La guerra sigue luego de 20 meses entre Israel y Hamas. Pero la población civil de la Franja de Gaza corre el riesgo de morir de una hambruna masiva. "El 100% de la población corre ese riesgo cierto", dice la ONU.
El lugar de mayor hambre en el mundo. Eso es hoy la franja de Gaza. (Foto: Reuters)
"Gaza es el lugar con más hambre en el mundo. El 100% de la población está en riesgo de hambruna". El desgarrador diagnóstico lo hizo el representante de la oficina de Coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA). Ese día, terroristas de Hamas irrumpieron en suelo israelí y mataron a más de 1.200 personas. Otras 251 fueron tomadas como rehenes y llevadas a Gaza.
Pero la ofensiva desplegada por Israel desde entonces, no ha distinguido a la población civil, como indican los más elementales pactos que deben respetarse aún en una guerra. Israel dio un ultimátum para evacuar por completo el norte y centro de la Franja.
Dos millones y medio de gazatíes debieron apiñarse en el tercio sur de ese ya de por sí, estrecho territorio. No tuvieron agua ni energía durante días. Israel entró con sus fuerzas militares y ocupó toda la franja con un objetivo doble: liberar a los rehenes capturados y terminar para siempre con los jefes y combatientes de Hamas, así como con su poder de fuego.
Pero a casi 20 meses, no pudo cumplir ninguno de esos objetivos. Mientras tanto, aplica un bloqueo a la ayuda humanitaria que no pudo quebrar ni las Naciones Unidas, ni Egipto, ni los Estados Unidos (Con Biden o ahora con Trump).
En consecuencia, las Naciones Unidas renuevan su dramática advertencia: "Gaza va camino a sufrir una de las mayores muertes por hambre en la historia de la humanidad". La población civil sufre los castigos que Israel anunció varias veces, serían para los terroristas de Hamas.
La semana pasada, las Naciones Unidas pidieron desesperadamente por la situación de 10.000 bebés y niños al borde de morir por inanición. Eso permitió que llegara ayuda humanitaria, pero en cuenta gotas, algo más que insuficiente. Pero el drama va en aumento, ya alcanza al 100% de los gazatíes los que corren el riesgo de morir de hambre.
La afirmación refleja de manera dramática el colapso total de las condiciones de vida en el enclave palestino tras meses de conflicto, bloqueo y destrucción.
En este informe, OCHA (Oficina de Coordinación de asuntos humanitarios de la ONU) detalla que más de 2,2 millones de personas —la totalidad de la población de Gaza— enfrenta inseguridad alimentaria severa. El nivel de necesidad es tan extremo que el 50% de los hogares carece absolutamente de acceso a alimentos, agua potable y servicios básicos. Las familias están recurriendo a medios extremos de supervivencia: alimentación con forraje animal, agua contaminada, e incluso ayuno forzoso durante días. Todo esto pone en peligro inminente sus vidas.
Aunque llegara el alimento y la ayuda en estos días, la situación en la Franja de Gaza es desesperante: hospitales, panaderías, redes de agua y centros de distribución de ayuda están completamente destruidos. El bloqueo terrestre, aéreo y marítimo impuesto por Israel ha impedido el ingreso constante de suministros humanitarios.
Martin Griffiths, subsecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU, fue contundente: “Hemos fallado colectivamente. Gaza se ha convertido en un lugar inhabitable, donde cada niño, cada madre, cada anciano está en riesgo de morir de hambre”.
Según OCHA, apenas una fracción mínima de los camiones de ayuda logran ingresar cada día, y su distribución se ve obstaculizada por la inseguridad constante y la destrucción de rutas
En ese marco, es habitual corridas, peleas y discusiones entre personas hambrientas que no esperan nada. Directamente, se abalanzan sobre los vehículos o servicios que intentan un reparto organizado del alimento que es más que escaso.
Israel confinó a los gazatíes al sur de la Franja, en torno a la ciudad de Rafah. Pero estos desplazamientos forzados y los ataques que nunca han cesado, volvieron inútiles a los pocos centros de distribución de alimentos que aún funcionaban.
Colapsó el ya precario sistema agrícola local. La destrucción de tierras de cultivo, invernaderos y granjas redujo la producción de alimentos a casi cero. La pesca, está prácticamente paralizada debido al bloqueo naval.
Pero los líderes mundiales han mostrado su incapacidad notable en este conflicto. No ya para detener la guerra. No han sido capaces de obligar a Israel de permitir la más elemental muestra de humanidad, como lo es, la ayuda humanitaria a la población civil en un conflicto armado.
“Esto no es una crisis futura, es una catástrofe presente”, grita al mundo las Naciones Unidas. Pero a nadie parece importarle. Ni siquiera a las naciones árabes. El colapso humanitario es total para los gazatíes y desgraciadamente, el mundo mira para otro lado.