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Cristina acepta una elección de tercios y Milei rechaza el teorema de Baglini

Semana de fuertes novedades políticas. Las definiciones de Cristina Kirchner y la polémica plataforma política de Javier Milei.
Gustavo Marangoni
por Gustavo Marangoni |
Cristina y Milei

Cristina y Milei

Por segunda vez en seis meses, Cristina Fernández manifestó su decisión de no competir por ningún cargo este año. Lo hizo mediante una carta en redes sociales en el mismo momento en que estaba sesionando el Congreso del PJ. "No voy a ser mascota del poder", escribió, reiterando lo dicho el 6 de diciembre pasado luego de conocer el fallo condenatorio por la causa de obras viales.

Del resto del texto se puede prescindir, pues es un repaso de conceptos reiterados en la narrativa de la vicepresidenta alrededor de una idea fuerza: con el Fondo no se puede gobernar. Lo que no enuncia es la alternativa. Su abdicación personal parece teñirse de cierta resignación definitiva respecto a las posibilidades de la política.

"Con el Fondo no se puede", afirma. Pero desde el Ministerio de Economía le agregan que "sin el Fondo no alcanza". Ella no se prestará personalmente a ese juego, como reafirmó posteriormente en una entrevista televisiva, pero sus compañeros de ruta tienen la obligación de continuar, haciendo gala de un mayor pragmatismo. Al fin y al cabo, "la única verdad es la realidad", enseñó el General Perón.

Apelando a ese optimismo vital, en el mini estadio de Ferro donde se reunieron los congresales del PJ, el recientemente reelecto mandatario riojano Ricardo Quintela sentenció al llegar que "la oposición se está asustando". El ministro del Interior Wado de Pedro, en la misma sintonía, expresó que "en las elecciones provinciales de las últimas semanas se demostró que el peronismo, cuando gobierna para la gente y se mantiene unido, recibe el acompañamiento de la sociedad".

La estrategia para enfrentar la crisis económica y el bajo nivel de aceptación en las encuestas del gobierno de Alberto Fernández es echar la falta envido y el quiero vale cuatro desde una interpretación optimista de los resultados registrados hasta aquí en las elecciones provinciales. Si bien hasta ahora ha votado el 13% del padrón electoral, cada actor va leyendo los acontecimientos y recalibrando sus estrategias y discursos.

Las dudas en la oposición

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En Juntos por el Cambio, luego del consenso dentro del PRO de ir con un solo precandidato a las primarias de CABA y con dos para la gobernación de la provincia, Rodríguez Larreta y Bullrich se dedican a sus armados nacionales, enfrascándose en la discusión de la conveniencia o no de llevar listas comunes para intendencias y cargos legislativos.

En cuanto a Javier Milei, luego de confirmar a Victoria Villarruel como su compañera de fórmula, dio a conocer su propuesta electoral, tan disruptiva como sus presentaciones mediáticas y de redes. Parece tener muy claro que para la primera etapa todo pasa por fidelizar el electorado propio y ser más fiel que nunca al personaje que ha construido a lo largo de los últimos años. ¿Modificará su conducta luego de las PASO, confirmando la vigencia del teorema de Baglini (cuanto más cerca las posibilidades de llegar al poder, más se moderan las propuestas de campaña), o perseverará en los énfasis sin demasiados matices que muestra hasta ahora?

A lo descrito hasta aquí deberán sumarse los resultados de las elecciones provinciales a realizarse el mes que viene en Tucumán, Corrientes, Mendoza, San Luis, Chaco, Córdoba y Formosa, y las santafesinas de julio. Hasta ahora, de las ocho compulsas provinciales, en siete y media ganaron los oficialismos. (Contabilizamos como "media" a Neuquén, pues triunfó allí un desprendimiento del hegemónico Movimiento Popular Neuquino).

Este calendario disociado Nación-provincias exigirá un desafío para el próximo presidente, pues deberá cargar con una agenda muy exigente con menos capacidad de maniobra que los estados federales.

Claro que esa debilidad, combinada con un probable escenario de espiralización de la crisis económica, puede ser una oportunidad para iniciar la futura gestión, convirtiendo las amenazas de un potencial colapso en la oportunidad de quebrar un sistema político y económico de vetos cruzados que hasta aquí ha impedido alcanzar las dos demandas más firmes de la sociedad: el crecimiento sostenido y la estabilidad de precios.

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