Contagios en las villas, acuerdos por la deuda y el dilema sueco: las dudas de Alberto en una semana clave

Mariano Obarrio
por Mariano Obarrio |
Contagios en las villas, acuerdos por la deuda y el dilema sueco: las dudas de Alberto en una semana clave

La nueva etapa de la cuarentena por el COVID-19 traerá aparejados nuevos conflictos políticos. El presidente Alberto Fernández reconoció que el aplanamiento de la curva de contagios, que es un logro del aislamiento social, está amenazado por el crecimiento repentino de casos positivos en las villas de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense. Pero, si bien se informan los casos de las villas porteñas, existe una decisión política de no informar los casos de las bonaerenses.

Las explicaciones que dieron a A24.com en la provincia y en el Ministerio de Salud de la Nación dejan mucho que desear. Por ahora, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, enumeró puntillosamente los contagios de la CABA. Pero nunca lo hizo con los barrios bonaerenses más vulnerables. En la Ciudad, sumaban ayer 616 casos en villas, el 31,41% del total de casos porteños.

Otro anuncio del Presidente en la noche del viernes amenaza con convertirse en un conflicto político. El Gobierno lanzó una aplicación para teléfonos celulares, “CuidAr”, que servirá para detectar casos positivos y poder tenerlos geolocalizados, tal como anticipó el viernes A24.com.

La oposición de Juntos para el Cambio reclamó que sea revisada por un Comité de Expertos para que revise el código fuente para evitar que el Estado utilice datos personales e invada la privacidad de los ciudadanos con una vigilancia indebida. El jefe del Gabinete, Santiago Cafiero, debió defender la medida. Pero el conflicto podría crecer y convertirse en una nueva grieta con el macrismo.

Los funcionarios que trabajan con Cafiero aseguraron a A24.com que la app “es voluntaria, lo que es obligatorio es el certificado de circulación: ahora la app lo genera y entonces se la promueve por eso”. También señalaron que “la geolocalización es solo para los pacientes Covid y sigue siendo voluntaria”. “Si el gobierno quisiera armar un big data usaríamos lo que hizo Marcos Peña con la Anses y lo dimos de baja”, ironizó un allegado al jefe del Gabinete.

El Presidente buscó mostrar unidad con la oposición durante el anuncio al sentar a su derecha a Horacio Rodríguez Larreta. Pero sembró cizaña entre los miembros de Cambiemos a los que atacó por sus críticas a la cuarentena y dijo que, en cambio, el jefe del gobierno porteño, que estaba a su lado, piensa igual que él. Cerró filas con “los que gobiernan”, pero culpó de eventuales fallecimientos al resto del macrismo. Todavía no había estallado el conflicto por la nueva app.

La presión de la renegociación de la deuda

Luego de ordenar la nueva etapa de la cuarentena, Alberto Fernández se internó en Olivos, el sábado y el domingo, para diseñar la nueva estrategia de la renegociación de la deuda con los dos operadores en ese terreno: el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, tan poderoso como cultor del bajo perfil.

La aceptación fue baja en la primera oferta: un 15%. Pero la voluntad política del Presidente y de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, de enorme ascendencia sobre Guzmán, es llegar a un acuerdo y evitar un default. Esta definición buscará tener buenas noticias el 22 de mayo, último plazo para esta nueva etapa de renegociación con los acreedores privados.

Sin embargo, todos apuntan al 25 de mayo, lunes y Día de la Revolución de Mayo, para formalizar un anuncio que podría exceder a la deuda. Se comenta que podría incluirse alguna otra medida, pero por ahora descartan nacionalizaciones o medidas populistas. “Alberto, Guzmán y Beliz no quieren hacer locuras. Quieren arreglar con los acreedores. Y Cristina también lo quiere, no hay fisuras en eso”, dijo a A24.com un hombre que estuvo en Olivos el domingo por la tarde y los vio funcionar.

Versiones del mercado dan cuenta que habría una mejora sustancial del Gobierno a los acreedores y en esas condiciones habría voluntad de ambos de llegar a un acuerdo.

Hay motivos bien terrenales y especulativos para evitar la cesación de pagos. Además de que buscan evitar un riesgo adicional para la economía ya castigada por la pandemia, Alberto y Cristina presumen ahora que el mundo, luego de la cuarentena generalizada, tendrá exceso de liquidez: el default los dejaría afuera de la fiesta. En cambio, un acuerdo les serviría para captar nuevos créditos a, como dice Guzmán, “tasas sustentables” y aprovechar un posible viento de cola.

