de Pergamino, a cargo de la investigación, busca determinar si hubo negligencia o imprudencia en el manejo de materiales químicos durante la feria.
Por el momento, se tomaron testimonios a docentes, padres y estudiantes, y se incautaron los restos del material utilizado en el experimento, que serán analizados por peritos especializados.
Fuentes judiciales confirmaron que el profesor de Física y Química, responsable del proyecto, colabora con la investigación y entregó toda la información disponible sobre los componentes empleados. No se descarta que haya habido una reacción accidental entre sustancias que no debían combinarse o una falla en las medidas de seguridad.
Mientras tanto, la comunidad educativa del ICR permanece conmocionada, y las clases fueron suspendidas hasta nuevo aviso.