“Hay gente que cree que el universo te habla en números”, explica Mariela Reig, numeróloga y astróloga porteña. “Cuando una cifra aparece una y otra vez, no es coincidencia: es una vibración que intenta mostrarte tu camino hacia la abundancia. Si aprendés a leerla, puede cambiar tu suerte.”
En cada barrio, hay al menos una historia de alguien que “le pegó” gracias a su cábala. Desde el vecino que jugó el 23 por el sueño del perro y ganó una fortuna, hasta la mujer que apostó al número de la patente de su ex y se llevó el pozo mayor.
En redes sociales abundan los videos y testimonios de personas que aseguran haber tenido “premoniciones numéricas”. En TikTok y X (ex Twitter), circulan listas de supuestos números “millonarios” y “frecuencias de la suerte”, con miles de usuarios que los siguen como si fueran una fórmula mágica.
“No es solo un juego, es un ritual. La gente no apuesta con la cabeza, apuesta con el corazón”, resume el sociólogo Juan Carlos Orsi, especialista en cultura popular y juegos de azar.
Para los más creyentes, la numerología se volvió una herramienta clave a la hora de llenar el boleto. Se analiza la fecha de nacimiento, el número del DNI y hasta la cantidad de letras del nombre para encontrar combinaciones “energéticamente favorables”.
“Si naciste un día 8, sos energía de poder y dinero. Jugar con múltiplos del 8 puede abrirte el camino a la abundancia”, sostiene la numeróloga Reig. “El 3 es expansión, el 9 cierre de ciclos, el 5 movimiento. Todo depende de lo que busques atraer.”
Y aunque suene esotérico, la numerología tiene cada vez más adeptos en Argentina, especialmente entre los jóvenes, que mezclan superstición con espiritualidad moderna.
Más allá del método, el objetivo es el mismo: ganar. La ilusión de despertarse una mañana con la cuenta bancaria llena y dejar atrás las preocupaciones económicas. “Yo ya tengo preparado qué haría si gano”, dice Claudia, empleada de 47 años, que juega dos veces por semana. “No se trata solo del dinero, sino de la esperanza. Cada apuesta es una forma de creer que algo bueno puede pasar.”
Los expertos en estadística dirán que no hay ningún número más “suerte” que otro. Pero el pueblo argentino no se guía por fórmulas matemáticas: se guía por intuición, fe y mística. El 13, el 17, el 33 y el 48 figuran entre los más elegidos, junto con combinaciones dobles o secuenciales como 11-22 o 7-14.