El Presidente no puede hacer un anuncio, en que enuncie los logros propios, sin pelearse con países extranjeros. La vez pasada había generado tensiones con Chile y Brasil por la curva de contagios, que por ahora es mejor en la Argentina, que en esos países. El viernes último, se la tomó con Suecia, país al que culpó de no hacer cuarentena y generar una mortalidad que en la Argentina equivaldría a 13.900 fallecimientos.

En cambio, rescató a Noruega, un país similar a Suecia por la geografía. Esta nueva incursión le valió una desmentida de Suecia: la embajada emitió un comunicado en el que con mucha diplomacia defiende las medidas suecas.

También Alberto Fernández experimentó un conflicto con su propio discurso: dijo que la cuarentena seguiría como hasta el viernes, porque aún no está ganada la batalla contra el virus. Pero en pocas horas comenzaron a conocerse el DNU y las medidas de la Ciudad y de la provincia que abrieron, con estrictos protocolos y sin transporte público, varios sectores del comercio, de la industria y de los servicios.

La idea era mostrar firmeza en las decisiones, pero flexibilizó la cuarentena. Aunque en el interior del país será más flexible que en el área metropolitana. Esta última queda todavía en la fase 3, de “segmentación geográfica”, y el interior pasa a la fase 4, de “reapertura progresiva”, hasta el 75% de la población exceptuada. Para justificarlo, dijo que el país ya logró duplicar los contagios en 25,1 días, que era el requisito.

Sin embargo, el recuento de casos permite definir que la duplicación se estaba dando, a esa fecha, cada 21 días. El 17 de abril, hubo 2669 casos. El viernes 5371. Y entre ambas fechas transcurrieron 21 días. Cuando A24.com consultó a Salud sobre esta discrepancia, sencillamente no hubo respuesta.

Es cierto que el interior del país, que pasó a la fase 4, duplicaba los casos cada períodos mucho mayores a los 25 días. Pero la Ciudad los duplicaba cada 15 días y el conurbano cada 16. Allí está el foco del problema.

Sin embargo, el gobierno bonaerense de Axel Kicillof no quiere dar los datos de los contagios en las villas del conurbano. El plan DetectAr, que en conjunto con la Nacion, recorre esos barrios, pero aun no se conocen los números. “No lo estamos dando por pedido de Nacion”, dijo una fuente cercana al gobernador. Luego agregó: “Hay municipios que no quieren. Tenemos 135 y algunos no quieren”, se excusaron. En el Ministerio de Salud de la Nacion también corroboraron que “no los va a informar si no lo informa la provincia”. Solo la Ciudad y Nación informan los datos de barrios de CABA. “Si la provincia no pasa la información nosotros no podemos”, señalaron a la consulta periodística. “Es una decisión política, no de comunicación”, se disculparon.

En la Ciudad, el total en los barrios de emergencias eran ayer 616 casos, de los cuales 72 fueron dados de alta. En el Barrio 31 había 462 casos, en el 1-11-14 había 127 y otros 26 se reparten en los demás asentamientos.

El incidente de Suecia

Un capítulo aparte para el incidente con Suecia. La embajada de ese país en la Argentina difundió un comunicado por las redes sociales dirigido a desmentir que en Suecia no se haga cuarentena. “Durante los últimos días la Embajada de Suecia ha notado interés sobre la forma en la que Suecia está combatiendo el nuevo coronavirus”, comenzó el mensaje.

“El objetivo de las medidas de contención de Suecia del brote del coronavirus es el mismo que en otros países – salvar vidas y proteger la salud pública. Nos enfrentamos con los mismos desafíos y hacemos uso de instrumentos similares a otros países: fomentamos el distanciamiento social, protegemos a los grupos vulnerables y a los de riesgo, realizamos testeos y reforzamos nuestro sistema de salud. El objetivo es aplanar la curva de contagios y evitar que el sistema de salud se sobrecargue”, señaló.

“Las medidas de Suecia difieren de otros países solamente en tres aspectos: nosotros no hemos impuesto un aislamiento social, preventivo y obligatorio, no hemos impuesto el cese de la actividad comercial a algunas empresas y no hemos cerrado jardines de infantes ni escuelas primarias”, señaló la aclaración, que evitó profundizar un conflicto diplomático.

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