Aniversario

A un año, cómo se vivieron en la Casa Rosada las horas previas al anuncio de cuarentena total

Con la inminencia de la llegada de la segunda ola, vuelven los recuerdos de los peores momentos de la cuarentena, pero también de lo aprendido.
Stella Gárnica
por Stella Gárnica |
Alberto Fernández junto al jefe de Gobierno porteño

Alberto Fernández junto al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador Axel Kicillof en uno de los anuncios de la cuarentena. Foto: Presidencia.

En el Gobierno nacional monitorean la situación epidemiológica de cada provincia y no descartan cerrar la circulación futura en fronteras con países vecinos, como entre diferentes distritos, como sucedió en la primera cuarentena obligatoria en marzo de 2020.

En la Casa Rosada todos recuerdan por estas horas, aquellas erróneas palabras del renunciado ministro de Salud, Ginés González García cuando esta periodista de A24.com lo consultó en febrero de 2020 sobre si el Gobierno no temía que el COVID-19 que ya asolaba a todo China y empezaba a dispersarse por Europa, llegue en vuelos internacionales a la Argentina.

“No”, dijo el entonces Ministro que con la poca información conocida antes de que la OMS declare formalmente al COVID-19 como una "pandemia", es decir, la circulación descontrolada en el mundo, de un virus mortal sin cura conocida. Ginés señaló entonces que “a Argentina no va a llegar porque no hay vuelos directos desde China, sino que pasan por Europa…” y todo el año le recriminaron haber pecado de optimismo.

Días después, el 3 de marzo de 2020 se conoció el “caso cero” en el país: un hombre de Córdoba que había llegado en un vuelo desde Europa tras las vacaciones de verano. El 7 de marzo el COVID-19 cobró la primera víctima fatal, que hizo prender las luces rojas de la Casa Rosada: el virus que mataba miles de personas por día en las principales potencias del mundo, ya estaba entre nosotros y sin un sistema sanitario preparado.

Quince días después el Presidente, viendo por televisión la película que se desparramaba en Europa y Estados Unidos, con hospitales y cementerios colapsados, decretó la cuarentena total.

Cronología de una decisión inédita en democracia

Bajo la consigna: cuidar la salud por sobre la economía, la Casa Rosada con el presidente Alberto Fernández a la cabeza y el gabinete de emergencia encabezado por Santiago Cafiero y el entonces ministro de Salud, Ginés González García, pusieron todo el aparato del Estado al servicio de gestionar la pandemia.

Quedaron en el pasado, los planes de reactivación económica y negociaciones con el FMI, todavía pendientes...

Subsidios generalizados para evitar el quiebre de comercios y empresas del sector privado; ayuda financiera a fabricas alimenticias, farmacéuticas, y transporte para garantizar el abastecimiento, fueron algunas medidas del gabinete que tomó la forma de un "comité de emergencia sanitaria" que pasó a ser el centro de las decisiones del Gobierno, en paralelo con el comité de expertos sanitaristas y el gabinete económico.

La primera decisión que advirtió lo que venía, se tomó el 16 de marzo de 2020 cuando la Casa Rosada ordenó clausurar las clases en escuelas y universidades, tanto públicas o privadas para contener la ola de contagios. Pero un día después, el 17 de marzo ya circulaban en los pasillos de la Casa Rosada los rumores de un eventual estado de sitio.

Teniendo en cuenta la memoria y rechazo social por la trágica historia de los estados de sitio -el último fue en diciembre de 2001 que terminó con la renuncia de Fernando De la Rúa- y los golpes de Estado en la Argentina, el Gobierno no quiso aplicar la fórmula usada en China, para evitar ser catalogado de autoritario.

Entonces tras varias idas y venidas, se buscó ponerle otro nombre. Así, tres días después del cierre de clases, el viernes 19 a la tarde el presidente anunció que esa medianoche publicaba en el Boletín Oficial la prohibición total para circular en el país a partir del 20 de marzo con el objetivo de cuidar a la población de los estragos del virus y prometía total asistencia del Estado.

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Aconsejado por los técnicos de la Organización Mundial de la Salud dispuso el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) que poco a poco, fueron adoptando esa cuarentena estricta, con policías y en algunos casos hasta militares patrullando las calles de ciudades y provincias.

Calles desoladas, permisos de circulación solo para esenciales. Fue el primer paquete de medidas adoptado por un "estado intervencionista" casi total. Controles vehiculares y secuestro de los mismos a aquellos que violaran la cuarentena por el lado de la seguridad.

Durante varios meses, la Casa Rosada quedó vacía y como en todos los ámbitos, se armaron burbujas entre funcionarios que se turnaron con sus equipos para trabajar home office o asistir a la sede de Balcarce 50, cada 14 días.

