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2 huevos
250 ml de leche
120 g de harina común
2 cucharadas de cacao amargo
1 cucharada de azúcar (opcional, para una versión más dulce)
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 pizca de sal
Manteca o aceite para engrasar la sartén
El cacao amargo es fundamental para lograr el color característico y evitar que la preparación resulte demasiado dulce. Si se prefiere un sabor más intenso, se puede aumentar ligeramente la cantidad de cacao.
Paso a paso para preparar la receta
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Mezclar los ingredientes líquidos: en un bol, batir los huevos junto con la leche y la esencia de vainilla.
Incorporar los secos: agregar la harina previamente tamizada, el cacao, el azúcar y la pizca de sal. Integrar hasta obtener una mezcla sin grumos.
Dejar reposar la masa: aunque no es obligatorio, dejarla descansar 10 minutos mejora la textura final.
Calentar la sartén: engrasarla con manteca o aceite y llevarla a fuego medio.
Cocinar los panqueques: colocar un cucharón pequeño de mezcla, distribuirla moviendo la sartén y cocinar 1 minuto por lado, o hasta que los bordes se despeguen con facilidad.
Repetir el proceso: engrasar suavemente entre cada panqueque para evitar que se adhieran.
La masa debe quedar fluida, no espesa. Si la consistencia es demasiado densa, se puede añadir una o dos cucharadas de leche.
Cómo servirlos para que queden irresistibles
La mejor parte de los panqueques de chocolate es que se adaptan a cualquier acompañamiento. La opción más clásica es rellenarlos con dulce de leche, crema o frutas frescas como frutillas o banana. Otra alternativa es armar una torre intercalando rellenos para servirlos como postre.
Quienes prefieran algo más simple pueden espolvorearlos con azúcar impalpable o agregarles un chorrito de miel. También se pueden combinar con helado, salsa de chocolate o untables de frutos secos.
Consejos para que salgan perfectos desde la primera vez
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Sartén bien caliente: evita que la masa se pegue y ayuda a un dorado parejo.
No batir de más: demasiada mezcla desarrolla gluten y endurece el panqueque.
Engrasar suavemente: un papel de cocina con un poco de aceite es suficiente para mantener la superficie óptima.
Usar cacao amargo: es lo que aporta el sabor auténtico sin excesos de azúcar.