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La nueva conducción de la CGT busca aportar su propia propuesta de "modernización laboral" y abrir un canal de diálogo con el Gobierno

La nueva cúpula sindical quedó en manos de dirigentes con perfil negociador y se prepara para intervenir en el debate legislativo impulsado por el oficialismo.

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
La nueva conducción de la CGT busca aportar su propia propuesta de modernización laboral y abrir un canal de diálogo con el Gobierno

La Confederación General del Trabajo (CGT) renovó su conducción y designó como titulares a Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Argüello (Camioneros), en una señal de apertura al diálogo en medio del inminente debate por la reforma laboral que impulsa el Gobierno. Los nuevos dirigentes se posicionan con un perfil moderado y planean presentar una propuesta propia de “modernización laboral”, en contraste con las posturas más combativas dentro del sindicalismo.

El recambio se produce en un contexto en el que el presidente Javier Milei, fortalecido por su triunfo en las elecciones legislativas, anticipó que enviará un proyecto de reforma laboral -"modernización laboral", le dicen- para su tratamiento en sesiones extraordinarias a partir del 10 de diciembre.

Mientras tanto, dentro de la CGT se reacomodan las tensiones internas: aunque los sectores más duros conservaron lugares en la estructura, esta vez quedaron relegados de los principales cargos. El único alejamiento fue el de Roberto Fernández (UTA), cuyo sindicato no integrará la nueva conducción. El resto de los gremios combativos, se mantuvo en la Comisión Directiva a través de delegados, pero sin la presencia de líderes como Abel Furlán (UOM), o Mario Manrique o Roberto Pinganelli (Smata). Tampoco estará directamente en la Comisión el titular de Comercio, Armando Cavalieri, representante del gremio más numeroso del país.

Desde la nueva cúpula aseguran que el movimiento obrero necesita reposicionarse frente a una sociedad que expresa otras demandas y que así lo dio a entender en las urnas. “Nosotros tenemos que tener una mirada y una propuesta. Es fácil ser combativo para defender una actividad particular, pero la mirada de la ciudadanía elige otra cosa”, sostuvo en reserva una fuente con acceso a la mesa chica sindical.

Traducción: la nueva etapa necesita más ejercicio intelectual y menos convocatoria a medidas de fuerza. "Muchos nos piden que paremos, pero si hacemos medidas de fuerza, cada vez somos menos", se queja un dirigente de la mesa chica sindical.

La nueva estrategia de la nueva CGT

La conducción entrante busca marcar distancia con los discursos de confrontación que en los últimos años no se tradujeron en resultados concretos. “Muchos de los que hablan de paro después no te acompañan. La realidad en las urnas marca otra cosa, y si no interpretamos la realidad que vivimos, estamos perdidos”, advirtió otra fuente en diálogo con A24.com.

El diagnóstico interno apunta a un proceso sostenido de debilitamiento del sindicalismo tradicional. “Estos últimos años venimos perdiendo. Viene avanzando el trabajo informal sobre el formal y estamos perdiendo la agenda. Nadie se hace cargo de eso”, subrayaron desde la nueva conducción. Para los dirigentes renovadores, ese retroceso no solo se refleja en los números del empleo registrado, sino también en la pérdida de influencia en amplios sectores de trabajadores.

En paralelo a la reconfiguración interna, la CGT buscará influir en el debate legislativo desde una posición constructiva. Se sabe que el Gobierno pondrá una propuesta sobre la mesa y los gremios quieren tener otra. Eso se va a empezar a discutir la semana que viene en distintas mesas sindicales. El objetivo declarado es presentar una alternativa que contemple los desafíos actuales del mercado de trabajo, sin resignar derechos ni retroceder en materia de protección laboral. Nadie sabe si eso será posible.

El viraje hacia un sindicalismo más propositivo refleja también una lectura política del escenario posterior a las elecciones de medio término. La intención es evitar quedar aislados frente al oficialismo y recuperar capacidad de interlocución en una etapa donde el Ejecutivo buscará avanzar con reformas de alto impacto. "Nuestra voluntad es dialogar siempre. Los que hasta ahora cerraron puertas fueron los del Gobierno", sentencia otro dirigente.

El nuevo mapa gremial y los desafíos del presente

La renovación en la CGT marca una reconfiguración de fuerzas dentro del sindicalismo, con un claro desplazamiento de los sectores más confrontativos. Aunque figuras referenciadas en las corrientes duras conservan espacios, lo hacen a través de representantes de segunda línea y sin asumir protagonismo directo en la conducción.

Este cambio de estilo no implica, por ahora, una fractura formal dentro de la central obrera. La CGT mantiene su unidad orgánica, aunque las tensiones internas se van a ir haciendo visibles en el proceso de elaboración de la propuesta propia y en el posicionamiento frente al proyecto oficial cuando este se conozca. "Lo más importante es que mantuvimos la unidad con una lista única", repiten desde distintos sectores gremiales.

El Gobierno, por su parte, evalúa presentar en los próximos días el texto definitivo de su reforma laboral. Según trascendidos, buscará avanzar en modificaciones vinculadas a las indemnizaciones, la registración del empleo y la flexibilización de convenios. La postura de la nueva CGT será clave para definir el nivel de conflictividad o consenso con que el Congreso tratará la iniciativa.

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