La mentirita

Encuesta: ¿cómo se vive la cuarentena en el conurbano y cuáles son los peores temores de la gente?

Hernán Reyes
por Hernán Reyes |
Encuesta: ¿cómo se vive la cuarentena en el conurbano y cuáles son los peores temores de la gente?

Cuando Alberto Fernández asumió la Presidencia de la Nación a finales de 2019 sabía que debía preparar al país para soportar las inclemencias del próximo invierno, pero nunca pensó que el frío sería precedido por un virus letal procedente de China que cambiaría el curso de la historia.

Después de cuatro años, Mauricio Macri dejaba un país sumido en una profunda recesión económica con urgencias laborales, productivas y sociales, una inflación interanual del 55% (250% acumulada entre el 2015-19), niveles de pobreza cercanos al 40% y una deuda impagable que representaba el 93% del PBI.

En este contexto, el presidente Alberto Fernández definió dos prioridades para los primeros meses de su gobierno: renegociar la deuda y aliviar el hambre de la población más vulnerable. Sin embargo, a los pocos meses de lanzar el Plan Argentina Contra el Hambre, cuyo propósito era promover y fortalecer el acceso a la canasta básica de alimentos, la crisis por el coronavirus asestó un nuevo golpe a la sociedad argentina, complicando aún más las posibilidades de reactivación económica.

En el conurbano bonaerense, donde viven 12.300.000 personas, la situación es grave, no sólo porque resulta más difícil cumplir con las medidas sanitarias necesarias para frenar el avance del virus, sino porque las urgencias económicas son más apremiantes. Sin embargo, gracias al esfuerzo que realizan las organizaciones sociales, la Iglesia, la sociedad civil y el Estado, se ha logrado mantener el orden social.

La última encuesta de Reyes-Filadoro en el conurbano indica que la ayuda del Estado, a través de los distintos programas de asistencia directa, está permitiendo paliar los efectos de la crisis económica.

De acuerdo al sondeo, la mitad de la población en GBA experimentó una disminución en el volumen de trabajo y un 12% reporta haber perdido su fuente laboral desde el inicio de la cuarentena.

A pesar de que la economía atraviesa la peor recesión desde la crisis del 2001, el 58% de la población consultada afirma que está pudiendo cubrir sus gastos mensuales pero el 42% no llega a fin de mes y tiene miedo de perder lo poco que le queda.

La mayoría de los bonaerenses (78%) reporta ingresos mensuales en el hogar de menos de $33.000, muy por debajo de la canasta básica total (CBT) estimada por el INDEC en $42.594 para una familia de cuatro integrantes en GBA.

Las medidas de aislamiento social decretadas por el gobierno nacional y provincial redujeron significativamente el nivel de consumo de los hogares. Ello explica por qué, aunque la mayoría de los hogares reporta ingresos por debajo de la línea de pobreza, hay una sensación general de alivio temporario en los habitantes del conurbano, especialmente en los sectores de más bajos recursos donde se registra un aumento significativo del alcance de la ayuda estatal.

Nadie sabe con certeza cómo va a repercutir en la economía doméstica el formidable esfuerzo económico que está realizando el gobierno para contener a la población mientras transita el pico de la pandemia y negocia un acuerdo con los acreedores de la deuda para evitar un nuevo default.

Lo que sí se sabe, es que no es posible sostener el actual nivel de gasto por mucho tiempo más. “Contener” a la sociedad es un objetivo de mínima, necesario en tiempos de crisis, pero insuficiente si se aspira a superar los serios problemas estructurales que frenan el desarrollo e impiden transformar a la sociedad.

Así como se observa un inusual nivel de conformidad en el estado de ánimo de los bonaerenses, en los últimos meses se registró una disminución del nivel de delitos. Sin embargo, esta situación de relativa calma, podría verse alterada cuando se haya superado la crisis epidemiológica.

En una reciente entrevista por El Destape Radio, la nueva interventora del Servicio Penitenciario Federal, María Laura Garrigós afirmó que “el día que salgamos de la cuarentena vamos a tener un pico de delitos contra la propiedad”.

Salir de la cuarentena no va a ser fácil, especialmente en el conurbano, donde todavía no está claro cuál será la magnitud del daño que dejará la crisis en el entramado productivo y social.

Construir una “nueva normalidad” va a exigir cintura política, sensibilidad social, esfuerzo y creatividad de todos y todas, pero sobre todo va a necesitar un plan para transformar al actual modelo de “contención” en un modelo que permita transformar y generar la previsibilidad necesaria para que la sociedad no entre en pánico cuando se acabe el efecto de la anestesia, abra los ojos y descubra que todo ha cambiado.