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El Presidente se autoaisló en la residencia de Olivos hasta que fue avanzando de a poco la flexibilización del Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO), pero fue muchas veces criticado por no cumplir él mismo los protocolos que pedía a la población, como el no uso de barbijo y no mantener distancia de más de 2 metros de otros funcionarios.

Una de las mayores críticas que recibió fue por la aglomeración e incidentes producidos en la Casa Rosada durante el funeral del astro Diego Armando Maradona que reveló falta de previsión y un feroz enfrentamiento entre los encargados de seguridad del Gobierno nacional y la Ciudad de Buenos Aires. La Casa Rosada quedó virtualmente "tomada por hinchas de fútbol" que fueron a despedir al "D10S" el 25 de noviembre de 2020.

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Otro hito de la cuarentena fue el pago de ATP para el 90 % de los sueldos de empleados del sector privado y un subsidio de emergencia IFE de $10.000 para todos aquellos que no tengan trabajo formal, monotributistas y desocupados; 93 mil millones de pesos mensuales al servicio de sostener la economía a través de la emisión.

Decretos sucesivos y prorrogados como la prohibición de despidos, doble indemnización, suspender la obligación de asistir a sus trabajos a los mayores de 60 años o con enfermedades de riesgo por el COVID-19, suspensión de juicios de desalojo, congelamiento de alquileres, de tarifas y de precios de la canasta básica.

Todas medidas que estuvieron vigentes hasta enero de este 2021 ante lo que el Gobierno anunció como la postpandemia y el inicio de la reactivación, pero también, el final de la ayuda estatal ante la necesidad de avanzar en un acuerdo con el FMI y el ajuste fiscal que eso implicaría, generó otra interna en el mismo seno de la coalición de Gobierno.

La nueva categoría social: Los esenciales

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Con ese decreto nació una nueva categoría social: los trabajadores esenciales. Les permitía tomar transporte público y circular con sus propios vehículos a más de 5 cuadras de su casa. Abarcaba a personal de la Salud, de Seguridad, de industria alimenticia, farmacéutica, ferreterías, veterinarias, entre otras actividades consideradas esenciales.

Quedaban cerradas por tiempo indeterminado hasta este mes de marzo de 2021, actividades sociales masivas como espectáculos públicos musicales, cines. Tardarían muchos meses en volver a abrir con la aprobación estricta de protocolos por parte del Comité de Emergencia Sanitaria encabezado por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero con los ministerios de Salud, Seguridad, Trabajo, Defensa, Interior y Educación.

En ese comité recayó toda la responsabilidad de las medidas que con el correr de los meses se fueron flexibilizando para pasar a llamarse “Distanciamiento Social, Preventivo Obligatorio”.

Protocolos para todos, distancia social de 2 metros, uso obligatorio de barbijo tapabocas y nariz y autoaislarse en caso de tener síntomas, reemplazaron a aquella cuarentena estricta tan criticada que por momentos se asemejó a un film de ciencia ficción, con el análisis de medidas como un eventual pasaporte sanitario a través de la aplicación de internet creada por el Gobierno para controlar los movimientos y síntomas de los contagiados de COVID.

La APP Cuidar, que ante el rechazo generalizado a la posibilidad de ser usada por el Gobierno como un sistema de control absoluto sobre los individuos desde el momento en que salían de sus casas, fue finalmente desactivada y pasó a utilizarse sólo para el control de circulación en las calles.

Las colas en los supermercados y en las puertas de los bancos de gente comprando alimentos o intentando cobrar, generó situaciones no deseadas con aglomeraciones que potenciaron los contagios. Nadie a esa altura usaba barbijo, al contrario, desde la OMS se desaconsejaba para dejarlos para uso del personal de salud. La cuarentena se llevó puestos a varios funcionarios.

El primero fue el ex titular de la ANSES, Alejandro Vanoli sobre quien recayó la culpa por la aglomeración de jubilados queriendo cobrar en la puerta de los bancos. Fue el primer cambio de gabinete en el que puso sus fichas Cristina Kirchner, con la asunción de Fernanda Raverta en reemplazo. La digitalización de todo el sistema bancario y el trabajo home office, ganaron la batalla.

Tras el fatídico 2020, con los mayores de 60 años encerrados casi un año completo hoy con la esperanza de la vacuna, como hace un año, hoy la incertidumbre sobre la llegada de la segunda ola al país, y si el Gobierno será capaz de gestionarla sin que se transforme en una tragedia colectiva, agravada por la grieta política en un año electoral, sigue ante la llegada por goteo de las vacunas. Eso se refleja en la prórroga del decreto de Emergencia Sanitaria hasta el 31 de diciembre de 2021, publicado la semana pasada en el Boletín Oficial.