Covid-19

100 mil muertos por coronavirus: El virus que desenmascaró una gestión sin plan y con rumbos cambiantes

Se llegó al número que Alberto Fernández quería evitar. En el Gobierno dicen que hicieron todo lo posible para evitarlo. ¿Se podría haber hecho más?
Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Alberto Fernández reunido con su Gabinete.

Alberto Fernández reunido con su Gabinete.

“Los que plantean el dilema entre la economía y la salud, están diciendo algo falso. Sé que tengo que preservar a la pequeña y mediana empresa y a las grandes también", decía Alberto Fernández, por entonces un estadista con 70% de imagen positiva.

Pero pasó el tiempo. Un año y medio después la Argentina tiene sus 100 mil muertos y pasó del 35,5% de pobreza al 42%. Como si fuera poco, el 57,7% los menores de 14 años son pobres y estuvieron un año entero sin clases presenciales.

555.159 empleadores registrados había en 2019; 519.425 son en 2021, casi 35 mil menos. Se achicó fuertemente la nómina de empresas que dan trabajo.

Alberto, desorientado

Alberto Fernández nunca entendió la magnitud del fenómeno que se venía. Insistía en que cuando terminara la cuarentena solo íbamos a tener que “tocar un botón” para volver a poner en marcha la maquinaria económica de la Argentina como si nada hubiera pasado.

Pero se demoraron los ATP y los IFE. Mientras se veía en el espejo de Europa, donde las potencias hacían esfuerzos para sostener su economía en cuarentena, la Argentina apenas ofrecía 5000 pesos por mes a los trabajadores en negro y hasta $33.000 pesos por trabajador en blanco de sectores afectados.

Alberto insistía en una cuarentena impracticable que no escuchaba ningún tipo de rigor científico:

  • Mientras se demostraba que los contagios bajaban hasta casi 0 al aire libre, insistió en mantener parques y plazas cerrados durante casi todo 2020.
  • Mantuvo clausurada la posibilidad de hacer deportes individuales, aunque se demostró que esos no eran focos de contagio.
  • Insistió en cerrar las escuelas aún en lugares sin casos de Covid, contra todas las recomendaciones de organizaciones y especialistas en infancia.
  • Decían que los “testeos masivos” no servían mientras el mundo tomaba la estrategia de testear lo más posible, justamente para evitar restricciones.

No solo eso. Se encargaba de retar en público al que pedía flexbilizar: "¿Querían salir a correr? Salgan a correr. ¿Querían salir a pasear? Salgan a pasear. ¿Querían locales abiertos? Abran los locales. Estas son las consecuencias", dijo el 16 de junio de 2020.

“Para los que le prestaron atención a la economía, miren al lado: 45 mil muertos en Brasil”, insistió. En ese momento, Argentina tenía 35 muertes por día y Brasil 1200. Pero Argentina tenía a toda la gente encerrada hacía 3 meses. Cuando todos salieron a las calles, la cosa se equiparó.

Brasil tiene casi 2500 muertos por millón de habitantes y Argentina está en 2150. Brasil está segundo en ese ranking internacional y la Argentina cuarto.

Lo que la cuarentena ocultó

La cuarentena inicial tenía que servir para ganar tiempo, para preparar el sistema de salud y para conocer más sobre el virus.

El sistema de salud se amplió a los ponchazos sin un plan establecido. Nunca se indicaron metas a alcanzar para permitir levantar la cuarentena.

¿Conocimiento sobre el virus? Bien, gracias.

  • No se ampliaron la cantidad de testeos y desde el Gobierno se insultaba a los que pedían testear más. Nunca se explicó por qué la Argentina no podía hacerlo.
  • Mientras el mundo iba a cuarentenas focalizadas, segmentadas incluso por barrios, la Argentina seguía en cuarentenas totales en provincias con pocos casos.
  • Alberto se encerraba a discutir sobre el virus con un grupo de infectólogos y nunca amplió el comité de expertos: no incorporó psicólogos, sociólogos, a empresarios de la salud, ni a ingenieros. Había que rediseñar el funcionamiento entero de la sociedad para adaptarse a las nuevas circunstancias. No se hizo.
  • No se hicieron campañas de difusión para que la gente adoptara nuevos cuidados a medida que la ciencia identificaba mejor las causas de contagio: hasta febrero de este año se le seguía pidiendo a la gente que limpie obsesivamente superficies, cuando ya hacía meses que se sabía que el virus se contagiaba por aerosoles.
  • La dirigencia argentina nunca predicó con el ejemplo. Mientras se le pedía a todo el mundo que siga encerrado por meses, se veían fotos de políticos (con Alberto Fernández a la cabeza) en comidas sin barbijos.

Alberto insistió con las comparaciones internacionales. Su equipo de prensa y difusión estaba atento a cada país que tenía un traspié para hacer comparaciones odiosas y demostrar que estábamos ganando: Brasil, Chile, Suecia, Estados Unidos, Israel, España, Francia, India… En todos los casos, al final se dio vuelta la historia.

“Ayer o anteayer se cayeron los bonos de todas las potencias del mundo precisamente porque vislumbraron la posibilidad de un rebrote de la pandemia en lugares donde todos creían haber superado ya el problema”, decía Alberto en junio. La Argentina no paró de caer desde entonces.

El delirio de un mundo mejor

Mientras todo esto pasaba, Alberto seguía delirando con construir un nuevo orden social.

"La economía se va a hacer trizas para todos, no solo para nosotros. También, es una gran oportunidad de hacer un mundo más justo y legítimo", decía. “Del dolor saldrá una gran oportunidad para Latinoamérica”, rezaba, inspirado en Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Obviamente, la “oportunidad” no llegó. Y hoy Argentina lamenta las 100 mil muertes. ¿Pudo haber sido peor? ¿Zafamos de ir a buscar muertos a las villas y velarlos en parques públicos? Seguramente.

La pandemia deja por ahora un país con 100 mil argentinos menos. Pero también con muchos más pobres, una economía destrozada, una sociedad más fragmentada, una psiquis trastornada y un futuro preocupante, con o sin pandemia.

¿Todos juntos en el Obelisco gritando “Argentina, Argentina”? La imagen no se cumplió. El virus derrotó a la Argentina.