Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, la paloma Cher Ami entregó un mensaje vital que permitió rescatar a más de 200 soldados del llamado “Batallón Perdido”, a pesar de haber sido herida en el proceso.
Pero no solo la historia real inspiró la frase: la literatura clásica y los cuentos populares también reforzaron la idea de que las aves podían transmitir secretos. Desde Las mil y una noches hasta los relatos medievales, las aves aparecen como mensajeras que revelan noticias importantes a los protagonistas.
Asimismo, las aves aparecen en la Biblia y en la mitología griega y romana como portadoras de mensajes divinos. En el libro de Eclesiastés se menciona que “las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra”, y en la mitología clásica los pájaros eran vistos como augures, capaces de transmitir señales de los dioses y acercar a los mortales al conocimiento sagrado.
En estos casos, las aves no cumplen un rol de chisme o comunicación cotidiana, sino que funcionan como símbolos de conexión con lo divino. Por eso, esta explicación tiene más un valor simbólico que literal.