Los síntomas comunes incluyen:
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Dolor que puede irradiarse al brazo izquierdo, cuello, mandíbula o espalda.
Sudoración profusa.
Dificultad para respirar.
Náuseas.
Mareos o sensación de desmayo.
En las mujeres, este dolor puede manifestarse con menor intensidad o de forma menos típica, con molestias más sutiles o difusas, lo que dificulta su reconocimiento. Estudios científicos indican que esto se debe a una combinación de factores biológicos, hormonales, anatómicos y sociales. Por ejemplo, el estrógeno, la principal hormona femenina, influye en la función vascular y la percepción del dolor, lo que modifica la manera en que se presentan los síntomas. Además, las arterias coronarias en mujeres suelen ser más pequeñas y pueden estar afectadas por enfermedades microvasculares que no siempre son detectadas con facilidad. También se ha comprobado que el sistema inmunológico femenino responde de forma diferente a la inflamación, lo que puede alterar la presentación del infarto.
Un infarto se produce cuando una arteria coronaria, que lleva sangre y oxígeno al corazón, se bloquea total o parcialmente debido a la acumulación de placas de grasa (aterosclerosis) o un coágulo. Esto impide que el músculo cardíaco reciba el oxígeno necesario y puede causar daño o muerte de esa zona del corazón.
Dolor en el pecho por ansiedad
El dolor provocado por ansiedad o ataques de pánico tiene causas psicógenas, es decir, relacionadas con el estrés y la mente. A diferencia del dolor cardíaco, suele ser más punzante o agudo, con una sensación de ardor o pinchazos.
Los síntomas frecuentes incluyen:
Cuando el dolor es causado por ansiedad, se recomienda buscar un lugar tranquilo para sentarse o recostarse y tratar de calmarse. Practicar técnicas de respiración profunda y lenta ayuda a reducir la sensación de ahogo y controlar el pánico. Reconocer que el dolor está asociado a la ansiedad puede disminuir el miedo y la tensión. Además, utilizar técnicas de relajación o escuchar música suave puede ser beneficioso.
Si los episodios son frecuentes o muy intensos, se aconseja consultar a un profesional de la salud mental para recibir el tratamiento adecuado, que puede incluir terapia o medicación.
Cabe destacar que no todo dolor en el pecho está relacionado con el corazón o la ansiedad. También pueden provocarlo problemas musculares, inflamaciones o lesiones en las costillas o músculos. Procesos digestivos, como la úlcera gástrica o la hernia de hiato, suelen causar dolor en la zona del estómago o la boca del estómago, que a veces se confunde con dolor cardíaco. Además, enfermedades respiratorias como la pleuritis o la neumonía pueden generar dolor al respirar profundamente o toser.
Dolor en el pecho: qué hacer y cuánto tiempo esperar
Ante la aparición de dolor en el pecho, lo mejor es consultar siempre a un médico, especialmente si el malestar es intenso, dura más de cinco minutos o se presenta junto a síntomas como sudoración, dificultad para respirar, náuseas o mareos. Actuar con rapidez puede marcar la diferencia y prevenir daños mayores en el corazón.
Si el dolor es leve, breve y mejora al relajarse o cambiar de postura, también es importante mencionarlo en la consulta médica para descartar otras causas y recibir la orientación adecuada. Muchas veces, los síntomas comienzan de manera sutil y pueden intensificarse con el tiempo, por lo que no esperar y buscar atención a tiempo es fundamental para cuidar la salud.