Historia

Arturo Illia: un presidente austero que estuvo preso por no saludar a los nazis y bajó la deuda externa

Una novela histórica, escrita por el periodista Agustín Barletti, recorre la figura del ex presidente que gobernó entre 1963 y 1966 hasta que fue derrocado por un golpe militar.
 Agustín Barletti
por Agustín Barletti |
Arturo Illia viajando en el subterráneo años después de ser derrocado como presidente. (Foto: archivo)

Arturo Illia viajando en el subterráneo años después de ser derrocado como presidente. (Foto: archivo)

Arturo Illia: un presidente austero que estuvo preso por no saludar a los nazis y bajó la deuda externa
Arturo Illia: un presidente austero que estuvo preso por no saludar a los nazis y bajó la deuda externa
Arturo Illia: un presidente austero que estuvo preso por no saludar a los nazis y bajó la deuda externa
Arturo Illia: un presidente austero que estuvo preso por no saludar a los nazis y bajó la deuda externa

Tampoco sufrió crisis en su gabinete. A pesar de perder las elecciones legislativas de 1965, el único reemplazo en esos tres años de gobierno fue el ministro de Economía: Juan Carlos Pugliese asumió tras el fallecimiento del Eugenio Blanco.

Illia conocía y confiaba en el equipo de gobierno que lo secundaba por haber militado con todos sus colaboradores durante años. Por ejemplo, con Juan Palmero, su ministro del Interior fueron compañeros de bancada en el senado cordobés de 1936 a 1940.

De esa época también conocía a Miguel Ángel Ferrando, su ministro de Obras Públicas, quien por entonces presidía la Dirección Provincial de Vialidad de Córdoba. Con su canciller, Miguel Ángel Zavala Ortiz, y con el ministro de Trabajo Fernando Solá, compartieron el bloque radical de diputados entre 1948 y 1952.

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Illia estuvo detenido por negarse a saludar a una patrulla nazi

La figura del vocero presidencial, actualmente en el centro de la escena pública, no formaba parte de sus preocupaciones. Illia nunca designó a un Secretario de Prensa porque creía que era demagógico utilizar fondos públicos para difundir actos de gobierno.

Entre 1933 y 1934, cuando la mayoría de los políticos de la época lo más lejos que iban era a Montevideo, Illia viajó por Europa y le vio la cara al fascismo. Asistió a los actos públicos de Hitler y Mussolini y hasta estuvo detenido dos días en un calabozo de Berlín por negarse a saludar con el brazo en alto a una patrulla de las SS.

Allí palpó los colosales aparatos de prensa de esos gobiernos y se propuso jamás caer en tal práctica. Luego viajó a Dinamarca, Suecia y Noruega donde disfrutó de las monumentales democracias de los países nórdicos para concluir, por simple comparación, en las ventajas del sistema republicano.

China ocupa en la actualidad un lugar central en el mundo e Illia fue el primer jefe de Estado de occidente que percibió su potencialidad. En 1964 le vendió el excedente de la cosecha de trigo a la China Popular gobernada por Mao Tse Tung. Sin enviar un solo funcionario y a través del cónsul brasileño en Pekín, cerró la operación con pago en libras esterlinas al contado, a través del Banco de Londres en Hong Kong.

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La integración regional, otro asunto de la agenda de Illia en su gobierno

Meses antes de la Conferencia Internacional de Comercio y Desarrollo de Ginebra de 1964, por sugerencia de Arturo Illia, se reunieron en Alta Gracia, Córdoba, 77 países con las mismas inquietudes y perspectivas.

La idea, que en definitiva se acordó, fue la de realizar una presentación conjunta frente a los países industrializados. Se consensuó una posición única y así nació el G-77. Hoy con el mismo nombre, pero conformado por 134 países, este bloque coordina programas de cooperación en asuntos relativos al comercio, industria, alimentación, agricultura, energía, materias primas, finanzas y asuntos monetarios.

Arturo Illia también fue un adelantado cuando en 1965 impulsó el armado de la Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y El Caribe (ARPEL). Esta asociación aún está en vigencia e interactúa con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Un presidente durante la proscripción del peronismo

En las elecciones presidenciales de 1963, con el 25,2% de los sufragios, Illia fue el candidato más votado por los argentinos, seguido por los votos en blanco del peronismo proscripto (19,72%); los de la UCRI (16,4%); y los de UDELPA (7,5%). Obtuvo entonces un porcentaje mayor que el 22,2% de Néstor Kirchner en los comicios de 2003.

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Sin embargo, con Illia regía la Constitución de 1853 que establecía el voto indirecto a través de los colegios electorales. En esa instancia alcanzó el 56,6% de los electores, con la suma de los 169 propios, los de la Federación de Partidos de Centro, la Confederación de Partidos Provinciales, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista y tres rebeldes de la UCRI de La Pampa.

Ni bien asumió el cargo, Illia levantó la proscripción del peronismo y comenzó una acción de gobierno con interesantes resultados.

Durante su mandato, el PBI creció el 10,3% en 1964, el 9,1% en 1965, y el 4,7% en los primeros seis meses de 1966. La industria subió 18,9% en 1964 y 13,8% en 1965; el sector agropecuario lo hizo al 7% y al 5,9%.

Un país casi sin inflación y bajo gasto público

Casi sin inflación, el gasto público disminuyó en relación al PBI, y el déficit del presupuesto se redujo de $ 4.054,1 millones en 1963, a $ 2.778,9 millones en 1965. Al mismo tiempo, la partida destinada a educación alcanzó el 24% del presupuesto nacional, la más alta de la historia, y un Plan Nacional de Alfabetización llegó a 350.000 alumnos de 18 a 85 años.

Se sancionó la Ley del Salario Mínimo Vital y Móvil. En 1965, la tasa de desempleo se ubicó en el 4,4% y la participación del sector asalariado en el PBI pasó del 36% en 1963, al 41% a junio de 1966.

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Durante su presidencia, logró el mayor triunfo diplomático sobre Malvinas. La resolución 2065 de la ONU, aprobada el 16 de diciembre de 1965, instaba a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido a negociar sin demoras la soberanía de las islas.

¿Cómo hubiese sido la declaración patrimonial de Illia?

En estos días los funcionarios están informando el detalle de sus bienes ante la Oficina Anticorrupción (OA).

Al asumir la presidencia, Illia contaba con una propiedad en Cruz del Eje adquirida con el aporte de cuatro mil vecinos, que contribuyeron con un peso moneda nacional cada uno, útiles de consultorio, un automóvil y un depósito bancario de $ 300.000.

A su derrocamiento, el 28 de junio de 1966, Illia seguía teniendo la casa, pero había perdido el automóvil y el saldo de banco.

(*) Agustín Barletti es escritor, periodista y doctor en Derecho Constitucional. Autor de la novela histórica “Salteadores Nocturnos” sobre la vida de Arturo Illia.

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