El sistema se conecta a una pequeña caja instalada dentro del habitáculo del auto. Esa unidad contiene un microprocesador, una bomba y un intercambiador de calor encargado de mantener la temperatura del fluido en niveles seguros y constantes. Todo el mecanismo funciona de manera independiente al sistema eléctrico del coche, ya que la FIA exige que no interfiera con el rendimiento mecánico ni represente un riesgo de sobrecalentamiento.
Pese a su complejidad, el traje cumple con las rigurosas normas antiflama requeridas en la Fórmula 1, por lo que puede integrarse debajo del mono ignífugo tradicional sin alterar la protección contra incendios.
¿Es obligatorio usarlo? Las consecuencias reglamentarias
El uso del chaleco refrigerante no será obligatorio, pero su incorporación tiene consecuencias técnicas. Los pilotos que decidan utilizarlo cargarán con el peso real del dispositivo, mientras que aquellos que elijan no llevarlo deberán sumar 0,5 kilos adicionales de lastre para igualar la balanza reglamentaria.
Además, la FIA impuso otra medida estructural: independientemente de la decisión de cada piloto, todos los autos deberán incorporar sistemas de refrigeración fijos, con un peso estimado en cinco kilos. Es decir, aunque alguien decida correr sin chaleco, el coche igualmente contará con el equipamiento necesario para operarlo.
Los primeros pilotos en probarlo y el futuro de la tecnología
Uno de los primeros en adoptar el sistema fue Fernando Alonso, que lo probó durante la segunda práctica libre del Gran Premio de Italia en Monza. Aston Martin ya confirmó que tanto él como Lance Stroll lo utilizarán en Singapur, una carrera donde incluso los pilotos más experimentados suelen terminar exhaustos, deshidratados y con pérdidas de hasta tres kilos.
Si bien por el momento la implementación es opcional, la FIA anticipó que para 2026 estos sistemas podrían integrarse de forma estándar al monoplaza y convertirse en un elemento obligatorio, del mismo modo que lo son hoy el HANS o el halo de protección.