Máximo Thomsen y los otros 7 rugbiers que atacaron y mataron a golpes a Fernando Báez Sosa hace tres años en Villa Gesell, cambiaron por completo sus estilos de vida tras quedar presos por el asesinato y ahora condenados.
Máximo Thomsen y los otros 7 rugbiers que atacaron y mataron a golpes a Fernando Báez Sosa hace tres años en Villa Gesell, cambiaron por completo sus estilos de vida tras quedar presos por el asesinato y ahora condenados.
Máximo tiene que cumplir una cadena perpetua por ser uno de los mayores responsables del ataque y por esto dejó sus violentas rutinas de entrenamiento de boxeo, que se volvieron virales, para aferrarse a la religión.
Desde el penal de Melchor Romero, mientras espera que lo trasladen al lugar donde pasará toda su condena de forma definitiva, aseguran que está distanciado de los demás rugbiers y que llora todas las noches.
Pero, sobre todas las cosas, aseguran que se volcó de lleno a la oración. Que lee todas las noches la biblia y que pide que lo visite un pastor a menudo.
Entrenar ya no es la prioridad de sus días, ahora apenas sale a caminar al patio de la alcaldía cuando le dan el permiso.
Máximo Thomsen es uno de los cinco rugbiers condenados a prisión perpetua por el homicidio doblemente agravado de Fernando Báez Sosa además de otros 3 condenados a 15 años. Mientras esperan en la Alcaldía de Melchor Romero sus destinos definitivos, se conocieron intimidades de la familia.
Desde Zárate revelaron los negocios, el poder político y económico que los Thomsen tienen en esa ciudad. El padre de Máximo, Marciel, fue señalado por los vecinos como la persona que tiene "un peso fuerte" entre todas las familias de los rugbiers.
Marciel tiene un buen pasar económico, superior al de las otras familias de los imputados, y también Rosalía, su x esposa, con llegada política local, según el relevamiento que hizo la Revista Noticias.
Thomsen tiene 56 años y se dedica a la venta de repuestos para autos y motos. Sin embargo, entre 2007 y 2015, formó parte de Merco Golf S.A., una empresa encargada del movimiento y la preparación de terrenos. La compañía fue adjudicataria de gran parte de las obras licitadas desde la comuna.
En paralelo, Rosalía Zarate, la madre del imputado es arquitecta y trabajaba, porque tras la aprehensión de Máximo habría renunciado, aunque los vecinos aseguran que no renunció y sigue firmando como secretaria de Obras Públicas en la Municipalidad de Zárate.
Desde hace tres años la vida de ellos cambió: ahora se turnan para ir a visitar a Máximo a la alcaldía de La Plata. Se alejaron de sus círculos sociales y aseguran que la condena a cadena perpetua les generó una gran depresión a ambos.
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