La herencia

Alberto Fernández se resigna a una pandemia larga y organizan las PASO con distanciamiento social

Mariano Obarrio
por Mariano Obarrio |
Alberto Fernández se resigna a una pandemia larga y organizan las PASO con distanciamiento social

La administración albertista está en su momento más difícil. El gobierno de Alberto Fernández pide “bajar un cambio” a la oposición. Pero, al mismo tiempo, amenaza ahora a la Ciudad no ya con el recorte por decreto de la futura coparticipación, sino con que devuelva toda la plata que cobró desde 2016 por el traspaso de la seguridad: entre 90 y 120 mil millones de pesos. Y acusó a la oposición de “maltratar la democracia” con “posturas extremas”.

Según pudo saber A24.com, el malhumor del Gobierno tiene que ver con que el Presidente se resignó a que deberá trasponer muchos meses por delante de pandemia; al punto que el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, diseña un esquema de elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) con el doble de escuelas y lugares de votación, y distanciamiento social.

Un sector de la Casa Rosada se enfocó en la realización de un acto convocado por la CGT para el 17 de octubre: quiere sentir el apoyo social a Fernández luego de continuas marchas multitudinarias de ciudadanos indignados con la agenda del Presidente, presuntamente cooptada por la vicepresidenta Cristina Kirchner. Ese acto sería en la CGT, pero se transmitiría por medios virtuales.

Más allá de la arbitrariedad de seguir hurgando en las arcas de la Ciudad que gobierna Horacio Rodríguez Larreta, el Ejecutivo sigue dando señales de la fatiga extrema del Tesoro nacional y de la falta de dólares. La desconfianza de los mercados crece y en el mismo Frente de Todos comienzan a temer por el futuro cercano de las reservas del Banco Central.

Si bien el cepo cambiario se cerró al extremo, las importaciones seguirán drenando dólares del BCRA y el futuro es incierto. El nombre del presidente del Central, Miguel Pesce, es blanco de críticas internas del albertismo y del Instituto Patria. En este contexto, los funcionarios de la Casa Rosada admiten su preocupación: “Hay que prepararse porque la pandemia durará muchos meses por delante”, dicen. La vacuna de Gran Bretaña llegará en el primer trimestre, pero la vacunación de una mayoría crítica de la población no estará hasta junio de 2021.

En ese contexto, con la crisis económica y del coronavirus sin resolver, el Gobierno le echó nafta al fuego cuando ayer dejó trascender que si Rodríguez Larreta tiene éxito en la Corte Suprema para frenar el recorte de 36.000 millones de pesos de coparticipación, la Casa Rosada pisará el acelerador: le reclamará la devolución de lo que “Mauricio Macri le dio demás desde 2016.

“Alberto dice internamente que quiere convocar al diálogo con la oposición, pero después lo persigue a Larreta con un recorte más profundo”, señaló un albertista crítico. Entre los jóvenes funcionarios albertistas ahora critican no solo a La Cámpora y al Instituto Patria, sino a los albertistas de la generación de Alberto: los acusan de “no decirles las cosas al jefe”.

Por otro lado, Alberto Fernández se resignó a convivir con la pandemia del coronavirus hasta que termine con la vacuna: sabe que la gente está fatigada y abatida y no puede dictar más restricciones en la cuarentena. Por eso, seguirá firme en su despegue de la “cuarentena”, pese a que el Instituto Patria lo quiere llevar a levantar nuevamente esa bandera para no dejársela a Rodríguez Larreta, que es el blanco político del momento.

El plan del Presidente es poder utilizar el impulso que tuvo el acuerdo por la deuda con los acreedores privados para acelerar el acuerdo con el FMI. En el plano interno, seguirá viajando a las provincias del interior, en especial las peronistas, para anunciar inversiones, medidas productivas, subsidios y créditos para la producción y el consumo. “Alberto quiere estar en la agenda de la reconstrucción, que es donde lo quiere ver la gente”, dicen a su lado.

“En el Gobierno atajan penales, la deuda tuvo un rédito efímero y eso preocupa. Para colmo, la metida de gamba de Martín Guzmán en el Congreso tampoco ayuda”, confió a A24.com un funcionario indignado con la frase poco feliz del ministro de Economía.

Nada parece oxigenar al Gobierno en este contexto. El anuncio de la deuda duró poco, el acuerdo con el Fondo puede esperar, la pandemia no cesa, y la recesión, la inflación y la suba del dólar se comen la economía, que cayó 19,1% en el segundo trimestre, y elevó al desempleo al 13,1% en el mismo lapso, según el Indec.

La pandemia obligará a diseñar una nueva normalidad hasta que la vacuna haya inmunizado a la mayoría. Habrá que mejorar los protocolos, crear un nuevo sistema educativo, y luchar contra la imposibilidad de los municipios, laboratorios y hospitales por mejorar la capacidad de testeos y de asentar bien los datos de los fallecidos. Hoy se informan 400 fallecidos diarios, pero sólo el 10% corresponde a ese día y los demás son de arrastre de otros días.

“No podemos seguir sosteniendo esto”, se sinceraron en la Casa Rosada. “Pero no es culpa nuestra; tenemos 24 provincias y muchos subsistemas de salud y muchos hospitales y algunos cargan cada mes otros cada una semana”, señalan en Balcarce 50.

También hay malestar del Gobierno con sus propios infectólogos. “Seguiremos trabajando con ellos, pero muchas veces dijeron y se desdijeron. Estamos administrando la imprevisibilidad como también ocurre en España, Francia, Suecia, o Reino Unido”, señalan cerca del Presidente.

En ese contexto, el Gobierno se prepara para votar en las PASO con pandemia y distanciamiento social, tal como si en agosto de 2021 tuviéramos la misma situación epidemiológica que hoy. “Nosotros tenemos que prever el peor escenario y así estamos trabajando”, dicen cerca de la Dirección Nacional Electoral (DINE) que conduce la camporista Diana Solange Quiodo.

Hubo versiones de que podrían desdoblar los comicios en un sábado y un domingo, o agregar mayor cantidad de mesas, fiscales y escuelas para asegurar el distanciamiento social. Todo eso se descartó y lo único cierto es que se duplicarían los centros de votación, sean escuelas u otros establecimientos, para que haya la mitad de mesas por cada escuela y separar a la gente.

“Todo lo demás iría contra la ley electoral. No habrá ni boleta única ni desdoblamiento en días. Todo tiene que ser el domingo porque así lo dice la ley. Pero la ley no impediría duplicar las escuelas”, señalaron en la Casa Rosada. Todo eso ya se está conversando con los apoderados de todos los partidos políticos porque en febrero comenzará a correr el cronograma electoral. Se descartó definitivamente la posibilidad de suspender las PASO.