Y agrega: "Me estaba preparando para viajar a Colombia a un Sudamericano, me di de alta sin medicarme durante un año. Cuando vuelvo de Colombia, entré al baño y no me acuerdo más nada. Después de la muerte de mi madre y de mi hijo lo peor que me puede haber pasado es el ACV. Se me vino el mundo abajo".
El mundo se le derrumbaba y Norma tomó la peor decisión: "Me quise quitar la vida, me salvó mi esposo. Fue muy duro".
Ese fue el puntapié para iniciar una nueva vida con una llegada social profunda y hoy lleva adelante un comedor que durante en la entrevista preparó 40 docenas de empanadas para alimentar a muchos niños.
"Siempre tuve el sueño y en 2017 lo pudimos concretar. En el año 94, entrenaba a muchos chiquitos, había muchos niños que venían a entrenar y no almorzaban. En pandemia fueron 380 chicos. Lo más lindo en esta vida es ver sonreír a los niños y que un niño te diga ´gracias Norma´", afirmó.
En tanto, la gente, agradecida, definió a Norma como "una mamá más para los chicos".