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Qué dijo el principal sospechoso tras el hallazgo del cadáver en la casa donde vivió Cerati

Un testimonio clave puso en foco a Norberto Cristian Graf, un ex compañero de escuela de la víctima que vivió en esa propiedad y ahora es investigado.

Descubren la identidad del joven enterrado hace 40 años en un chalet que alquiló Gustavo Cerati

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La confirmación de la identidad fue realizada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que detectó signos compatibles con una muerte violenta en los restos óseos. El caso está en manos del fiscal Martín López Perrando, quien recibió la declaración de un testigo que situó a Graf en el centro de la escena, tanto por su vínculo con la víctima como por su comportamiento el día en que se encontró el cadáver.

diegofrnandez

Graf, de 58 años, había permanecido fuera del radar judicial durante décadas. Su nombre no le era conocido a la familia de Diego, y nunca había estado vinculado a la causa. Sin embargo, nuevos testimonios indican que estaba al tanto del hallazgo desde el primer momento y que incluso se presentó en el lugar pocas horas después de que se descubrieran los restos.

El testimonio que lo pone en foco

Daniel Scarfo, licenciado en Seguridad e Higiene y responsable de una obra ubicada a pocos metros del lugar donde se descubrió el cadáver, contó que fue alertado por un colega la misma mañana del hallazgo pero cuando llegó al lugar la Policía ya había intervenido y su compañero había delimitado el área con una cinta de peligro. Mientras todo era desconcierto, apareció en la escena Graf, quien comenzó a conversar con los obreros y a ensayar distintas explicaciones sobre el origen de los huesos.

Según Scarfo, el hombre se mostró tranquilo y elaboró tres hipótesis: que la propiedad había sido antiguamente una iglesia y que los restos podrían ser de un cura enterrado allí; que en el lugar había funcionado un establo en el pasado; y que los huesos podrían haber llegado mezclados con tierra que él mismo había comprado cuando construyó una pileta.

Un viejo conocido de Diego

Antes de ese día, Scarfo había tenido otro cruce con Graf semanas atrás, cuando una rotura en un caño durante la obra dejó sin agua a varias casas de la manzana. En esa ocasión, el ahora sospechoso se acercó a preguntar qué había pasado y se mostró amable.

Después del hallazgo, Graf volvió a aparecer un par de veces en la obra para pedir materiales de manera informal, mientras realizaba arreglos en la casa donde vive su madre. No volvió a conversar con Scarfo.

Según el relato del responsable de obra, los restos fueron desplazados desde la propiedad de Graf hacia el terreno vecino cuando los trabajadores realizaban tareas de perfilamiento en la medianera.

Esa obra quedó paralizada durante dos semanas, hasta que la Justicia permitió retomar la demolición. El testimonio de Scarfo se convirtió en una de las piezas más importantes para reconstruir la relación entre la víctima y el sospechoso aunque por el momento no fue convocado a declarar ante la Justicia.

Compañeros desde el jardín

Según la información recopilada en la causa, Graf y Fernández Lima eran compañeros desde la infancia, primero en el jardín y luego en la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 36, donde compartían curso. Diego desapareció en 1984, sin dejar rastros. Graf nunca fue citado en aquel momento.

Hoy, su nombre vuelve a escena. En los registros oficiales figura como empleado de una empresa multinacional, en el rubro de gestión de oficinas de ARCA. Su domicilio fiscal sigue siendo la casa de la avenida Congreso donde aparecieron los restos.

La prueba que permitió cerrar el círculo fue el análisis de ADN realizado por el EAAF, que confirmó que los restos eran de Diego gracias a una muestra genética aportada por su madre. El informe también señala indicios de una muerte violenta e incluso la posibilidad de un intento de descuartizamiento.

Con estos elementos, la causa por la desaparición de Diego Fernández Lima, que llevaba más de 40 años sin resolverse, empieza a tomar forma en el expediente del fiscal López Perrando.