Una nueva pista se sumó a la búsqueda de Guadalupe Lucero, la niña de 5 años, desaparecida desde el 14 de junio en San Luis. Este martes, se conoció que un perro rastreador detectó un elemento de la pequeña camino a la provincia de Mendoza.
Una nueva pista se sumó a la búsqueda de Guadalupe Lucero, la niña de 5 años, desaparecida desde el 14 de junio en San Luis. Este martes, se conoció que un perro rastreador detectó un elemento de la pequeña camino a la provincia de Mendoza.
Tras 71 días de incesante búsqueda, con múltiples allanamientos y rastrillajes, nuevamente se activó la "pista Mendoza". El perro estuvo primero el lugar donde estaba sentada la niña el día que despareció y luego marcó el lugar donde fue vista por última vez, mientras jugaba a las escondidas. A partir de ahí, el animal tomó el descampado hacia la ruta 7, donde se cree que la pequeña fue llevada.
“Ayer volví a vivir la desesperación que tuve el primer día que Guada desapareció”, expresó este lunes en un posteo de Facebook la madre de Guadalupe, Yamila Cialone.
“Llegué a la zona cero y me encontré con la noticia de que a mi pequeña la sacaron por la ruta, desbordé en llanto y en impotencia, bronca, angustia porque era el primer dato del caso de Guada después de dos meses”, añadió.
En ese sentido, Eric Lucero, el papá de Guadalupe dijo: “Ya pasaron dos meses desde que se la llevaron y como no tenemos nada claro, a esta altura estamos desesperados”. El padre cree que si bien “siguen los rastrillajes, ya no hay tantos, ya no hay lugares nuevos donde buscar”.
"Viendo el recorrido, llegamos a la ruta, también a los famosos cerros donde mí hija había jugado el domingo 13 de junio (la menor había estado un día antes de desaparecer en esa zona con su padre). Estando ahí y viendo esa ruta con la cantidad de autos que pasan, los camiones, el descampado y la zona vacía, entré en crisis”, escribió Cialone en Facebook.
Los operativos que luego de varios días sin novedades volvieron a dar impulso a la búsqueda comenzaron el viernes pasado, con la incorporación de Santiago Díaz, integrante de la Brigada de Rescate con Intervención Canina.
Según explicó Díaz, los primeros trabajos se llevaron a cabo en la casa de la madre de Guadalupe, a quien le pidió pertenencias de su hija para que los perros pudieran detectar su olor. “Me entregó una prenda en una bolsa y unas botas en una caja. Por medio de una técnica de odorología forense hice una extracción y lo trasladé a unas gasas estériles para poder trabajar con los perros”, sotuvo Díaz.
Luego, los investigadores y los perros se trasladaron a la casa de la tía de Guadalupe en el barrio 544 Viviendas. Allí, uno de los animales hizo la primera “marcación”: el perro detectó el aroma de la pequeña en el medio de la calle frente al domicilio, donde había estado jugando con sus primos antes de desaparecer.
A partir de esa pista, el operativo siguió en dirección norte. En un cantero ubicado no muy lejos de la primera marcación, un perro raspó uno de los ladrillos para alertar sobre algo. Se trataba de un "objeto" que podría ser de interés para la causa: “Hay que ver si a dos meses, se puede recolectar ADN”, dijo Díaz.
Tras rasgar el ladrillo, el perro tomó por un descampado colindante a la zona cero y culminó a la vera de la ruta 7, donde el "rastreador" perdió el olor. A partir este hallazgo, los investigadores suponen que Guadalupe fue subida a un vehículo después de cruzar el descampado.
Con los nuevos datos surgidos tras la intervención de la Brigada canina, los investigadores suponen ahora que Guadalupe fue “cargada” a un vehículo después de cruzar por el descampado colindante a la zona cero.