"¿Cuánto representan del poder tomado como 100%?. Hablamos de poder cuando alguien adopta una decisión y esa decisión es respetada por el resto de la sociedad. Ahora, que te pongan una banda y un bastón, un poquito (de poder) es, pero créanme, y lo digo por experiencia" ironizó Cristina al comprar a Alberto con su propia asunción en 2007 cuando fue electa presidenta con el apoyo de su esposo y ex presidente Néstor Kirchner.
Pero otra advertencia agregó más polémica a la interna oficialista cuando terminó esa frase sobre los riesgos de no ejercer el poder 100 por cien y advirtió: "Ni te cuento, si además no se hacen las cosas que hay que hacer, pero bueno, dejémoslo ahí".
Fue un reclamo al Gobierno a enfrentar con dureza a empresarios y corporaciones que no cumplen los acuerdos de precios lanzados por el Gobierno para desacoplar los precios internacionales de los alimentos locales; a pesar de que -según remarcó- esas empresas fueron sostenidas en la pandemia por el Estado que les pagó los sueldos a sus empleados y los respaldó con créditos y subsidios.
Lo dijo horas antes de que el INDEC difunda un nuevo récord de la inflación del mes de marzo y en medio de rumores de cambios de gabinete.
Ahora, el kirchnerismo reclama al Gobierno que tome medidas para aumentar los salarios, algo que hasta ahora Guzmán y Alberto Fernández vienen esquivando y dejaron en manos de negociaciones paritarias.
Palos contra la Corte Suprema de Justicia
Cristina también apuntó contra el Poder Judicial, al que denunció, fue cooptado por los poderes económicos, y forma parte de un sistema de persecución no solo en Argentina sino en otros países de Latinoamérica. Y hasta cuestionó el funcionamiento de la división de los tres poderes de la Democracia Republicana y elogió los sistemas parlamentarios europeos donde eso no se ve.
Fue en medio del conflicto que se debate en el Congreso y la Corte Suprema, por la reforma del Consejo de la Magistratura y puso como ejemplo la persecución política a opositores en Latinoamérica y cuando después de perder la presidencia a manos de Mauricio Macri en 2016, fue procesada por decisiones políticas como el dólar futuro.
Cristina evitó romper la alianza de Gobierno, pero volvió a marcarle la cancha a Alberto Fernández con un largo discurso ante un centenar de parlamentarios europeos y latinoamericanos desde un escenario propio, y con apoyo de militantes de La Cámpora que vitoraban desde las gradas que recordaron a los discursos por cadena nacional cuando era Presidenta: "Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación".