Salud emocional

Esto le pasa a tu cuerpo cuando te enojás: por qué puede ser un riesgo de infarto

El enojo es una emoción natural que activa mecanismos de defensa en el cuerpo. Cuando es muy intenso, puede afectar el corazón y aumentar el riesgo de sufrir un infarto en las horas siguientes.

Redacción A24
por Redacción A24 |
 El enojo es una emoción natural que puede proteger o afectar la salud. Su intensidad y la manera en que se gestiona determinan su impacto físico y mental.

 El enojo es una emoción natural que puede proteger o afectar la salud. Su intensidad y la manera en que se gestiona determinan su impacto físico y mental.

El enojo puede tener graves consecuencias para la salud. Aunque es una emoción natural y un mecanismo de defensa, cuando se presenta con mucha intensidad puede generar un alto costo físico y mental. Incluso, si se descontrola, puede derivar en un infarto.

Ya sea en una situación puntual o en un contexto prolongado, cuando se experimenta enojo, el cuerpo activa la respuesta de lucha o huida. Esto provoca un aumento repentino de la frecuencia cardíaca, subida de la presión arterial y tensión muscular, acompañado de la liberación de adrenalina y cortisol. Estos cambios, similares a los que provoca el estrés extremo, preparan al organismo para actuar de manera inmediata, pero también ejercen una fuerte presión sobre el sistema cardiovascular, especialmente si los episodios son intensos o frecuentes.

Diversos estudios han comprobado este vínculo. El Determinants of Myocardial Infarction Onset Study halló que un episodio intenso de enojo puede multiplicar entre dos y tres veces el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio en las dos horas posteriores. Por su parte, el SHEEP (Stockholm Heart Epidemiology Program), realizado en Suecia, encontró que en casos extremos el riesgo puede incrementarse hasta nueve veces en la hora siguiente al episodio. La combinación de presión arterial elevada, pulso acelerado y contracción de las arterias puede desestabilizar placas en las coronarias, lo que en personas con factores de riesgo puede resultar fatal.

Los efectos no se limitan al corazón. Mantener este nivel de irritación frecuente agota la energía, afecta la concentración, deteriora la memoria, altera el sistema inmunológico y puede generar problemas de sueño como insomnio o sueño fragmentado, lo que a su vez incrementa la irritabilidad y dificulta la regulación emocional.

Cómo gestionar el enojo de manera saludable

enojo
  • Reconocer la emoción: identificar cuándo se está experimentando enojo y aplicar inteligencia emocional para comprender su origen y sus posibles efectos negativos ante una reacción desmedida.

  • Expresar el malestar de forma constructiva
  • Regular la respuesta física: técnicas como respirar profundo, caminar, correr o nadar, entre otras actividades.

  • Prácticas de bienestar: relajación, oración, meditación, mindfulness.

El manejo consciente de estas reacciones no solo protege la salud física y cardiovascular, sino que también favorece el bienestar mental, la claridad de pensamiento y la resiliencia emocional.