Opinión

Desempleo y los riesgos del modelo de "timba financiera"

El autor de la nota, critica el modelo "monetarista" de intentar controlar la inflación sólo por la vía de cortar la emisión. Los riesgos en danza y los problemas con la generación de empleo.

Matías Pérez Manghi
por Matías Pérez Manghi |
Javier Milei presenta las últimas medidas económicas. Foto: Presidencia

Javier Milei presenta las últimas medidas económicas. Foto: Presidencia

En los últimos años, la economía argentina se ha visto atrapada en un ciclo de volatilidad financiera y medidas cortoplacistas que alimentaron la especulación y eso relegó lo que realmente importa: la producción y el trabajo.

No se puede salir adelante, sin poner como prioridad absoluta y estratégica a la creación y desarrollo de bienes y servicios. Cualquier país que mejoró sus índices, bajó la indigencia, la pobreza y el desempleo, lo hizo con la misma receta: más trabajo, más producción. Lo demás es secundario.

Ahora bien, en la Argentina, seguimos que el pensamiento mágico y dañino de pensar que todo puede mejorar de la noche a la mañana o en y tres semestres, es pensamiento “timbero”. Es tiempo de abandonar la lógica de la "timba" financiera y volver a las bases, a un modelo que priorice el esfuerzo productivo por encima del beneficio fácil y rápido.

Los monetaristas, con su enfoque en controlar la inflación a través de la restricción monetaria y el ajuste fiscal, han dominado el debate económico durante décadas. ¿Resultados? Muy malos.

Este enfoque ha generado consecuencias negativas que hoy no podemos ignorar. En lugar de crear las condiciones para un crecimiento sostenible y el desarrollo de una economía productiva, ha favorecido la especulación financiera y la acumulación de riqueza en unos pocos sectores.

Vamos así a un 5% de mega multimillonarios y 95% de pobreza. Cero clase media. Llegaremos a África en pocos años.

Los monetaristas parecen haber olvidado que una economía no puede sostenerse solo en el control de variables nominales, como la oferta de dinero o la tasa de interés. Enfocarse exclusivamente en la reducción del déficit fiscal y la emisión monetaria, sin considerar el impacto que estas políticas tienen sobre la economía real, es un error que nos lleva a la parálisis.

La "timba" en los mercados de capitales, donde la especulación reina, ofrece retornos rápidos y jugosos, mientras que el sector productivo lucha por sobrevivir en un entorno de altos costos y falta de inversión genuina.

Este es el problema de fondo que los monetaristas no abordan: el desincentivo al trabajo y la producción.

El resultado ha sido un círculo vicioso de recesión y pobreza. La política monetaria restrictiva ha sofocado la demanda interna, afectando negativamente a las pymes y al empleo, mientras que el sector financiero sigue capturando beneficios sin crear valor agregado. ¿Es esta la economía que queremos? ¿Una economía donde unos pocos juegan al casino financiero mientras la mayoría trabaja cada vez más por cada vez menos?

La solución no es fácil, pero empieza por reconocer que el crecimiento económico no vendrá de la mano de la especulación, sino de una apuesta decidida por la inversión productiva. Necesitamos políticas que incentiven la creación de empleo, la innovación y el desarrollo industrial, en lugar de seguir obsesionados con la inflación como único objetivo.

Es hora de menos timba y más laburo. Debemos priorizar el crecimiento inclusivo y sostenible, y eso solo se logrará cuando pongamos el trabajo y la producción en el centro de nuestras políticas económicas.

(*) Matías Pérez Manghi es empresario y analista económico

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