El presidente sigue desplegando su estilo cargado de histrionismo, prepotencia digital y soberbia discursiva. Domina la escena contra rivales aún temerosos y desconcertados.
El presidente se mantiene en la gestión con el estilo que le dio resultado en campaña. Y por ahora le sonríen las encuestas. Su modelo de liderazgo en la lupa.
El presidente sigue desplegando su estilo cargado de histrionismo, prepotencia digital y soberbia discursiva. Domina la escena contra rivales aún temerosos y desconcertados.
Milei con audacia y astucia marca la agenda, ataca a muchos a la vez y genera constante sorpresa. Un combo simbólicamente diseñado para ganar tiempo y ampliar el horizonte de la paciencia de los argentinos que sufren una tremenda inflación que golpea sus ingresos.
Estas son las 12 características
Milei fue convocado para satisfacer una demanda: hacer las cosas diferentes a la política tradicional y castigar a los de siempre señalados como responsables del fracaso económico constante. Cada embate lo preserva (por ahora) gracias la pésima opinión sobre los políticos. Las menciones a la casta son variadas y enérgicas: “La sociedad es pobre mientras Uds. son ricos”, se basan en “La orgía del gasto público”, “Nido de ratas” o “Legisladores coimeros”
DNU, Ley Ómnibus, Pacto de Mayo, son algunos de los ejemplos con los cuales el presidente queda constantemente en el centro del universo político. Desplazó en la campaña a Macri o Cristina, sabe como conseguir ese lugar para que las discusiones periodísticas y políticas lo dejen como el principal protagonista de la serie sin importar el capítulo
Tiene la capacidad de retomar constantemente datos duros de la realidad que impactan por su contundencia: Pobreza, déficit fiscal, inflación acumulada, gasto público, espacio público… “Si fuera tan eficiente la gestión que defienden no tendríamos el 60% de pobres”
A pesar del desorden con el que se manejan los ministerios, legisladores y otros referentes de LLA, Milei se mantiene con algunas premisas que lo conectan con sus propios destinatarios: su base de votantes y mayormente un público despolitizado que confió en que hará las cosas de modo diferente a lo habitual. Un ejemplo fue que durante el tratamiento de la ley Ómnibus, él decía no negociar, mientras en ese mismo instante bajaban el capítulo fiscal y el envío del oficialismo con más de 600 artículos quedaba con menos de 300.
Un maestro simplificador y titulador, una habilidad notable y necesaria en estos días para instalar temas y ganar repercusión de prensa y conversación mediática, en tiempos de redes y bajo nivel de profundidad. Ejemplos: “No la ven”, “Orgía del gasto”, “paquete anti casta” o “Viva la Libertad, carajo”
En su diagnóstico plantea un duro y prolongado tratamiento producto de la herencia recibida, en este sentido estimula la conexión a través de señales y gestos simbólicos que buscan paciencia social que expliquen que el tratamiento es el correcto, en este sentido opera la reducción del déficit, la quita de privilegios, autos, asesores políticos, millas, jubilaciones de privilegios, etc.
Las apariciones son diseñadas con un estilo de cobertura de una celebridad, con una previa, un durante, un manejo digital y mediático muy potente: el show es constante. A la par, Milei desvía la atención sobre su figura, viaja a Israel, a Corrientes, insulta, titula y al mismo momento su gobierno hace lo que puede con las noticias del día a día, toma medidas polémicas y ajusta las cuentas públicas.
La convicción libertaria guía el rumbo del gobierno y Milei es el garante. Sin los recaudos del “qué dirán” o la corrección típica de un presidente tradicional.
Esa autenticidad de mostrarse cómo es, lo ayuda a dar un mensaje claro (incluso en el error) “soy uno más” “Un outsider, que no se parece a ellos, los políticos”.
Concentrado en temas liberales, libertarios de orden público y economía, gestiona en contraste fuerte con su antecesor, inmóvil por la interna política con su vicepresidenta. Milei avanza con velocidad y expone a quien lo detiene o lo demora.
Divide con firmeza. Los que están velando por el cambio y el nuevo paradigma o lo que quedarán en el pasado asociados al Kirchnerismo y la decadencia. No hay medias tintas, ni tibios o dialoguistas. Somos nosotros o ellos. Los hombres de bien iluminados por las fuerzas del cielo como lo Macabeos que a pesar de ser pocos en la fiesta de Januca dominaron a un poderoso ejército o los que nos son los de bien, o sea los del mal.
Basa parte de su comunicación en establecer parámetros éticos y morales con firmeza, acusaciones personales y denigraciones- Ese estilo lo muestra soberbio para algunos, aunque convencido para otros.
El presidente avanza, proponiendo utopías difíciles de procesar. La política tradicional intenta comprender las propuestas y responden con lecturas anticuadas de paradigmas caducos. Cuando encuentran algún aspecto para discutir (incluso con legitimidad) o lo demoran con tecnicismos, Milei los agrede, expone y acusa.
En este tiempo, el posicionamiento fue audaz y hasta valiente, basado en un rumbo liberal/libertario que prima por sobre cualquier cálculo político o electoral futuro. Eso le permite tener pocos dilemas éticos, partidarios y hasta operativos: la respuesta siempre está en sus libros, conceptos o ideales que actúan como una biblia de cualquier religión.
Milei tiene un rumbo y la decisión para ir detrás de sus objetivos. El esquema propuesto es arriesgado y hoy parece funcionar, pero deja de calibrar si no baja la inflación y no se vislumbra una reactivación económica real.
(*) El autor es psicólogo y consultor político