Traducción: la nueva etapa necesita más ejercicio intelectual y menos convocatoria a medidas de fuerza. "Muchos nos piden que paremos, pero si hacemos medidas de fuerza, cada vez somos menos", se queja un dirigente de la mesa chica sindical.
La nueva estrategia de la nueva CGT
La conducción entrante busca marcar distancia con los discursos de confrontación que en los últimos años no se tradujeron en resultados concretos. “Muchos de los que hablan de paro después no te acompañan. La realidad en las urnas marca otra cosa, y si no interpretamos la realidad que vivimos, estamos perdidos”, advirtió otra fuente en diálogo con A24.com.
El diagnóstico interno apunta a un proceso sostenido de debilitamiento del sindicalismo tradicional. “Estos últimos años venimos perdiendo. Viene avanzando el trabajo informal sobre el formal y estamos perdiendo la agenda. Nadie se hace cargo de eso”, subrayaron desde la nueva conducción. Para los dirigentes renovadores, ese retroceso no solo se refleja en los números del empleo registrado, sino también en la pérdida de influencia en amplios sectores de trabajadores.
En paralelo a la reconfiguración interna, la CGT buscará influir en el debate legislativo desde una posición constructiva. Se sabe que el Gobierno pondrá una propuesta sobre la mesa y los gremios quieren tener otra. Eso se va a empezar a discutir la semana que viene en distintas mesas sindicales. El objetivo declarado es presentar una alternativa que contemple los desafíos actuales del mercado de trabajo, sin resignar derechos ni retroceder en materia de protección laboral. Nadie sabe si eso será posible.
El viraje hacia un sindicalismo más propositivo refleja también una lectura política del escenario posterior a las elecciones de medio término. La intención es evitar quedar aislados frente al oficialismo y recuperar capacidad de interlocución en una etapa donde el Ejecutivo buscará avanzar con reformas de alto impacto. "Nuestra voluntad es dialogar siempre. Los que hasta ahora cerraron puertas fueron los del Gobierno", sentencia otro dirigente.
El nuevo mapa gremial y los desafíos del presente
La renovación en la CGT marca una reconfiguración de fuerzas dentro del sindicalismo, con un claro desplazamiento de los sectores más confrontativos. Aunque figuras referenciadas en las corrientes duras conservan espacios, lo hacen a través de representantes de segunda línea y sin asumir protagonismo directo en la conducción.
Este cambio de estilo no implica, por ahora, una fractura formal dentro de la central obrera. La CGT mantiene su unidad orgánica, aunque las tensiones internas se van a ir haciendo visibles en el proceso de elaboración de la propuesta propia y en el posicionamiento frente al proyecto oficial cuando este se conozca. "Lo más importante es que mantuvimos la unidad con una lista única", repiten desde distintos sectores gremiales.
El Gobierno, por su parte, evalúa presentar en los próximos días el texto definitivo de su reforma laboral. Según trascendidos, buscará avanzar en modificaciones vinculadas a las indemnizaciones, la registración del empleo y la flexibilización de convenios. La postura de la nueva CGT será clave para definir el nivel de conflictividad o consenso con que el Congreso tratará la iniciativa.