Para la familia de las víctimas, la publicación representa un recuerdo doloroso, ya que es el último registro digital que se conserva de las chicas con vida. Tras compartir la historia en redes sociales, todo indicio de contacto desapareció. Cerca de la una de la madrugada, los familiares intentaron llamarlas sin obtener respuesta.
Hasta el momento, la Justicia ya ordenó la detención de nueve personas vinculadas al brutal asesinato. Cuatro de ellas —Magalí Celeste González Guerrero (28), Andrés Maximiliano Parra (18), Iara Daniela Ibarra (19) y Miguel Ángel Villanueva Silva (27)— fueron trasladadas al penal de Melchor Romero, donde permanecen bajo custodia judicial.
Durante el fin de semana, se sumaron nuevas detenciones que ampliaron la red criminal detrás de este hecho. Entre ellas se destacó la captura de Víctor Sotacuro Lázaro, quien fue encontrado en la ciudad fronteriza de Villazón, en el norte del país. Sotacuro, que presentaba heridas en sus manos al momento de ser apresado, es considerado un engranaje clave dentro de la banda.
Asimismo, fue arrestado Ariel Giménez, señalado como la persona que habría cavado la fosa donde finalmente fueron enterradas las tres jóvenes, en un intento por ocultar el crimen.
El lunes, las fuerzas de seguridad también lograron detener a Florencia Ibáñez, sobrina de Sotacuro Lázaro, acusada de haber estado dentro del vehículo junto a su tío durante la fatídica noche. Su testimonio podría ser decisivo para confirmar la mecánica del hecho y la participación de los otros implicados.
El caso dio un giro trascendental este martes, cuando en un operativo internacional se logró la detención de Matías Agustín Ozorio, señalado como estrecho colaborador de “Pequeño J”. La captura se produjo en Lima, Perú, en el marco de un trabajo coordinado entre fuerzas argentinas y peruanas.
Pocas horas después, en la ciudad peruana de Pucusana, fue finalmente detenido Jonathan “Pequeño J” Rodríguez, considerado el líder narco que habría dado la orden de secuestrar, torturar y asesinar a las tres adolescentes. Para los investigadores, la caída de este jefe narco representa un avance determinante en la causa, ya que hasta ahora era el principal prófugo y el presunto autor intelectual del triple femicidio.
“Pequeño J” contaba con una red de colaboradores que le permitía moverse entre distintos países y eludir a la Justicia. Su arresto fue posible gracias a un seguimiento de llamadas y a la colaboración de Interpol, que había emitido una alerta roja en su contra.
Para los peritos, la última foto publicada por Morena constituye una prueba material de enorme valor. No solo confirma la presencia de las jóvenes dentro de la camioneta, sino que también establece una línea temporal precisa entre el momento en que seguían vivas y el inicio de su desaparición.
Además, los investigadores remarcan que esta imagen permite contrastar las declaraciones de algunos de los detenidos, quienes aseguraron no haber estado presentes en el vehículo. La publicación desmiente esas versiones, reforzando la hipótesis de que las tres adolescentes fueron trasladadas bajo engaños o amenazas, hasta quedar a merced de la banda criminal.
El triple crimen dejó al descubierto una trama narco violenta y despiadada que operaba en la zona sur del conurbano bonaerense. Según la hipótesis judicial, las chicas habrían sido atacadas por cuestiones vinculadas al negocio de la droga, en una represalia ordenada por “Pequeño J”.
Los investigadores sostienen que el asesinato fue un mensaje mafioso destinado a rivales y colaboradores, en el marco de una interna por el control territorial. Sin embargo, lo que más estremece a la opinión pública es la ferocidad del crimen y la corta edad de las víctimas, lo que refuerza la indignación social y el pedido de justicia.
Los familiares de Morena, Lara y Brenda no encuentran consuelo. A diario se concentran frente a los tribunales de Florencio Varela y reclaman que no haya impunidad. “No podemos creer que lo último que haya hecho Morena sea subir una foto sin saber que horas después iba a ser asesinada. Esa imagen nos duele, pero también nos da fuerzas para pedir justicia”, expresó un allegado.
El caso generó una fuerte movilización en redes sociales y en las calles. Organizaciones feministas y de derechos humanos acompañan a las familias en su reclamo. “Ni Una Menos”, junto a otras agrupaciones, convocó a marchas en distintos puntos del país para exigir condenas ejemplares y el desmantelamiento de las redes narco que operan en la región.
Con nueve detenidos, incluido el presunto autor intelectual, la causa se encamina hacia un juicio histórico. Los fiscales evalúan pedir la prisión preventiva para todos los imputados, bajo la acusación de triple homicidio agravado por ensañamiento y por mediar violencia de género, lo que podría derivar en penas de prisión perpetua.
Mientras tanto, la Justicia continúa peritando teléfonos celulares, analizando cámaras de seguridad y recolectando testimonios que permitan esclarecer los últimos minutos de vida de las tres adolescentes. En este contexto, la última foto de Morena se convirtió no solo en una prueba clave, sino también en un símbolo de memoria y de reclamo de justicia.