El papa Francisco beatificó este domingo en Roma a Juan Pablo I, conocido como "el papa de la sonrisa", que en 1978 ocupó durante 33 días el trono de Pedro, en uno de los pontificados más breves de la historia.
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El papa Francisco beatificó este domingo en Roma a Juan Pablo I, conocido como "el papa de la sonrisa", que en 1978 ocupó durante 33 días el trono de Pedro, en uno de los pontificados más breves de la historia.
Juan Pablo I, de nombre Albino Luciani, fue Papa entre el 26 de agosto de 1978 y su inesperada muerte el 28 de septiembre de ese mismo año. Una monja descubrió su cuerpo sin vida, sentado en la cama, con los anteojos puestos y unas hojas en las manos.
No se realizó una autopsia para confirmar la causa del deceso.
Su fallecimiento siempre estuvo rodeado de hipótesis diversas, hasta que recientemente documentos oficiales confirmaron su deceso a causa de un infarto. Durante la homilía que pronunció este domingo, Francisco resaltó que el nuevo beato vivió "con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo".
"Él encarnó la pobreza del discípulo, que no implica sólo desprenderse de los bienes materiales, sino sobre todo vencer la tentación de poner el propio yo en el centro y buscar la propia gloria", enfatizó Jorge Bergoglio.
"Por el contrario, siguiendo el ejemplo de Jesús, fue un pastor apacible y humilde", destacó Francisco en medio de la fuerte tormenta eléctrica que hubo en Roma a primera hora de este domingo.
El milagro que abrió las puertas a la beatificación se trata de la curación de Candela Giarda, una niña argentina de once años que padecía una forma grave de "encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna, shock séptico" y que para entonces estaba al final de su vida, precisó el Vaicano.
El cuadro clínico Candela era muy grave, caracterizado por numerosas crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía.
La iniciativa de invocar al papa Luciani la había tomado el sacerdote Juan José Dabusti, párroco de la parroquia a la que pertenecía el hospital, del que era muy devoto.
"Al verla en ese estado, me animé a dirigirme a Juan Pablo I para pedirle la recuperación de su hija, y junto con ella y algunas enfermeras presentes, le recé", relató el sacerdote en Roma antes de la beatificación.
El retrato del nuevo beato, titulado "El Papa sonriente", fue caracterizado por el Vaticano como "una obra que encarna el poder contagioso y misterioso del amor".
"Con su sonrisa, el papa Luciani logró transmitir la bondad del Señor. Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, sereno y sonriente, que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada ni es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado", dijo Francisco durante la homilía de beatificación.
En noviembre de 2017, Francisco ya había reconocido las "virtudes heroicas" de Juan Pablo I, y lo dejó a las puertas de la posibilidad de convertirse en "beato", el paso previo a la santidad.
La beatificación de este domingo busca además poner fin a las polémicas en torno a la muerte de Luciani, con versiones sobre un posible envenenamiento por su decisión de poner transparencia a los organismos financieros del Vaticano, que incluso tuvieron repercusión en el mundo del cine en películas como El Padrino 3.
Uno de los libros que más contribuyó a abonar de la teoría de la muerte natural fue "Papa Luciani, crónica de una muerte", de la periodista Stefania Falasca, vicepostuladora de la causa de canonización de Juan Pablo I y designada vicepresidenta de la fundación creada por Jorge Bergoglio en 2020 para "profundizar en la figura, el pensamiento y las enseñanzas" de Luciani.
Luciani se convirtió hoy en el cuarto Papa beatificado por Francisco, tras Pablo VI, en 2014, y Juan XXII y Juan Pablo II, canonizados ese mismo año.