El gobierno de Alberto Fernández respiró ayer aliviado porque pudo evitar la crisis política que hubiera significado, en plena pandemia de Covid 19, una postergación indefinida de la llegada del componente 2 de la vacuna rusa Sputnik V. Finalmente llegará la semana próxima, pero sin saber todavía las cantidades exactas. Sin embargo, el malestar del Presidente no se pudo evitar: considera que el Fondo Ruso de Inversión Directa incumplió con el contrato original.
En el entorno de Alberto Fernández admitieron a A24.com que el presidente ruso, Vladimir Putin, le causó desde el año último un daño político porque se comprometió a enviar 22 millones de dosis en el primer trimestre de 2021 y a mitad de año no cumplió ni con la mitad.
“Hay incumplimiento y si no llegaban las segundas dosis en tiempo y forma el problema sería mayor”, confiesan allegados al Presidente. Sin embargo, la Casa Rosada prefería ayer tirar oficialmente la pelota afuera con ironía: “El alivio es de la oposición, que primero decía que la Sputnik era veneno y después reclama la segunda dosis del veneno y ahora llegan. Son ellos los que deben estar tranquilos”.
Más allá de la chicana, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, le manifestó su malestar ayer al fondo ruso y, según el comunicado oficial, lo instó a “cumplir con el contrato”. El Gobierno lo considera incumplido. Sobre el final del día, Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini, de confianza del Presidente y promotora de la vacuna rusa, emitieron un comunicado oficial que informaba que el fin de semana dos aviones de Aerolíneas Argentinas volarán a Moscú a buscar las dosis del componente 1 y 2, pero no informaron cuántas. Moscú no les informa la cantidad, que es un misterio hasta cargar el avión.
Rusia es un incumplidor sistemático en materia de vacunas. Por su alianza política con Putin, Alberto Fernández callará su malestar. Pero el gobierno de México, de Andrés López Obrador, ha sido duro con el incumplimiento de las 24 millones de dosis que había comprometido Rusia –y no envió- para los primeros seis meses del año. En la Argentina hay 6 millones de personas vacunadas con la primera dosis, que esperan la segunda. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, debió ayer salir a aclarar que sólo 330 mil cumplen los 90 días de plazo para recibir el componente 2. Buscó así desactivar el conflicto apenas horas antes de la confirmación rusa de que llegarían las vacunas.
En la Casa Rosada temieron un escándalo mayúsculo y un fuerte desgaste político y electoral si no llegaba el componente 2.
Es por ello que el Gobierno comunicó con bombos y platillos la llegada de la segunda dosis apenas recibió la noticia del Fondo Ruso. Era la comunicación institucional más importante de la Casa Rosada en la semana y fue elaborada con mucha precisión por el Ministerio de Salud, que consultó con Presidencia cada término del comunicado.
Pasó a la ofensiva en el texto: hizo notar que la Argentina supera los 25.000.000 de vacunas recibidas, en el total de todos los laboratorios, las cuales incluyen los dos vuelos a Moscú de este sábado y domingo para recibir los componentes 1 y 2 de la Sputnik V. También se apuraron a comunicar que Vizzotti y Nicolini acordaron durante la reunión con los directivos del Fondo Ruso que “en los próximos días de llegará el principio activo para la producción local del componente 2 en el laboratorio Richmond”. En la reunión estaban los máximos representantes del Fondo Ruso, su director ejecutivo, Kirill Dmitriev, y el primer director general adjunto, Anatoly Braverman.
“Mantuvimos un encuentro donde los instamos a dar cumplimiento al contrato y a acelerar la llegada de dosis del componente 2, y obtuvimos su compromiso a dar prioridad a la Argentina y asegurar la provisión de ambos componentes”, indicó Vizzotti. El propio comunicado dejó entrever el malestar e incomodidad por el inminente incumplimiento de contrato. En diciembre de 2020, el Presidente había anunciado que en el primer trimestre de 2021 llegarían 22 millones de dosis de la vacuna rusa. Hasta ahora arribaron 9.415.754, menos de la mitad, y sólo el 16% corresponde al segundo componente.
México sólo recibió 3,4 millones de 24 millones prometidas. Con ese antecedente, el entorno de Alberto Fernández entró en emergencia cuando sospechó que Rusia podría dejar mal parado –con la vacunación a medio terminar- al Presidente en plena campaña electoral con miras a las PASO del 14 de septiembre. Para la oposición hubiera sido un blanco fácil después del caso Pfizer y de las demoras que sufrió la otra apuesta presidencial, AstraZeneca. Alberto Fernández no quería darle ese bocado a la oposición.
De hecho, Vizzotti había tenido que enojarse también con el laboratorio AstraZeneca, hace un mes y medio, para agilizar la provisión de las 24 millones de vacunas que prometió en octubre último esa droguería británica al momento de firmar el contrato con el laboratorio MabXience, del argentino Hugo Sigman. En este caso, el problema fue de un laboratorio en México que no tuvo insumos para envasar el componente y sufrió demoras. Ahora están comenzando a llegar las dosis de AstraZéneca-Oxford.
Para Alberto Fernández, luego de haber rechazado las exigencias jurídicas de Pfizer y haber optado por AstraZeneca y por Sputink hubiera sido difícil explicar el faltante de las vacunas rusas en plena ebullición electoral, con la oposición agazapada para disparar.
El descenso de contagios y de ocupación de camas de terapia intensiva alimenta cierto alivio de la Casa Rosada. Sin embargo, sigue preocupando, y mucho, el posible ingreso de las variantes Delta (india) y Beta (sudafricana) del Covid 19.
Es por eso que los anuncios de este viernes no implicarían demasiadas sorpresas. El nuevo DNU tendrá vigencia por 15 días, hasta el 8 de julio próximo, y dispondría una nueva prórroga del DNU 287, que fija el semáforo epidemiológico según las zonas de mayor riesgo baja, media, alta y alarma sanitaria.
No habría nuevas restricciones para las actividades locales y podría haber menos aún. La única restricción que aún se analiza –tal como adelantó A24.com el martes último- consiste en restringir los viajes de argentinos hacia y desde el exterior, fijar un cupo tanto de vuelos como de autorizaciones para viajar, según el grado de urgencia del viajero. De esto se habla entre el jefe del Gabinete, Santiago Cafiero; los ministros del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, y de Salud, Carla Vizzotti; y la directora de Migraciones, Florencia Carignano. El sistema se aplica en Chile. Con ello se buscaría desalentar los viajes por turismo para que los argentinos no contraigan la cepa Delta o Beta, que tienen circulación comunitaria en Estados Unidos, y la traigan de regreso a la Argentina. Otra medida en análisis es disponer que todos los viajeros que vuelven al país deban hacer cuarentena en hoteles pagados a cargo del turista.
Un dato preocupó demasiado en Migraciones esta semana: se quintuplicaron los controles de incumplimiento de cuarentena, se incorporaron Córdoba, Entre Ríos y San Juan a las nueve provincias ya relevadas (entre ellas Buenos Aires, Ciudad y Santa Fe), y el número de turistas que violaron la cuarentena permaneció en la misma proporción: 40%.
“Vamos a meter presos a todos los que incumplen, que seguro son de Juntos por el Cambio”, bromeaban ayer en la Casa Rosada. En estas horas, se analizará si avanzan con mayores restricciones para evitar que las cepas Delta y Beta arruine los planes electorales y de vacunación del gobierno nacional.
