Los estudios médicos confirmaron la demencia frontotemporal, una enfermedad sin cura que avanza de manera progresiva. “Él nunca se dio cuenta de que estaba enfermo”, confesó su esposa, quien desde entonces lo acompaña día a día junto a su hijo menor, Nicolás, y el resto de la familia.
Actualmente, Bauza ya no se comunica verbalmente, pero mantiene una actitud positiva. “Edgardo ya no habla, pero siempre está de buen humor. Vive en paz, y eso también nos da paz a nosotros. Lo importante es que recibe nuestro cariño todos los días”, contó Maritza con serenidad.
Cómo vive hoy el Patón y qué gestos recibió del mundo del fútbol
Desde su casa, el Patón Bauza transita una rutina tranquila, alejada de los flashes pero cargada de afecto. Sus días están marcados por la compañía familiar y por los homenajes que recibe constantemente de hinchas, jugadores y clubes.
Uno de los momentos más emotivos fue la Noche Blanca en Ecuador, cuando regresó al estadio de Liga de Quito —el club donde conquistó la Libertadores 2008— para recibir una ovación inolvidable. Miles de fanáticos lo aplaudieron de pie y su sonrisa, en medio de la emoción, conmovió a todos.
Tiempo después, la institución ecuatoriana inauguró el Centro de Alto Rendimiento de Pomasqui “Edgardo Bauza”, en homenaje a su legado. “Fue muy emocionante. Es como mantener viva su huella en el club”, afirmó Maritza Gallardo.
¿Por qué su historia inspira a otras familias?
La experiencia de Bauza motivó a su esposa a involucrarse en proyectos de concientización. Maritza participa del documental La cima de la vida – El valor de la memoria, impulsado por la Fundación TASE, que busca visibilizar las enfermedades neurodegenerativas y acompañar a las familias que las atraviesan.
“Estas enfermedades son un estigma, y eso hace que los cuidadores se sientan solos. Por eso es tan importante hablarlo, buscar grupos de apoyo y compartir experiencias”, explicó.
El legado del Patón Bauza
Más allá de la enfermedad, el legado de Bauza sigue intacto. Sus conquistas, su honestidad y su pasión por el fútbol lo convirtieron en un referente respetado en toda Sudamérica. Su familia lo resume con palabras sencillas pero profundas: “El cariño de la gente se lo ganó él mismo. Siempre fue respetuoso y amó lo que hacía. Ese será su gran legado”.
Hoy, el Patón Bauza continúa su camino rodeado de amor y gratitud. Cada homenaje, cada recuerdo y cada gesto de afecto mantienen viva la huella de un hombre que dejó una marca imborrable en el fútbol y en la vida de quienes lo conocieron.