Un afroamericano murió por la golpiza que le dieron 5 policías (también afroamericanos) para detenerlo en Memphis, EE.UU. (Foto: gentileza Sky News).
Es otro caso de brutalidad policíaca que termina en la muerte de un presunto "sospechoso". La policía de Memphis, en Estados Unidos, dio a conocer el impactante video (con imágenes sensibles) del momento en que cinco uniformados le dan una golpiza a una persona llamada Tyre Nichols para detenerlo. Pero la brutalidad del ataque fue tal que la persona terminó muerta.
El caso se investiga directamente como un exceso y brutalidad policíaca y no como otro caso de discriminación racial, ya que tanto los policías como la víctima son afroamericanos.
El escándalo también incluye a los servicios de los paramédicos. La ambulancia tardó 20 minutos en llegar a socorrer a Nichols. Cuando arribaron, ya agonizaba y murió tres días después en un hospital. Los 5 policías están detenidos y acusados de homicidio.
Esta vez, el caso no se inscribe dentro de la violencia racial como fue el caso de George Floyd, que encendió una ola nacional de violentas protestas en EE.UU. durante la presidencia de Donald Trump.
No obstante, se instaló nuevamente el debate sobre los protocolos para la actuación de las fuerzas de seguridad. La menor conducta evasiva por parte de una persona catalogada como "sospechosa" habilita a actuar de una manera que es sumamente violenta y que ha provocado la muerte de quienes se pensaba detener.
En el caso de George Floyd, la policía lo detuvo porque el cajero de un negocio al paso lo denunció de pagar con 20 dólares falsos. En el acto de reducirlo para detenerlo, un policía le comprimió su garganta con la rodilla de manera tal que lo mató por asfixia.
A Tyre Nichols, su muerte llegó de manera mucho más dura y agónica. La policía de Memphis detuvo su auto por una presunta infracción. A su vez, él les dijo a los efectivos que simplemente estaba próximo a llegar a su casa.
Una filmación dada a conocer por el Departamento de policía de Memphis muestra qué fue lo que sucedió: al intentar reducirlo apenas salió del vehículo, Tyre Nichols se asustó por los empujones y la violencia que recibió inmediatamente.
En un instante, pudo incorporarse y escapó. Allí comenzó el principio del fin. Un policía le disparó con la pistola Taser para inmovilizarlo. Pese a que estaba atontado por la descarga eléctrica, los cinco policías lo agarraron y uno comenzó a golpearlo.
Nichols, al margen de la diferencia numérica, no estaba en condiciones de ofrecer resistencia. Pese a tener la situación controlada, lo siguieron golpeando. Uno le dio una trompada, otro lo pateó y un tercero le pegó con su bastón reglamentario. Él solo se limitaba a gritar por su madre. No podía hacer nada más.
Finalmente, Nichols quedo casi inconsciente, sentado en el suelo y con el tronco y la cabeza apoyada sobre una puerta del patrullero. Pero de pronto, entro en una conmoción y se desmayó. Cayó al suelo y así quedó.
El otro tema de este hecho violento involucra al servicio médico de emergencias. Cuando Nichols se desvaneció, la policía llamó a los paramédicos. Lo extraño es que la ambulancia tardó 20 minutos en llegar, algo tan inaceptable como peligroso para la persona golpeada por la policía.
Lo llevaron en estado muy grave al hospital, donde Nichols agonizó tres días y murió como consecuencia de los golpes que recibió.
El video ya es motivo de reproches en todo Estados Unidos por la manera violenta de actuar de los policías. En una relación de 5 a 1 contra una persona desarmada, golpearon hasta matar a un individuo que ya estaba incapacitado para defenderse tras la descarga eléctrica que recibió con la pistola Taser.
Los agentes Tadarrius Bean, Demetrius Haley, Emmitt Martin III, Desmond Mills, Jr. y Justin Smith fueron despedidos por fallar en el “uso excesivo de la fuerza, el deber de intervenir y el deber de prestar ayuda”, dijo el Departamento de Policía en un comunicado.
Los cinco fueron acusados de homicidio intencional, agresión con agravantes, privación ilegal de libertad con agravantes y conducta indebida de funcionario. En un primer momento, fueron llevados a la prisión de Shelby, en Memphis. Pero ahora están en libertad tras el pago de una fianza. Pueden ser condenados a una pena que varía entre los 15 y 60 años de prisión.
