Hoy, no sólo los gremios que están fuera de la CGT sino también algunos de adentro cuestionan el manejo de la crisis del ex triunvirato. Los reproches van desde el disciplinamiento con el Gobierno (similar al que estos mismos jefes sindicales exhibieron ante la gestión de Cambiemos) hasta la falta de propuestas y proyectos a largo plazo. El jefe de la Unión Ferroviaria, Sergio Sasia, lo resumió así ante A24.com: “La última vez que fuimos a una reunión de mesa chica, sólo se habló de la organización del acto del 17 de octubre”.
Sasia habla no sólo por su gremio sino también como parte del SEMUN (Sindicatos en Marcha por la Unidad Nacional), un espacio integrado por 42 sindicatos que están fuera del espectro cegetista y que tiene elaborado un proyecto social y económico para poner en debate en el seno de la central obrera.
“Tenemos que estar a la altura de las circunstancias --le dice el sindicalista ferroviario a este portal--. No fuimos capaces de encontrar un factor convocante que nos lleve, primero, a la unidad de criterio y, segundo, a abordar un programa con propuestas para salir de la crisis en materia de industria nacional, energía, logística, educación y salud”.
Este sector es crítico de las reuniones que el Gobierno hizo recientemente con la CGT y los empresarios para reactivar el proyecto del Consejo Económico y Social. “Ir sólo para sacarse una foto no nos hace bien”, lamenta Sasia, y agrega que “desde hace mucho tiempo la CGT viene corriendo detrás de lo que marca la política o los sectores empresariales”.
El dirigente ferroviario pone otro ejemplo. Para el 14 de octubre está convocado el Consejo del Salario en el Ministerio de Trabajo, pero nada de esto se trató en las últimas reuniones de mesa chica “ampliada”. “No sabemos cuál es la posición del movimiento obrero en ese punto. Y lo digo como una crítica y autocrítica”.
Cerca de Daer, en tanto, desestiman los cuestionamientos y apelan a la complejidad del momento. “Estamos conteniendo la enorme cantidad de matices, tratando de apuntalar el inicio de la rueda económica”, advierten ante la consulta de A24.com. Componedores, en la conducción de la central aclaran igualmente que “todas las opiniones son válidas”. No es momento de hacer olas.
Camioneros vienen marchando
El sector que ya decidió que enfrentará abiertamente a Daer y compañía es la de los Moyano. El poderoso Sindicato de Camioneros es la punta de lanza de un armado que incluye a la Corriente Sindical (otro desprendimiento de la CGT en tiempos del macrismo) y la CTA de Hugo Yasky. Esta ofensiva está anclada en dos argumentos: la metodología de triunvirato “fracasó” y, además, llegó la hora de un recambio generacional en el sindicalismo.
Desde ese sector señalaron ante este medio que en la actual “mesa chica” fueron “macristas, antes kirchneristas y ahora son albertistas”. Apuntan, además de los dos secretarios generales, a Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), Armando Cavalieri (Comercio) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), entre otros. Le cuestionan a Daer que haya acordado con las empresas la rebaja salarial del 25% para evitar despidos en el momento más crudo de la cuarentena. Un entendimiento que, en su momento, fue anunciado por la CGT como una buena noticia.
“Tiene que venir un cambio de mentalidad”, razonan, y dan rienda suelta a su propia guerra del cerdo: “Muchos viejos se tienen que ir. No decimos que hay que tirarlos por la ventana, pero sí que los dejemos en sus casas”. En términos generacionales, esta fracción apuesta por dirigentes sub-40 ó 50 como Mario Manrique (SMATA), Walter Correa (Cuero) y Sergio Palazzo (La Bancaria), además del propio Pablo Moyano, que recolecta voluntades para disputar la conducción de la CGT el año próximo.
“Camioneros hace más de 30 ollas solidarias por día. Los otros nunca hicieron nada y se mueren por una foto con el Presidente”, se quejan, rabiosos, en el moyanismo. Ante el aislamiento de Moyano padre por el coronavirus, hoy Pablo es el que lleva adelante las gestiones del gremio en el territorio.
Para Sasia, la prórroga de los mandatos sindicales es una “nueva oportunidad” para rediscutir todo. “Venimos perdiendo la batalla cultural en los medios y con parte de la sociedad, porque se nos estigmatiza a los dirigentes sindicales como si todos fuéramos lo mismo”, dice, y pide un movimiento obrero que tenga algo que ofrecer más allá de la discusión salarial que lleva adelante cada gremio. Si no, avisa, muchas organizaciones “seguirán afuera”.
Para sumar contrariedades, también se le critica a la conducción cegetista la modalidad virtual del acto que se prepara por el 17 de octubre -Día de la Lealtad- en el Salón Felipe Vallese de la sede de Azopardo. “Para hacer eso, no hagas nada. Hacé una misa y chau”, descarta el moyanismo. Una diferencia formal sobre un malestar de fondo. Difícil que haya posibilidades de acuerdo.